De Grecia el Teatro

El teatro de la resistencia

El título de mi artículo de hoy lo he copiado. Me explico: el título de este artículo es el mismo con el que se intitulaba un artículo publicado anteayer en «El País» y que no cabe la menor duda de que todos los amantes de teatro castellanohablantes ya habrán leído. En dicho artículo se alternan el optimismo por el boom teatral y la abundancia de estimulantes propuestas con el pesimismo por la falta de apoyo institucional a los jóvenes dramaturgos y su exclusión por la programación de los teatros públicos; la esperanza por los nuevos caminos que se abren a través de las salas alternativas con la desesperación por la asfixia económica que ahoga a la gente de teatro. (Aquí se puede leer el artículo: http://cultura.elpais.com/cultura/2013/07/23/actualidad/1374591545_831078.html).

Por otro lado, en la revista digital Artezblai, me leo otro artículo intitulado «Vacío Legal», en el que, ni más ni menos, el compañero y amigo Carlos Gil Zamora, su autor, habla del inminente cierre de una sala alternativa de Madrid, Garaje Lumière, por falta de marco legislativo que rija el funcionamiento de la red de teatros alternativos, los cuales, sin duda alguna, se encuentran en la vanguardia de este boom teatral que se vive desde hace muchos años en la escena teatral española, sobre todo en Madrid y en Barcelona (aquí se puede leer el artículo: http://www.artezblai.com/artezblai/vacio-legal.html).

¡Desde esta misma columna, hace unos meses, un servidor hablaba del inminente cierre de 36 salas teatrales de Atenas por no cumplir con una normativa que databa del 1937!! (aquí se puede leer el artículo: http://www.artezblai.com/artezblai/luchemos-por-la-esperanza.html).

Mientras tanto, en España, el primer ministro Mariano Rajoy, quien apenas un año atrás acusaba al anterior gobierno español de corrupción y prometía a los españoles que no iban a acabar como los «pobres» griegos, actualmente se ve envuelto en un gran escándalo de financiación ilegal de su partido y de él como presidente personalmente, y los españoles se parecen cada vez más a los griegos, económica y socialmente hablando.

Al mismo tiempo, en Grecia, los dos partidos que se alternaban en el poder en los últimos treinta años y que tienen toda la responsabilidad no solo por las políticas que sumergieron el país en la crisis, sino también por las que lo «intentan salvar» hundiéndolo aún más en la miseria y en la pobreza, siguen cubriéndose las espaldas, protegiendo todas las personas que figuran en la famosa lista Lagarde (N.E. se trata de un registro con 2.059 nombres de ciudadanos griegos con cuentas abiertas en bancos suizos, bautizado así en referencia a Christine Lagarde, actual presidenta del Fondo Monetario Internacional, quien lo creó hace dos años), muchas de las cuales son del entorno familiar o social de ministros y políticos miembros de sus partidos que constituyen la coalición gobernante.

Seguramente, si le preguntamos a un portugués o a un italiano qué está pasando en su país, cultural y políticamente hablando, nos contará más o menos anécdotas y hechos parecidos a los que contemplamos en nuestros respectivos países y que demuestran algo mucho más profundo que un mero incidente puntual.

Los cierres de salas alternativas en Grecia y en España, el aumento del IVA en las entradas al 21% en España, la división cada vez más grande entre teatro comercial y teatro alternativo, los recortes hasta la desaparición de las ayudas institucionales y las subvenciones a la creación, el cierre de la televisión pública griega (aquí pueden leer un artículo relacionado con este tema escrito por un servidor: http://www.artezblai.com/artezblai/la-democracia-suspendida-en-negro.html), no son pura coincidencia.

Estamos ante una política de desprecio y de expresa degradación de la cultura, que se inscribe a su vez en una estrategia más amplia, la cual engloba todos los aspectos de la sociedad: la economía, la política, la cultura y pone en verdadero peligro a la democracia. Y esa estrategia se llama «camino único». Según esa estrategia, no existen otras alternativas y hay que seguir el único camino posible, sean cuales sean las consecuencias. En el nombre de esa estrategia del camino único, se destrozan vidas, se hunden en la miseria millones de personas, se deteriora el medio ambiente y se abre el camino para el populismo y el totalitarismo.

Como era de esperar, cuando todo se considera predeterminado, cuando cualquier deviación de lo «correcto» se bautiza «subversivo», la cultura, y sobre todo la cultura que desempeña el papel de cuestionar, no solo hay que ignorarla sino eliminarla. Es exactamente lo que está pasando a nuestro alrededor y que se refleja claramente en todos los artículos mencionados anteriormente.

En este contexto de la asfixia, no solo económica sino también ideológica y política, para el teatro y la cultura en general sí que hay un solo camino: es el camino de la resistencia.

PD: Afortunadamente, no todo son malas noticias. Y es que justo ayer, el alcalde de Atenas, envió una carta al Ministerio de Cultura, en el que figura una propuesta de ley que pretende modernizar la legislación para que recoja la realidad existente. Que el alcalde haya tomado esta iniciativa, no significa que el gobierno de coalición griego la vaya a adoptar, pero algo es algo…

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