Velaí! Voici!

‘Las cigarreras’ de A Coruña y las de ‘Carmen’ de Bizet

Seguimos en verano, pero, en Galicia, ya se percibe un aire otoñal. Las borrascas que empezaron a llegar a finales de agosto y en la primera semana de septiembre, que tanto echábamos de menos, contribuyen a esa atmósfera. También el inicio de la temporada teatral, que hace que algunos espacios de artes escénicas salgan de su letargo estival. En este sentido, el inicio del curso académico siempre tiene un halo primaveral, debido a los estrenos de obras que florecen en los escenarios en esta época. Velahí uno de los aspectos que hacen bonita la vuelta al cole.

La primera alegría que tuve coincidió con el final de las fiestas de María Pita en A Coruña, el 24 de agosto de 2025, en la plaza que lleva su nombre. Fue la recuperación de un género escénico lírico y tradicional: la estampa gallega, que combina música, teatro, canto y danza, en un contexto costumbrista. Asumido aquí en una reelaboración más contemporánea. Se trata de ‘AS CIGARREIRAS’, un espectáculo producido por la coalición entre la Banda Municipal de A Coruña y el Coro Gallego Cantigas da Terra, fundado en la ciudad herculina en 1916, junto con el grupo de danza Santaia.

Cantigas da Terra alberga el coro, el grupo de gaitas y el grupo de teatro, dirigidos por Isabel Risco. Ella fue, precisamente, la encargada de dar cuerpo y voz a María Pena Barreiro, una de las trabajadoras de la Fábrica de Tabacos de A Coruña que, el 7 de diciembre de 1857, lideró la revuelta de los cigarreras debido a las precarias condiciones laborales. La Fábrica de Tabacos fue escenario de las primeras luchas sindicales lideradas por mujeres que se libraron en aquella época en toda Europa.

Junto a Isabel Risco, actuaron Victoria Pérez, Manuel Fernández, José Losada y Alberte Bello, además de los miembros del grupo de teatro Cantigas da Terra. Carlos Ares se encargó del texto, Estefanía Gómez e Iván Villar (conocidos por su trabajo en Nova Galega de Danza) de la dirección de movimiento, Suso Montero de la escenografía y Marta Horjales de la coordinación general del proyecto. Un macroespectáculo en el que participaron cien personas.

En tres actos, representaron el contexto de las mujeres que trabajaban en la fábrica, explotadas y sin derechos, en comparación con los hombres, que eran los jefes u ocupaban puestos de gerentes y supervisores, con mejores condiciones que ellas. El estilo folclórico de la música, en el buen sentido de la palabra, con toda la potencia instrumental y vocal, en melodías que remiten a finales del siglo XIX y principios del XX, contrastaba con una austera concepción estética teatral. Dotada de cierto tono ritual, en las procesiones en fila o en círculo, o en la mecánica repetitiva, coreográficamente estilizada, del trabajo manual de fabricación de cigarrillos, contrasta con momentos de clímax dramático, en las escenas de enfrentamiento entre las obreras, los gerentes y el jefe, sin olvidar las arengas más épicas, protagonizadas por María Pena Barreiro.

‘AS CIGARREIRAS’ es una estampa gallega, reformulada desde una sensibilidad actual, que hace que el público reunido disfrute del espectáculo musical, coral, dancístico y teatral, del sabor genuino que nunca pasa de moda, y porque nos recuerda o descubre un capítulo de nuestra historia, protagonizado por las obreras, que es un ejemplo a muchos niveles.

Desde la Fábrica de Tabacos de A Palloza en A Coruña, y aquella revuelta de 1857, hasta la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla en 1820, retratada en la novela corta ‘CARMEN’ (1845) de Prosper Mérimée. O, mejor dicho, a su adaptación como libreto operístico, realizado por Henri Meilhac y Ludovic Halévy para la ópera homónima de Georges Bizet.

Coincidiendo con el 150.º aniversario de su estreno, en la Opéra Comique de París en 1875, pudimos disfrutarla en 2025 en el Pazo da Ópera de A Coruña, los días 5 y 7 de septiembre. Ha sido la inauguración de la LXXIII temporada lírica de la Asociación Amigos da Ópera de A Coruña, en una producción del Gran Teatre del Liceu de Barcelona, con dirección escénica de Calixto Bieito.
Carmen es también una cigarrera, además de una mujer emancipada y libre, entre el amor de Don José, el soldado, y el de Escamillo, el torero.
Estamos ante una ópera muy popular, con melodías pegadizas y escenas de pasión erótica, que la imaginación caracteriza como amorosa.

Gianluca Martinenghi, al frente de la Orquesta Sinfónica de Galicia, dotó a la música de una densidad fina y delicada, sin exacerbar los matices apasionados y trágicos de la propia partitura. Calixto Bieito, con su puesta en escena, logró sorprendernos, a pesar de ser una de las óperas más conocidas. El mástil fálico con la bandera española, los coches viejos Mercedes y el toro de Osborne son iconos patrióticos, a lo que se suma una estética entre ‘Torrente’ de Santiago Segura y ‘Jamón, jamón’ de Bigas Luna.
De Bieito, que despuntó como director en los años 90 en Barcelona, he visto varias obras, pero recuerdo especialmente una puesta en escena muy potente de ‘La vida es sueño’ de Calderón de la Barca, también ambientada en la arena circular de una plaza de toros. En esta ‘CARMEN’, ese espacio simbólico tendrá una importancia capital, no exenta de ironía, mezclando Eros y Tánatos. Al igual que la banda de contrabandistas, que acompaña a la protagonista, o el estamento militar, representan dos formas, en cierto modo paródicas, de “españolez”, que aúna orgullo, picaresca, descaro, candor, pasión y fiesta. La puesta en escena de Bieito es provocadora y eficaz, pues consigue evitar que las situaciones dramáticas caigan en una pose acartonada, pretenciosamente fiel o historicista. Las escenas funcionan y captan nuestra atención.

También disfrutamos de un buen reparto, en el que destaca la Carmen interpretada por Sofija Petrovic, con una voz profunda y una apariencia exuberante. Micaela, interpretada por María José Moreno, es conmovedora, capaz de transmitir todo el contraste entre sentimientos menos convulsivos y más profundos, frente al arrebato y el tumulto que la rodean. Y Don José, de Oreste Cosimo, convence tanto por su interpretación como por su voz, resolviendo escenas nada fáciles.

Así ha comenzado, para mí, la temporada teatral que coincide con el inicio del curso escolar, con una estampa gallega actualizada y una de las óperas más conocidas que, a pesar de eso, nos sorprendió.

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