Arquetipo y personaje
El arquetipo no es un término proveniente del campo teatral como sí resulta ser el de personaje. Es bien conocido que, a lo largo de tantos siglos, el teatro termina alimentándose de nociones o palabras que pertenecen a otras instancias del conocimiento. De la misma manera, los otros campos, tanto el científico como el de las humanidades, apelan a la implementación de términos propiamente teatrales. De hecho, este intercambio o préstamo de conceptos siempre me ha parecido “saludable”, puesto que se puede asumir como un indicio de que cada disciplina necesita ampliar sus propios límites para poder plegarse y desplegarse en ese enorme y complejo tejido de la cultura.
Cuando se reflexiona sobre el personaje, bien sea en términos analíticos o creativos ¬–otra vez la doble vía de la que hablé en la columna anterior–, más pronto que tarde aparece la idea del arquetipo. El arquetipo es, sobre todo, un término empleado en el psicoanálisis por Carl Jung que, además, está vinculado con el del inconsciente colectivo. Dicho de una manera general, el planteamiento teórico jungiano vendría a ser que, desde la antigüedad, desde la existencia de los primeros seres humanos, nuestro cerebro almacena unas experiencias, unos símbolos, unas informaciones en la zona del inconsciente, que se transmiten de generación en generación. En ese orden de ideas y en relación con la reflexión sobre el personaje teatral, los arquetipos son unos patrones, modelos, referentes de comportamiento o de la personalidad que se encuentran en el inconsciente de toda la humanidad, independientemente de la cultura a la que cada uno de nosotros pertenezca. Y como apunta Christopher Vogler, en el libro El viaje del escritor, los arquetipos “supone una herencia compartida para la especie humana en su totalidad”. Así pues, toda la humanidad comparte la idea, por ejemplo, del “Sabio”, de lo que implica ser un “sabio”. Y, para redondear, como dije antes, los arquetipos se pueden convertir en herramientas creativas, para el diseño de personajes o en herramientas analíticas, para aplicar al estudio de personajes. Efectivamente, se pueden construir personajes arquetípicos.
Los personajes arquetípicos, pese a que en primera instancia podrían confundirse con clichés, en realidad están en el polo opuesto, pues son personajes nada comunes y corrientes. Un arquetipo es un personaje que brilla por su singularidad, por su especificidad. El arquetipo es un poderoso material con el cual indagar y explorar la construcción de personajes.
Domingo 27 de octubre
Bogotá, Colombia.