Un cerebro compartido

El teatro versado, el espectador y la neurofenomenología

El verso. Tan difícil de trabajar, tan exigente, tan intenso de recibir. El teatro versado, con el verso como forma de expresión que, opino, no debería ser dominante, pero lo es en muchas ocasiones, se descubre como un género que posee un poderoso impacto en el espectador desde una perspectiva neurofenomenológica ¿Qué es la neurofenomenología? Una rama interdisciplinaria que combina la neurociencia con el cómo el mundo se manifiesta en la conciencia. Esta combinación sirve para explorar la experiencia humana. De las neurociencias hablamos en estos artículos, de la fenomenología poco. Esa experiencia humana, experiencia subjetiva directa del mundo externo, se obtiene explorando cómo percibimos, entendemos y damos sentido al mundo que nos rodea, y puede ser estudiada a través del verso, ¿curioso, verdad?

La neurofenomenológica integra aspectos objetivos y subjetivos de la experiencia y se convierte en una buena herramienta para estudiar procesos cerebrales como la actividad neuronal y sus correlatos sobre percepción, el pensamiento y las emociones. Al estudiar cómo los procesos neuronales influyen en la percepción y la conciencia, la neurofenomenología se asocia al teatro versado para estudiar cómo este afecta al espectador en un nivel cognitivo y emocional. Yo en particular me reconozco un mal espectador de verso, o mejor dicho, me considero un mal espectador del verso que encuentra en el propio verso su razón de ser. Me atrevo a decir que, con frecuencia, me aburre por su dificultad en conseguir espacios perceptivos que sacudan mi cognición más allá de la racional o la belleza abrochada al verbo.

Francisco Varela, gran estudioso y padre de la neurofenomenología, creía que la naturaleza se compone del mundo y nuestra conciencia, y que, mientras no expliquemos esta última, solo habremos explicado la mitad del mundo natural ¿Qué pasaría si explicásemos el mundo con lenguaje versado? Por un lado, la experiencia consciente es irreductible y subjetiva, por otro, el teatro versado se distingue por su uso deliberado del lenguaje poético y rítmico, a menudo en forma de verso o prosa poética que, inevitablemente, resonará en unos y en otros no. Esta elección estilística para definir el mundo no solo influye en la estética de la obra, sino que tiene un impacto profundo en esa experiencia consciente del espectador. Desde una perspectiva neurofenomenológica, el lenguaje versado tiene el potencial de estimular regiones específicas del cerebro, activando circuitos neuronales asociados con la emoción, la memoria y el sentido estético. El lenguaje versado es como un lenguaje con olor, con sabor.

Uno de los aspectos más notables del teatro versado es su capacidad para intensificar la conexión emocional entre el espectador y la obra. Los patrones rítmicos y la musicalidad del verso pueden evocar respuestas emocionales poderosas, llevando al espectador a un estado de inmersión más profunda en la experiencia teatral. Los estudios neurocientíficos han demostrado que la música y el lenguaje poético tienen un impacto significativo en la activación de áreas del cerebro relacionadas con la emoción, como el sistema límbico y la corteza prefrontal medial. Por lo tanto, el teatro versado, al aprovechar estas características lingüísticas, puede generar una respuesta emocional más intensa y duradera en el espectador.

Además de su influencia emocional, el teatro versado también puede afectar la cognición del espectador de maneras sorprendentes. La estructura métrica del verso y la precisión del lenguaje estimulan áreas del cerebro asociadas con el procesamiento del lenguaje y la atención. Los estudios han demostrado que la poesía y el ritmo pueden mejorar la capacidad de atención y memoria del individuo, lo que sugiere que el teatro versado podría tener un impacto similar en la experiencia teatral y por tanto en la experiencia en cómo procesamos el mundo de manera subjetiva. Al exigir al espectador que se sumerja en el ritmo y la cadencia del verso, el teatro versado mejora su capacidad para seguir y comprender la trama de la obra, así como también para recordar detalles específicos de la función siempre que el texto sea un elemento más necesario pero no único.

Hay veces que las combinaciones pueden parecer sorprendentes pero ahí están, neurociencia y neurofenomenología, quién lo iba a decir, basta con ser curiosos.

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