Sud Aca Opina

Animal de costumbres

Nos creemos superiores a cualquier otra raza viviente, pero en el fondo, no somos más que seres de costumbres adquiridas, igual que el perro de Pavlov, salivamos por un reflejo condicionado dado por la reiteración sin que medie nuestra voluntad o un supuesto intelecto superior.

¿Cuántas veces no nos hemos sorprendido a nosotros mismos tarareando una canción que consideramos desagradable, pero que, por fuerza de escucharla repetidamente, al menos nos hace seguir el ritmo moviendo la patita?
Esto de acostumbrarse a algo, puede llegar a ser muy dañino. No hablo de ninguna substancia considerada ilícita ni de adicciones menores como el azúcar, la sal, las grasas, el tabaco o el alcohol. Ni siquiera hablo de excesos, sino simplemente de acostumbrarse.

Al menos en mi país, nos tienen tan mal acostumbrados a la sal y el azúcar, que muchos, antes de probar su comida, simplemente le agregan ¿Por qué? Porque sí.

De grasas, tabaco y alcohol, ni hablar. Tenemos un problema de salud pública con esto de la obesidad infantil, a pesar de todas las restricciones que se le han puesto al consumo de tabaco, muchos lugares aun huelen a nicotina y el alcoholismo, sigue siendo un enorme problema.
¿Alguien podría afirmar categóricamente que un niño, al consumir por primera vez cualquiera de estos productos, realmente le agradó? Por supuesto que no. Son gustos Adquiridos por la repetición, lo mismo que el tararear esa canción que odiamos.

Entonces ¿en qué momento transformamos lo desagradable en algo, no solo agradable, sino que indispensable?
Modelos de referencia, repetición, las actuales fake news, la publicidad engañosa…

Algún experto en el comportamiento humano como un psiquiatra, psicólogo o sociólogo podría dar una mejor explicación que este torpe intento de dilucidar como nos transformamos en un agente negativo para nosotros mismos.
Algunas diciplinas de manipulación de la mente humana tales como la publicidad o la política, saben de sobra, como inducirnos a tales comportamientos con el único propósito de lograr sus objetivos ya sea de venta o de poder.

Lo peor de todo es que muchos estamos conscientes de esos mecanismos, pero lamentablemente caemos una y otra vez en la trampa de manipulación. Ni siquiera nos obligan, seducen nuestro inconsciente para crear una necesidad o una imagen acorde a los intereses de unos pocos.

El gigante del norte sabe perfectamente como hacerlo; ha exportado a nuestras tierras esa obesidad extrema por el exceso en el consumo de grasa en hamburguesas, pollos y pizzas, y de azúcar con sus bebidas capaces de darnos alegría y cafés en vasos de un litro.

De vez en cuando ¿por qué no? pero todas las semanas o en todos los desayunos, eso se hace insostenible.

No nos podemos abstraer absolutamente de este mundo consumista anti sanitario, pero al menos podemos moderarnos, y por sobre todo, dar el ejemplo a nuestros hijos.

¿Quién dijo que consumir alcohol es malo? Nos relaja, nos pone mas sociables, nos ayuda a compartir con otros, claro está, que hay que saber ponerse los límites, porque a nadie le gusta compartir con un borracho que acaba de vomitar en la mesa y se orinó en sus pantalones.

Somos animales de costumbres y perfectamente, así como malamente nos han acostumbrado a un consumismo que nos enferma, perfectamente nos podemos acostumbrar a disfrutar de cosas simples como la naturaleza o compartir una buena conversación con amigos.

Vale la pena intentarlo, aunque seamos considerados anti sistema. Una Coca-cola menos no va a hacer quebrar a la compañía.

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