Nunca me había fijado en la figura de la “Final Girl”, en las películas de terror, hasta el singular espectáculo, homónimo, de Rina Marques, dirigido por el payaso Rui Paixão. Fue gracias a Palcos Instáveis, en coproducción con el Teatro Municipal do Porto (Teatro de Campo Alegre, 26 de septiembre de 2025), que pude descubrir esta inflexión en términos de danza, teatro, clown, etc.
Hay en el espectáculo, más allá de las referencias a la figura matriz y motriz de la “Final Girl”, un estilo que, de alguna manera, me recuerda a la danza iconoclasta de Marlene Monteiro Freitas: el lado fantástico, cierta hipérbole expresiva, muy visual y cinética, que me atrevería a llamar neo-expresionismo posdramático, y también otras cosas para las que aún no encuentro las palabras. Sin embargo, lo importante es que se trata de un espectáculo que no nos deja indiferentes y que nos lleva a lo desconocido de lo conocido.
Rina construye, principalmente a través del movimiento y la caracterización externa, un personaje fascinante. Para lograrlo, juega con nosotros, equilibrando la imagen icónica de la última mujer en pie que se enfrenta al asesino en las películas de terror, la alegoría de una heroína en un contexto duro, y la payasa que nos trae un sentido del humor único.
El humor de Rina, en esta ‘FINAL GIRL’, es negro sobre fondo blanco; en otras palabras, mantiene el tono macabro/sanguinolento, como una tensión imaginaria, en un entorno escénico blanco entre la “catwalk” y el set de rodaje (o, quizás, el quirófano).
Implantada en este dispositivo escénico tecnológico, donde las luces, el humo, los vídeos y los efectos de sonido actúan con y sobre ella, la “Final Girl” se transforma, permitiendo que sus botas de goma negras cobren vida propia, como si fueran otro personaje, o se convirtieran en parte de su cuerpo, en una dimensión fantástica.
Aunque ‘FINAL GIRL’ juega con referencias familiares, creando una distancia paródica para encontrar la comedia, también consigue estas formas divertidas con una puesta en escena inédita y altamente creativa. Después del espectáculo, me quedé con la sensación de haber visto algo nuevo e inusual.
También salí con la sensación de haber descubierto otra forma de humor, desde una perspectiva femenina que no se conforma con el populismo de los chistes fáciles o los gags inmediatos. Creo que estamos ante un humor mucho más sofisticado y complejo, que no nos hace reír a carcajadas. Este humor se entrecruza con el misterio. Es “pop” e incluso algo “underground”, pero no es populista ni de risa fácil.
‘FINAL GIRL’ podría interpretarse como el espacio que nos permite disfrutar y vislumbrar la posibilidad de otro humor, incluso en las situaciones de supervivencia más extremas.
