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El Teatre Lliure estrena ‘Ifigènia’, dirigida por Alícia Gorina

Pere Arquillué y Emma Vilarasau protagonizan un montaje que quiere romper con la perpetuación de las cadenas de violencia y con el imaginario de la virgen sacrificada

El Teatre Lliure estrena ‘Ifigènia’, la primera tragedia que dirige Alícia Gorina, a partir de los textos ‘Ifigenia en Áulide‘ e ‘Ifigenia entre los tauros‘ de Eurípides. Podrá verse durante 6 semanas del 24 de abril al 6 de junio, en Barcelona.

Con Pere Arquillué y Emma Vilarasau al frente del reparto, el montaje realiza una mirada personal, crítica y feminista sobre la perpetuación de las cadenas de violencia, la utilización de los Dioses que hacemos los humanos y los tópicos de la virgen sacrificada.

El espectáculo consta de dos partes, que corresponden a las dos obras de Eurípides que ha adaptado Albert Arribas. La primera es una reescritura en verso muy próxima a la obra ‘Ifigènia en Áulide’, con una puesta en escena canónica de tragedia griega, que acaba con el sacrificio de Ifigenia. En este punto entran en juego la oscuridad, la violencia y el caos y dan paso a una segunda parte que es una adaptación libre, onírica y simbólica de ‘Ifigenia entre los tauros‘.

Gorina hacía tiempo que tenía ganas de dirigir una tragedia griega para hacer una obra sobre el origen de nuestra cultura teatral. «Para mí, la tragedia es por encima de todo esencial, ritual y vital», cuenta. Descubrió la figura de Ifigenia a través de la obra de Josep M. Benet i Jornet, y la cautivaron las posibles interpretaciones de los motivos del personaje para cambiar de opinión y pasar de querer vivir a aceptar un sacrificio impuesto.

Para la directora era necesario que, en su propuesta escénica, Ifigenia rompiera con la lógica del sacrificio y de la violencia. Lo hace en dos ocasiones: cuando asume su sacrificio desde la dignidad y la ética personal y cuando se niega a matar su hermano. De este modo, plantea un final alternativo a una historia que se representa desde hace 2.500 años.

En escena, acompañando Arquillué y Vilarasau en medio de un bosque inmenso convertido en ceniza, están Marta Ossó, Albert Pérez, Pau Vinyals y un coro de voces femeninas formado por Cèlia Castellano, Daniela Fumadó, Júlia Genís, Laura Roig y Neus Soler, que representa todas las chicas que han sido sacrificadas por las estructuras patriarcales a lo largo de la historia. «Son tabúes de nuestra sociedad que vienen a molestarnos y a invitarnos a remirar la historia con sentido crítico», afirma la directora del motaje.

Cuando el coro habla, lo hace con una sola voz. Cuando canta, interpreta a seis voces la música original que Arnau Vallvé ha compuesto para el espectáculo. «Son voces femeninas, solo tenso la tesitura de la parte de arriba y es un sonido muy peculiar», cuenta. El espacio escénico es de Sílvia Delagneau y Josep Iglesias, el vestuario de Adriana Parra, la caracterización de Júlia Ramírez, la iluminación de Raimon Rius, el sonido de Igor Pinto y el movimiento de Ester Guntín.

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