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‘El imperativo categórico’ de Victoria Szpunberg estreno en español en el Teatro de la Abadía

El Teatre Lliure vuelve a Madrid y al Teatro de La Abadía del 30 de octubre al 9 de noviembre con ‘El imperativo categórico, en su estreno en español, una producción creada por Victoria Szpunberg, Premio Nacional de Literatura Dramática 2025. Protagonizado por Ágata Roca, galardonada con el Max a mejor interpretación por este papel, comparte escenario con Xavi Sáez.

«El tema que reúne a los personajes de la propuesta es la precariedad en distintos aspectos. La precariedad de la vivienda, la precariedad laboral y moral», destacaba el director artístico de La Abadía y citaba los múltiples reconocimientos que ha obtenido el montaje. El Premio Max y Margarita Xirgu a mejor actriz para Àgata Roca, el Premio Butaca a mejor texto teatral y el Premio Nacional de Literatura Dramática 2025 para Victoria Szpunberg «nos han alegrado, ya que estábamos detrás de este espectáculo antes de todos esos reconocimientos. Además, admiro profesional y personalmente a Victoria Szpunberg y era importante que un día su teatro llegase en este tiempo que estoy aquí en La Abadía», ha concluido Mayorga.

La dramaturga y directora argentina señalaba en su intervención que «la obra la empezamos a ensayar hace dos años y las sorpresas desde entonces han sido muy gratas. Los premios han venido después, pero el verdadero premio es la conexión real con el público». De hecho, continuaba explicando el porqué y es que «creo que pone el foco sobre la precariedad que vivimos todos, pero sobre todo en la precariedad a una edad que suele ser más vergonzosa y cuesta más asumirla».

Sobre El imperativo categórico

En El imperativo categórico, Clara, una mujer común, de unos 50 años, separada e incapaz de conseguir plaza en la universidad como profesora, está a punto de quedarse sin casa y «de repente se siente expulsada del sistema», añadía Victoria Szpunberg. Clara empieza a sufrir unos ataques extraños, se desmaya a menudo y siente unos ruidos persistentes que le invaden con pensamientos oscuros y paranoicos. A lo largo de la función, se topa con varios hombres, interpretados por Xavi Sáez, hasta que su brújula ética se endereza por un hallazgo casual: un cuchillo de cocina afilado.

Lejos de ser un drama o una tragedia, la directora puntualizaba la «gran dosis de humor negro e ironía que impera en el montaje y la manera lúdica que he podido compartir con los dos intérpretes, ya que tanto Xavi Sáez como Àgata Roca tienen mucho sentido del humor y son personas muy inteligentes». Precisamente la directora señalaba la idoneidad de Àgata Roca para interpretar este papel «con muchas capas». La actriz se pronunciaba en este sentido: «tanto personal como profesionalmente este personaje ha sido un regalo; no por el reconocimiento que he recibido en este punto de la carrera, que ha sido muy gratificante, sino por el papel en sí, el de una profesora de universidad que no llega a final de mes».

El retrato social y filosófico de El imperativo categórico

Más allá de la crisis vital que atraviesa el personaje femenino central, el texto de Szpunberg propone una mirada crítica hacia la crisis habitacional. Àgata Roca piensa que es necesario que el teatro fotografíe esta realidad tan latente. «Se habla mucho de que la juventud no tiene acceso a la vivienda, pero esta obra trata su magnitud intergeneracional y el cómo muchas personas adultas sufren por esta problemática. Sin duda, es un tema que cala en el público y, en este sentido, creo que tiene un fuerte poder de empatía, junto a otros temas, como la menopausia o la soledad», comenta la actriz.

El imperativo categórico nace de la experiencia de Szpunberg en su búsqueda de vivienda en Barcelona y parte de la documentación a través de sus propios recuerdos, grabaciones de audio de sus visitas a distintos pisos y testimonios de su círculo más cercano. También, conecta a la directora con sus orígenes formativos, pero en la presentación a los medios aclaraba: «Yo soy dramaturga y la experta en filosofía es mi personaje, pero no soy yo ni la actriz. Mi intuición era hacer dialogar a Kant con Kafka, porque me parece que son, en un punto, contrarios. Si Kant es un filósofo sistémico, relacionado con la filosofía hegemónica y patriarcal, Kafka es un escritor y creador «avisador del fuego», como dice Walter Benjamin, que anuncia desde un lugar no tan racional. Esta dicotomía la vive Clara en la obra, ya que empieza siendo «kantiana» y, poco a poco, se inclina más hacia lo «kafkiano»».

Además de las representaciones del espectáculo, los miembros del equipo artístico tendrán un encuentro para compartir ideas y sensaciones con el público el próximo miércoles, 5 de noviembre, tras la función.

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