‘El cant dels ocells’, la atrevida película de Albert Serra (Banyoles, 1975), que todavía está en cartel el dos salas barcelonesas, se alzó con los trofeos a la mejor dirección, al mejor largometraje en catalán y a la mejor fotografía en la primera edición de los Premis Gaudí del cine catalán. Una superproducción con reparto internacional, y la dirección de Woody Allen –Vicky Cristina Barcelona–, le dio réplica y se llevó también tres galardones: mejor película en lengua no catalana, mejor actriz secundaria (Penélope Cruz) y mejor música original.
Forasters, la cinta de Ventura Pons que partía como gran favorita con 10 candidaturas, se marchó como la gran derrotada, aunque consiguió uno de los premios grandes: el de mejor actriz principal, que recayó en la veterana Anna Lizaran.
Otra artista de larga trayectoria, Mercedes Sampietro, se llevó su primer reconocimiento al otro lado de la cámara, en su debut como directora del cortometraje Turismo, que fue rodado en solo dos días en Barcelona. Bienvenido a Farewell-Gutmann, el segundo largometraje de Xavi Puebla, también obtuvo dos gaudís de los de marcharse de la ceremonia con una sonrisa pintada: mejor guión y mejor actor secundario, Pep Anton Muñoz.
Los académicos se decantaron igualmente por un intérprete sólido y de amplia carrera como Jordi Dauder para asignar el trofeo al mejor actor. Fue por su papel en Azaña, todavía no estrenada en Barcelona, aunque sí en otras poblaciones catalanas. Dauder, como Penélope Cruz, no pudo acudir a recoger su trofeo por encontrarse trabajando.
Estos galardones, creados por la recientemente constituida Acadèmia del Cinema Català, cuyo presidente es Joel Joan, sustituyen a los antiguos Premios Barcelona. En la ceremonia de anoche estuvieron el presidente de la Generalitat, José Montilla, el del Parlament, Ernest Benach, el conseller de Cultura, Joan Manuel Tresserras, y el alcalde Jordi Hereu, entre otras autoridades.
El reconocimiento al mejor filme europeo fue para una cinta española, Camino –con presencia de artistas catalanes como el mismo Jordi Dauder y Carme Elias–, dirigida por Javer Fesser, que superó a grandes producciones que estaban nominadas como Happy. Un cuento sobre la felicidad, de Mike Leight, Retorno a Brideshead y La duquesa de Langeais. Transsiberian, de Alain Beainée, tampoco se fue con las manos vacías. De cinco nominaciones consiguió dos: la mejor dirección artística y el mejor montaje.
Por su parte, Albert Solé cosechó el premio al mejor documental por Bucarest i la memòria perduda, la película en la que rinde homenaje a su padre, el exdiputado socialista Jordi Solé Tura, que sufre alzhéimer.
La ceremonia, televisada en directo por TV-3, tuvo como conductora a la actriz Clara Segura, que en cada una de sus apariciones (y fueron unas cuantas) lució vestido y peinado diferentes, a cual más audaz. La que fue compañera de reparto de Joel Joan en Porca Misèria estuvo chispeante toda la noche.
También aderezaron la velada la música de Cabo San Roque, el baile de Camut Band, percusiones de Mortimer, coreografías de Sol Picó, el humor de Monti y la actuación de la Coral Sant Jordi.
