Y no es coña

Cuando todo vale

Los que superamos la barrera de los setenta y seguimos dando la turra vamos configurando una especie en trance de extinción. Si nos atenemos a los últimos obituarios que acabamos de garabatear, nos vamos quedando muy solos y desperdigados. Por eso en un lunes festivo que es fecha del calendario católico de gran relevancia familiar, las sensaciones de finitud se acrecientan. La nostalgia no es buena consejera, ni siquiera para escribir boleros, pero el optimismo alterado por el algoritmo y la estadística nos puede colocar en el frontispicio de un castillo de juguete. Ni estamos tan bien de salud, ni tan mala de memoria y si hemos llegado hasta aquí es porque se han juntado la calidad de los materiales genéticos, las reacciones químicas de nuestras entrañas con estímulos externos y porque después del catecismo del padre Atete nos agarramos a otros catecismos más propensos a la ética que a la moral dogmática. No había una paloma como fundamento, había un objetivo social a lograr colectivamente.

Cuando dentro de una semana nos volvamos a encontrar en estos territorios, habré pasado por una mesa de operaciones de cardiología para que un equipo especializado me cambie el marcapasos. Se supone que es para mejorar mis prestaciones generales . He pasado durante este año unos meses muy fastidiosos, situación que ahora, por diversas razones no es tan evidente, por lo que, entre la medicación y las decisiones personales en cuanto alimentación, rituales de vida y manera de afrontar los problemas y las ilusiones han contribuido a esta manifiesta mejora. Por ello, entro en fase de turbulencias hasta que lo nuevo que lleve pegado a mi pecho entre en funcionamiento y mejora mi rendimiento físico y mental, lo que siempre ayuda a que el alma se serene o se convierta en material poético y no patológico.

Y en todo esto, como es notorio, mi vida profesional, mi día a día, está vinculado al periodismo y las artes escénicas. Detallo más: a un periodismo que fluctúa entre lo político en términos de lo circunstancial, nada teórico y las críticas de teatro, o esta otra parte más voluntariosa, la de mantener una revista de teatro en papel ARTEZ, un periódico digital dedicado a las artes escénicas, www.artezblai.com y una editorial dedicada a las artes escénicas de manera exclusiva, tanto en literatura dramática, como en proporcionar opiniones, investigaciones, aportaciones para la práctica y la teórica. También está la Librería Yorick, dedicada exclusivamente a libros de Artes Escénicas.
Es obvio, no hace falta más explicaciones, no se sabe si es amor al Teatro o simplemente obsesión. Quizás sea una manera de llegar a sentirse útil dentro de un medio tan hostil.

Renuevo cada día, al despertarme o al acostarme, mi compromiso con quienes hacen desde todos los puntos de ejecución artes escénicas. No es solidaridad, es simplemente pertenencia. Desde la comunión absoluta hasta la discrepancia más evidente, todas las personas dedicadas a las Artes Escénicas son de “los míos” Insisto, hasta los más conspicuos denigrantes de los principios básicos de un teatro ambicioso en su contenido cultural, merecen mi respeto, muy crítico si es preciso, pero entiendo que deben existir todas las maneras de propiciar a la sociedad ese bien común que llamamos Teatro.

Pero eso no impide que me posicione frontalmente contra la degradación Que señale a quienes pudiendo mejorar todo el conjunto, se limitan a sobrevivir, a continuar una tarea malversadora de esperanzas que es la de convertir la mediocridad en panacea . Hablo de conservadurismo, de los clanes, de los aplausos fuera de contexto, de los fans, de las adhesiones inquebrantables. Yo deseo discrepar a tope con quienes hacen algo que me parezca mal, pero que se pueda argumentar. No soy capaz de soportar al coro de paniaguados, de seguidores del líder de turno que van haciendo algo inocuo, sin ninguna idea más allá de cumplir el expediente y el presupuesto.

Y me paro. No he hecho testamento. Me gustaría saber dónde se van a exponer las más de trescientas cincuenta camisetas de festivales que fue acumulando Guillermo Heras. Y los cientos de escritos sueltos que merecerían ser compendiados. Y de Fermín Cabal, reunir todas las obras que tenga en los cajones o en la carpetas de su ordenador. Son ejemplos oportunistas, como se puede ver. Todo vale, cuando menos, un suspiro.

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2 comentarios

  1. Bien, coño, Bien, bastante bien, ínclito CGZ.
    Espero que tu operación salga bien y podamos seguir leyendo tus ilustrados artículos. Un abrazo, amigo.

  2. Que tu nuevo marcapasos continue a marcarnos un ritmo, a dar cuenta, a llamar las cosas por su nombre. Con el coraje que podemos tener los setentañeros: nada que perder, amistades que justificar. Mal que nos pese, o pese a tantos, encarnamos un tiempo, una epoca del teatro: somos presente y al mismo tiempo memoria. No se nos puede engañar, hemos visto tanto que a veces es fatiga silenciar los recuerdos para ver lo que pasa de veras en esa escena que los llama: ver lo que hay, y contarlo. Por cierto podemos no caer bien, padecer lo que en argentina llamamos ninguneo: quien sos, quien crees que sos? Y pues, somos. Tu has asumido ese rol como pocos, con un humor poco habitual en este campo, dejar testimonianza.
    De lo que ha sido, de lo que va siendo. Un gran abrazo y buenas pilas
    Horacio

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