Y no es coña

Cómico, grotesco, patético

Si el calor, la sequía, el calentamiento global nos lleva a tener escasez de horchata de chufa, la incidencia de esos fenómenos en la creación en artes escénicas, su distribución, exhibición y, todavía más, los matices en su recepción que tanto dependen del lugar, la hora y del límite en el aire acondicionado, nos coloca ante una disfunción sistémica, que unida a la despenalización térmica, entramos en una excedencia del arbitraje comedido para colocarnos en el jaleo de la purga de Benito que en términos electorales significa que el miedo cuida la huerta.

He pasado la semana pasada en Palma del Río que celebraba la cuadragésima edición de su Feria de Teatro en el Sur, con las altas temperaturas habituales, pero con actividades paralelas que van convirtiendo cada año esta cita en una suerte de fuente de conocimiento añadido, especialmente para gestoras. Entre otra cosa porque es notable la sustitución en los puntos clave de autonomías y ayuntamientos de las responsables de los asuntos de las artes escénicas. Este cambio de personas debe tener, por lógica, una repercusión directa en lo que se proponga, siempre comprendiendo que casi todo es relativo en estos asuntos ya que, desgraciadamente, se sigue con una fea y nefasta costumbre, la de cambiar a los responsables de los teatros, festivales o programas con el cambio político en el poder. Y sucede este recambio forzado sin objetivo claro, aunque sea del mismo partido político, asunto que no contribuye en absoluto a mantener una coherencia y una estabilidad en todo aquello que sirva para lograr unos resultados suficientes en la respuesta de los públicos a las programaciones lo que nos lleva a mantener posturas muy conservadoras y dependientes de las tres o cuatro productoras teatrales del oligopolio.

Esta Feria madura acoge a las producciones andaluzas más relevantes, junto a algunas obras invitadas. En una semana se puede entender someramente por dónde van las propuestas actuales, aunque siempre es algo parcial y colocado en el tiempo que va desde el momento que se toman las decisiones para cerrar la programación, por lo que se supone que existen propuestas que no han entrado, otras que no han llegado a tiempo y aquellas que se mueven en otras coordenadas. Por lo tanto, mi impresión se basa en aquello que vi con entusiasmo, expectativas y las sorpresas que me llevé, tanto para bien, como para la duda razonable, lo que me lleva a declarar que en su conjunto fue una buena Feria, una programación muy sugestiva que me imagino puede servir para cubrir porcentajes elevados de las programaciones de aquellas localidades que pueden contratar las obras presentadas.

Al ponerme a escribir esta homilía tenía intención de hacer un recorrido nominativo sobre las obras vistas, pero al ver el resultado de las obras galardonadas y señaladas por el Jurado, me abstengo porque la calor aprieta, el horario se me encoje y mis apreciaciones empiezan a parecerme cada vez más subjetivas y cargadas de nociones no tan claras, debido a que la edad nos hace relativizar casi todo o mucho, lo que me lleva a reflexionar sobre un asunto que me lo provocó algún programa de mano recibido en Palma, pero que me lleva mucho tiempo preocupando, y después de la feria he visto dos espectáculos más en Madrid que abundaban en esta investigación primaria.

Me explico. Por costumbre adquirida, nunca leo el programa de mano, ni las entrevistas, ni nada que me condicione para ver y crearme una opinión de la obra que voy a ver. En lo anteriormente expresado hay multitud de grasa contradictoria porque muchas obras han aparecido en reportaje previo en la revista ARTEZ, en otras ocasiones hasta me ha tocado conocer del texto como jurado y en muchas más, la obra que se representa la he visto decenas de veces en versiones diferentes durante mis cuarenta y cinco años dedicado profesionalmente a estos asuntos relacionados con las artes escénicas.

Por lo tanto, me hago una idea, elaboro mis reflexiones inmediatas, las cocino, las maduro y si tengo alguna duda voy entonces al programa de mano o a la referencia donde se explique la sinopsis y parte de su contenido, esos escritos que están cargados de malas intenciones pues se hacen, desgraciadamente, no con intención de informar, sino con vocación de interesar con argucias de mercadotecnia a programadores, públicos despistados, periodistas desinteresados y críticos angelicales.

Esos mensajes publicitarios se recargan con ideas básicas, en muchas ocasiones distantes de manera sideral con el real contenido y se utilizan nociones muy poco adecuadas. De tal manera que intentaba hoy hacer una mínima disquisición teórica y práctica para dejar claro, en mi opinión aposentada en la reiteración y el estudio empírico, la diferencia entre lo cómico, lo grotesco y lo patético. Será otro día porque me he ido encendiendo por dentro y podría ahora mismo añadir llamas a este infierno térmico.

Tengan todos mucho cuidado. A mis amigos y artistas a los que admiro, a los desconocidos, a los despistados, a distribuidores, agentes de ventas y de comunicación, por favor, ajusten, vayan al diccionario y después expongan sus eslóganes para interesar a públicos cautivos o librepensadores.

De momento dar las gracias a Ramón y Pepe de Palma del Río por su amabilidad y criterios profesionales para mantener su Feria con alto interés, confiar en que el cambio de equipo de gobierno no le reste posibilidades para mantener el mismo nivel en la edición del año próximo. Nos vemos en los teatros.

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