En cartel

El Teatro de la Abadía acogé ‘Solo yo escapé’, obra apocalíptica de Caryl Churchill

Esta producción de Teatre Lliure y Temporada Alta 2021 está interpretada por Muntsa Alcañiz, Lurdes Barba, Imma Colomer y Vicky Peña

El Teatro de la Abadía de Madrid acoge entre el 23 de junio y el 10 de julio ‘Solo yo escapé‘, una obra de Caryl Churchill, dirigida por Magda Puyo e interpretada por Muntsa Alcañiz, Lurdes Barba, Imma Colomer y Vicky Peña.

En esta producción de Teatre Lliure y Temporada Alta 2021, la directora Magda Puyo se adentra en el universo de Caryl Churchill, la autora más influyente del teatro inglés contemporáneo, con esta pieza estrenada en 2016 en el Royal Court de Londres. Una visión de cómo la catástrofe puede entrar –o no– en nuestras burbujas sociales, hoy más viva que nunca.

En palabras de Puyo, Churchill «nos ofrece en cada una de sus piezas un laboratorio poético muy personal, una continua experimentación formal y una mirada feminista y crítica sobre la sociedad no-liberal y las nefastas consecuencias que el capitalismo comporta en la vida de los seres humanos y en el planeta que los acoge. Solo yo escapé estrenada en el Royal Court en 2016, es una obra premonitoria, increíblemente visionaria de la crisis actual. Una obra divertida, tierna y al mismo tiempo perturbadora y oscura«.

Cataclismos íntimos, conflicto global, desastre ecológico: Churchill combina con gran sencillez y economía de lenguaje las preocupaciones fundamentales de nuestra época, transitando de lo doméstico a lo global, del personal/privado al público/político. Y nos propone a través de una distopía la posibilidad de cambiar el rumbo de la humanidad mientras todavía haya tiempo para hacerlo.

En ‘Solo yo escapé’, vemos a Sally, Vi y Lena charlando sentadas en el jardín mientras toman el té. La señora Jarrett viene de la calle y se suma a la reunión. Las cuatro han hecho o se acercan a los setenta años. Hablan hasta que la señora Jarret toma la palabra y les habla de unos hechos apocalípticos. El patrón de conversación se repite y se repite hasta terminar en las confesiones más íntimas y los miedos de cada una: Sally, con una fobia desmedida hacia los gatos; Vi, que ha asesinado accidentalmente a su marido maltratador y se ve apartada de su hijo tras pasar seis años en prisión; y Lena, depresiva y agorafóbica. La Señora Jarrett, el personaje que llega de fuera, describe un escenario apocalíptico, una pesadilla surrealista que nos transporta al infierno, al caos: los seres humanos se objetivan, los animales se antropomorfizan, los objetos cobran vida, la naturaleza sigue un curso diferente al que experimentamos en la realidad. Pero ellas, seguras, tranquilas, irónicas, parecen encontrar la paz, la armonía y las ganas de vivir o de resistir en la seguridad del espacio comunitario que les ofrece la compañía de las demás en este jardín sereno pero inquietante.

Juntas, estas cuatro mujeres que se acercan o ya tienen setenta años, hacen frente a través de su resiliencia a un mundo que parece llegar a su fin. Los diálogos, espontáneos, cruzados, informales, son como pinceladas que diseñan un mundo que nos es familiar: los negocios cerrados y tapiados, las dificultades del universo tecnológico, la violencia de género, la amoralidad de las guerras, la destrucción de la naturaleza. Todo bajo un velo de normalidad que va descubriendo el espectador y que admite diversas lecturas que nos interrogan y no nos permiten respuestas fáciles.

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