Críticas de espectáculos

El Loco/Ballet Nacional de España

Los distintos rostros de la danza
Obra: El loco
Director: José Antonio Ruiz.
Coreógrafo: Javier Latorre
Escenógrafo: Jesús Ruiz
Director escénico: Francisco López
Director musical: Josep Pons
Compositores: Manuel de Falla (El sombrero de tres picos), Mauricio Sotelo y Juan Manuel Cañizares
Orquesta Sinfónica de Madrid. Titular del Teatro Real
BALLET NACIONAL DE ESPAÑA
Teatro Real – Madrid
La evocación de la figura del bailarín Félix Fernández García o Félix, El Loco, es un proyecto que, desde la labor llevada a cabo por Elvira Andrés en el Ballet Nacional de España, ha auspiciado, certeramente, el recién nombrado director, José Antonio Ruiz. La coreografía ideada por Javier Latorre, vio la luz a principios del mes de septiembre en el Teatro Real.
Dividida en seis espacios, proyecta una mirada intimista y próxima al alma de un artista desgarrado por sus propios sueños.
“El Loco” es un viaje circular. Desde el presente oscuro, tenebroso y sobriamente tratado, la memoria del artista camina, rápida, buscando el porqué de las sombras fantasmagóricas que lo rodean y le evocan unos tiempos coloridos y llenos de risas. Así, nos situamos en los orígenes. Un Café Cantante, donde unos empresarios extranjeros admiran la destreza de Félix Fernández García; tanto es así, que será éste quien enseñe unos pasos de baile genuinamente españoles a los que interpretarán una de las obras cumbres del autor gaditano. Hablamos de Manuel de Falla y de “El Sombrero de Tres Picos”.
El bailaor desea interpretar La Farruca, para la que el músico ha creado unos compases pensando en él, en su figura y sus raíces.
El caos y la oscuridad se ciernen sobre el presente del protagonista en el momento en el que descubre que él será un espectador más, anónimo y anodino, en el estreno de su última esperanza.
La nueva coreografía del Ballet Nacional de España, supone la unión absoluta, la exacta conjunción, entre escena y foso.
Las notas de “El Sombrero de Tres Picos” lloran desconsoladas al comienzo del espectáculo, al descubrir el espectro del que fue un ángel sobre el escenario. Llora la sombra blanca y esbelta, al contemplar la realidad del artista. La Musa trata de hacerle sonreír; intenta llevarlo a un ayer hermoso y colorido… Él se niega. El ayer está aquí, en los rostros de los médicos, en los movimientos de sus semejantes que intentan el milagro de un giro prodigioso que acaba roto en el suelo opaco del Hospital de Epsonm. La Musa lo acoge en el dulce sabor de su regazo, lleno de Farrucas, que interpretará él, tan sólo él…
La eterna inadecuación entre el deseo y la realidad, planea en una puesta en escena magnífica, heterogénea y soberbiamente interpretada.
El deseo de la gloria, la realidad de la ingratitud, del olvido y el desarraigo; el deseo de perfección, el ansia porque el talento sea acunado por el cálido abrazo del aplauso. La realidad de la locura y la imperfección de todo el que se apasiona y ama… “El Loco” es la muestra, una vez más, del poder de la interpretación, de la fuerza dramática puesta al servicio de la narración, de la historia y de la memoria; porque la mirada de Félix, El Loco, es la misma mirada de aquellos que se dejan el alma en la artesanía de un arte que lleva en sus letras el sabor de la vida, de las risas, de sus emociones, del alma que habita los sueños del intérprete que ve cómo nunca el telón se alzará ante sí.
El Ballet Nacional de España coloca ante nosotros la historia de muchos Locos que han dado su vida por el arte, que han sabido mirar más allá de los rostros austeros y pétreos, habitantes de un mundo extraño y enemigo… Que han sabido, paso a paso, hacer de sus demonios los ángeles que admiramos en cada pirueta, en cada nota, en cada pentagrama, en cada puesta en escena, en cada coreografía, en cada fracaso y en cada éxito. Haciendo, en fin, de este mundo un lugar menos enemigo y menos extraño…

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