Otras escenas

‘Culture a sistema’ o Las barbas del vecino

Jueves día tres de mayo de 2012. Llego a Roma por la mañana, nervioso, me da mucho respeto tener que participar en una mesa de trabajo y hablar de soluciones o modelos posibles en un momento en que todo está yéndose a pique. También me falta mucho por conocer, y no sólo acerca de la situación del panorama cultural italiano actual. Pero hay que echarle coraje. Haremos lo que se pueda y más.

Marco me espera en el aeropuerto. Pasamos por el local de su compañía, Ondadurto Teatro, y recogemos un material que hay que llevar a la sala de conferencias. Casi todo está apunto para iniciar el ciclo de coloquios ‘Culture a sistema’. Estaremos hasta el sábado debatiendo.

Marco me deja en el hotel. Leo y releo el guión que llevo preparado para la charla de la tarde. Como algo y camino hasta ‘La Pelanda’ espacio de producción cultural que existe dentro del Museo de arte contemporáneo romano Macro. El verano parece haber llegado a Roma, el calor es casi fatigoso.

La primera persona a la que saludo es Lorenzo Pasquali, también de la compañía Ondadurto Teatro, uno de los organizadores de las jornadas. Continuo con los compañeros de mesa presentes: Fabrizio Gavosto, director artístico del Festival de Mirabilia (Fossano); Patricia Demé, coordinadora de Hors les Murs; o Kristin Jones, responsable del proyecto ítalo-americano de artes visuales ‘Tevereterno’. Los otros están por llegar.

Es muy importante que todo vaya bien. Las jornadas ‘Culture a sistema’ van a ser un espacio de debate y asamblea en el que una amplia representación de profesionales del mundo de la cultura italiana se ha propuesto no sólo oponerse a la política actual de desertificación omnipresente, sino empezar a planificar seriamente «otro» sistema cultural. Se van a buscar soluciones para definir un sistema accesible, ético y sostenible.

En nuestra mesa se habla de espacio público y de creación en espacios no convencionales. Cada cual comparte su experiencia como miembro de un proyecto, y también su punto de vista personal. Una vez más, se habla de la falta de reconocimiento de las Artes de Calle a nivel institucional – cuando cada día tengo más claro que se trata de uno se los géneros que pueden contribuir más y mejor a lo que llamamos la construcción de Europa a través de la cultura-. Por otro lado, y como momento estelar, se me ponen los pelos de punta cuando Lorenzo habla de la ordenanza municipal del ayuntamiento de Roma que prohíbe cualquier manifestación artística en el espacio público. Al cabo de nada caigo en que el recorte de libertades individuales tan extendido también en nuestra tierra. No sé de qué me escandalizo.

El tema es que una semana después de que en Tàrrega acordáramos con el sector catalán trabajar en la redacción de una hoja de ruta para el reconocimiento y desarrollo de las Artes de Calle, al final de aquella jornada me encontraba dando apoyo a un decálogo que perseguía exactamente lo mismo, pero con diferente urgencia. Si aquí el caso consistía en corregir una anemia galopante a base de transfusiones, hierro y vitaminas, en Roma el tema es de torniquete.

El viernes las mesas se suceden. Más o menos resolutivas, pero todas con diálogos encendidos. Se habla del rol del operador cultural, del reconocimiento de la profesión, del ámbito contemporáneo y de la investigación escénica, de ‘otros’ modelos de producción y exhibición, de políticas culturales y territorio, de la praxis de la administración pública…

A medida que avanzan las discusiones y las pausas –espacio de encuentro muy fértil que complementaba el foro abierto- más me viene a la cabeza el conocido refrán sobre las barbas del vecino. Hablo con muchísima gente, escucho todo cuánto puedo. Y cuánto más escucho más me enfado. También más me emociono. La fractura entre la clase política y la sociedad es alarmante. No es una grieta, es un abismo. Lo emocionante –aunque no menos doliente- es que en respuesta a la situación, la sociedad civil está asumiendo la responsabilidad de los políticos. La sociedad está actuando. Sin ir más lejos, a finales del pasado 2011 el popular Teatro Valle de Roma fue ocupado por trabajadores del mundo del espectáculo, con la voluntad de ejercer una lucha directa y auto-organizada contra los repetidos ataques al mundo del arte y el conocimiento, en contra de los recortes a la cultura y los derechos de la ciudadanía.

Durante una de las pausas, conozco a Charalambros Ganotis, del colectivo artístico-activista hamburgués Schwabinggrad-ballett. Hablamos de la reciente acción de su compañía delante de la embajada alemana en Atenas, del papel de Alemania en la crisis socioeconómica europea, de cómo la sociedad alemana vive felizmente ajena a la realidad del sur de Europa, de las elecciones griegas, del papel de los medios de comunicación en la crisis, y también del feroz ataque a la democracia que estamos viviendo, que empezó por dinamitar sus cimientos ensañándose con el país que acuñó tanto el vocablo como el sistema político.

El día siguiente Roma despierta efervescente. Se suceden diferentes manifestaciones. Una de ellas en contra de la privatización del agua. Por nuestra parte, en ‘La Pelanda’ empezamos a trabajar con las conclusiones de las jornadas. Me entero que en la sala contigua a la nuestra los trabajadores de lo ‘inmaterial’ –representantes de colectivos italianos de autónomos, artistas o investigadores de todo el país- se reúnen con tal de frenar una situación que les puede empujar a una desprotección prácticamente total; eso sí, pagando los impuestos más elevados de la historia de la democracia. Su gobierno está a punto de lanzar una ley del empleo tanto o más agresiva que la recién aprobada en nuestro país.

De los responsables políticos asistentes a las mesas de la mañana, no queda casi ninguno. A los periodistas tampoco les importan las conclusiones. Nos quedamos los de siempre. Creo firmemente que esta lucha puede y debe ser transnacional. Pactamos apoyarnos en lo venidero. Los italianos continuarán trabajando y los invitados seguiremos de cerca.

La velada se cierra con la actuación nocturna de diversas compañías. Cervezas y más charla. Alguien me habla de la ‘superluna’, de que el satélite terrícola puede verse más grande y más brillante que nunca. También me comentan acerca de su influjo sobre la naturaleza. En unas horas llegará el ‘superdomingo’. Francia, Grecia y Serbia eligen presidente. También siete millones de italianos alcalde.


Mostrar más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba