Estrenos

‘El nadador de las aguas abiertas’, teatro balsámico sobre dos vidas enredadas por el mar

Tanttaka lleva a escena un texto de Adam Martín Skilton, adaptado por María Goiricelaya

K Producciones, en coproduccón con Tanttaka, estrena ‘El nadador de las aguas abiertas’, un texto de Adam Martín Skilton adaptado por María Goiricelaya, con dirección de Fernando Bernués. Markos Marín y Adolfo Fernández interpretan la versión en castellano, mientras que en euskera -traducida por Aizpea Goenaga– actúan Markos Marín y Asier Hernández. El estreno tendrá lugar en el Teatro de Rojas de Toledo el 24 y 24 de febrero, y en marzo podrá verse en Getxo, Santurtzi, Zornotza, Leioa, Eibar, Donostia y Barakaldo.

La obra se centra en el personaje de Nilo, un actor mediocre al que ya no le dan trabajo. Su mujer lo ha dejado y él entra en una espiral de pensamientos autodestructivos. Gracias a Walrus, un nadador experto que oculta un trauma familiar, Nilo aprenderá a nadar a los 48 años, y en el camino también recibirá la lección más importante de su vida.

“Este es un relato cautivador -dice Fernando Bernués-. Dos vidas “fortuitamente” enredadas por el mar y, en la orilla, la amistad ejerciendo de literal salvavidas… Es un auténtico regalo narrativo que a su vez insinúa sugerentes posibilidades escénicas y escenográficas”.

Añade Bernués que la naturaleza dramática de la historia invita a una poética alejada del realismo, con una escenografía “naif” de poética teatral. “Si bien las interpretaciones de ambos protagonistas están alejadas de una composición subrayada o farsesca, la plástica inspira un mar, una playa, un cielo, un océano, acogiendo esta bella historia con una sonrisa cómplice, como si desde el escenario se guiñara el ojo a cada uno de los espectadores…”.

En el escenario, cientos de tradicionales cubos de plástico cotidianos, pero transparentes, acogen una playa. En primer término, varias filas de cubos con arena; después, varias filas de cubos llenos de agua y, finalmente, un sinfín de cubos vacíos elevándose hacia el cielo Sobre la transparencia de los cubos vemos, difuminadas, imágenes de agua de mar agitándose o unas nubes llevadas por el viento. Esto, junto a una banda sonora que nos ayuda ubicar los “distintos mares (incluidos los del alma)” nos conducen por una función teatral que Bernués califica de “balsámica”.

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