Reportajes y crónicas

Encuentro ‘Tradición, Transmisión, Transgresión’ en Ayllón

El jardín secreto

Por primera vez desde el comienzo de la pandemia, entre el 6 y el 12 de octubre 2021, se han vuelto a encontrar presencialmente las mujeres creadoras del Magdalena Project. El Proyecto Magdalena, fundado en Gales en 1986, es un movimiento internacional dinámico que proporciona una plataforma para el trabajo escénico de las mujeres, un foro para la discusión crítica y es una fuente de apoyo, inspiración y formación.

 

El acontecimiento extraordinario, organizado por Laboratorio Internacional Residui Teatro y el Ayuntamiento de Ayllón (Segovia), ha sido posible gracias al apoyo de numerosas entidades nacionales y internacionales. En él se han reunido 70 mujeres de todo el mundo, entre ellas las fundadoras del movimiento Magdalena Project.

‘Tradición, transmisión, transgresión’ ha sido el nombre del encuentro, durante el cual actrices, directoras, dramaturgas, bailarinas y músicas han reflexionado sobre la Mujer que contiene, recupera, alimenta memoria y tradición cultural; la Mujer que crea, comparte, dialoga y transmite la herencia cultural; y finalmente la Mujer que transforma aquellas tradiciones o matices de las mismas, que reflejan y confirman un sistema social no igualitario en términos de oportunidades y derechos, es esta la Mujer Transgresora.

Entre las invitadas al encuentro estaban Jill Greenhalgh (Gales), Patricia Ariza (Colombia), Julia Varley (Dinamarca), Itziar Pascual (España), Amaranta Osorio (México-Colombia), Grenland Friteater (Noruega), Isabelle Maurelle (Francia), Mónica de la Fuente (España), Keiin Yoshimura (Japón), Voix Populisque (Francia) y Eirini Sfyri (Grecia).

Al amanecer, en un circulo grande, la voz de la cantante de India Parvathy Baul ha celebrado el sol y ha dado comienzo a las actividades previstas por el encuentro.

Sobre el por qué decidió seguir la tradición Baul, antes accesible solo a los hombres, Parvathy Baul contesta: “Cuando yo vi los Baul, vi que había algo muy especial en ellos y lo voy a explicar con una metáfora muy simple. El traje que vestían en la vida cotidiana, así como en el escenario, era el mismo. Ellos vivían su trabajo durante 24 horas. Haciendo esto, habían alcanzado un estado muy especial como seres humanos. Allí me di cuenta que esto era lo que yo estaba buscando a través del arte”.  

Durante las sesiones de trabajo, las actividades han sido guiadas por artistas poderosas como Jill Greenhalgh, fundadora de Magdalena Project, que junto con Julia Varley de la cía Odin Teatret, Brigitte Cirla directora de Voix Populisque y Geddy Aniksdal de la cía Grenland Friteater, ha sido pionera en Europa en llevar cierta reflexión feminista a los espacios de las artes escénicas.

Todas ellas han facilitado posibilidades de encuentro y comunicación a las mujeres, ofrecido visibilidad a la labor de las mujeres creadoras, así como a los espectáculos que denuncian la situación que viven las mujeres y apoyado a los proyectos locales que muchas artistas llevan adelante para propiciar transformación a nivel personal y comunitario.

En su ponencia, Itziar Pascual, Premio Nacional de Teatro para la Infancia y la Juventud, ha declarado: “Para mí la tradición es una búsqueda activa. La transmisión se trunca en España en la primera mitad del siglo XX. La renovación escénica y la vanguardia se interrumpen con la guerra civil y el exilio, con la muerte y el olvido. La raíz está cortada. He estudiado un bachillerato, dos carreras universitarias y un doctorado. En todos mis años de estudio fueron muy pocas las ocasiones en las que se hablaba de las mujeres como protagonistas. En cambio, la mayoría de los estudiantes éramos mujeres. Ellas no estaban en los manuales, en los libros, la Historia o el canon. Para tener tradición siendo mujer hay que reconstruir una memoria de vida”.

Durante una semana, ininterrumpidamente, se han seguido talleres, mesas redondas, espacios de creación comunitaria con los habitantes del pueblo, espectáculos, actividades para las niñas y los niños, performances y una exposición de la pintora polaca Katarzyna Bak.

A la pregunta «¿Cómo se eligen las propias tradiciones y raíces?», Julia Varley ha contestado: “Siempre fui una extranjera. En cualquier lugar. Así que mi grupo de teatro se volvió mi casa, y esto fue el Odin Teatret”.

Para la realización de este encuentro, en el que se ha apostado a la de-centralización de la cultura desde la “gran ciudad” a la zona rural, ha sido fundamental la colaboración con el Ayuntamiento de Ayllón y las organizaciones del pueblo. Aunque el encuentro se pactó hacer en Ayllón en 2020, el Ayuntamiento, a pesar de la pandemia, nunca ha rehuido en relación a su compromiso y a la intención de posicionar Ayllón, que es conocido por ser uno de los pueblos “más bonitos de España”, también en cuanto pueblo que apuesta por una cultura de contenido y que defiende la igualdad en derechos y oportunidades.

Para mí era muy importante crear un diálogo entre las invitadas al encuentro y el pueblo, es por esto que he propuesto a la directora colombiana Patricia Ariza dirigir una acción comunitaria con las organizaciones locales. El día 10 de octubre se ha celebrado una gran fiesta, un homenaje a las mujeres de Ayllón. El pueblo se ha llenado de colores, la banda ha acompañado las artistas y la gente del pueblo; en los balcones había trajes tradicionales y se oían cantos y poemas desde las ventanas. Se han abierto las puertas del museo de arte contemporáneo; el coro del pueblo, la banda, la escuela de música junto con las participantes al encuentro, al grupo de danza y el grupo de teatro de Ayllón han llenado las calles.

Sobre la importancia de la transmisión, Patricia Ariza ha declarado: “Yo creo que la transmisión es un acto político, pero hay que distinguir entre la política desde el punto de vista filosófico-holístico y la política de la coyuntura. Siempre es una acción política, y yo creo que la palabra transgresión incluye las otras dos, la tradición y la transmisión. Porque la transgresión es un ejercicio de transformación. Hay muchas tradiciones que necesitamos cambiar, sobretodo las tradiciones que están sobre las mujeres. No solamente tenemos que luchar contra los que nos oprimen en el momento presente, sino que con todo el edificio de tradiciones que hay sobre los cuerpos de las mujeres, sobre la cultura de las mujeres. Y yo creo que, si el arte no es transgresor, no es nada”.

Jill Greenhalgh ha asociado el encuentro a un jardín en el cual las mujeres pueden encontrar inspiración, nuevas redes de colaboración o fuerza para alimentar sus deseos profesionales: “Creo que la fuerza del Magdalena es que la estructura, de alguna manera, se ha creado a sí misma. Desde el principio hace 35 años, tuvimos 100 diferentes encuentros. Es importante que las mujeres se empiecen a cuestionar sobre cuál es el correcto lugar, el correcto juego, la correcta forma que pueda contener lo que quieren decir”.

El ultimo día al atardecer, en círculo, todas las mujeres llegadas para el encuentro han compartido sus propósitos para el futuro. Y en el Magdalena Project hay una tradición: lo que se dice, se hace.  

¡Hasta la segunda edición!

Viviana Bovino

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