Escritorios y escenarios

Carta a mis estudiantes, porque tienen miedo

Estimadas:
Una de ustedes me ha dicho que tiene miedo de no saber cómo hacer para escribir aquello que es “serio” en el trabajo de investigación-creación. Aquello que tiene que ver con la descripción del proyecto, en donde se debe dar cuenta de unas preguntas, unos objetivos, unas categorías y un marco teórico. Y ya el miedo te tiene paralizada. Porque no logras ver cómo esta estructura “seria” se relaciona con la otra, la de la creación. Yo te digo, no le pongas tanta atención a ese miedo, porque es un inútil, te petrifica y el arte es acción. Pero no sé cómo hacer para que, de verdad, no lo sientas.

La otra, debería estar recolectando materiales para empezar a elaborar un proceso creativo. Pero lo cierto es que no has sido capaz de almacenar tus impresiones, porque, una vez más, lo “serio”, que me parece tan grande y pesado como el ancla de un barco, te tiene inmovilizada en el fondo del mar y no te permite, ni respirar ni moverte. Quieres controlar de antemano los resultados y lo cierto es que no aparecerán hasta que te permitas emprender el viaje. No quieres viajar. Te he dicho, exagerando, que tienes que irte a vivir a la calle diez, el espacio público objeto de tus indagaciones. En cambio, crees que con el conocimiento mental que tienes de ella, es suficiente. Y no, no lo es.

Con las dos hablé esta semana y las dos están en una batalla entre: el controlar de antemano lo que debe ser, lo que debería ser y permitir que el juego de la creación y el descubrimiento les vaya anunciando el camino. Ya no sé cómo más decirles que jueguen, que escriban pequeñas ficciones, que produzcan insumos creativos desde la pintura, la música, la literatura, lo teatral, desde donde les apetezca. Que, quizás, jugando a ser artistas encuentran lo que están buscando, ya les dije que, al menos en este caso, la práctica artística es la mejor brújula.

Y sé que están aterradas. Porque es un camino que no se deja ver, solo aparece cuando el caminante se aventura a dar los primeros pasos. Unos pasos que parecen ir en dirección al vacío. Y aunque esos pasos sean torpes, aunque haya tropiezos y pérdidas de equilibrio, hay que caminar y seguir caminando, porque como dice la canción: “caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

Domingo 3 de septiembre del 2023

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