Entrevistas

Fer Montoya: «El Festival ACT cada vez tiene más eco internacional»

«Lo que diferencia a este festival es la convivencia. Los artistas, jurado, pedagogos y programadores, comparten espacio y actividades»

El Festival Internacional de Escena Emergente ACT de Bilbao y Barakaldo celebra este año -del 4 al 7 de junio- su vigésimo segunda edición promoviendo a artistas emergentes locales e internacionales que, con sus propuestas innovadoras, están definiendo la escena del futuro. Su director es Fernando Montoya (Barakaldo, 1968), director de teatro, profesor de interpretación y dramaturgo. Montoya ha co-dirigido durante 20 años la Escuela de Teatro de Bizkaia BAI, que organiza el ACT con el apoyo del Gobierno de España a través del programa PICE, del Gobierno Vasco, de la Diputación Foral de Vizcaya y de los Ayuntamientos de Bilbao y Barakaldo.

El ACT echó a andar en 2004. ¿De dónde surge el proyecto?
El ACT nace como consecuencia lógica del proceso de internacionalización del proyecto de la escuela de teatro BAI de Bizkaia. Quienes llevamos el festival somos gente dedicada a la pedagogía teatral, y nos preocupaba el futuro de los artistas que salen de las escuelas de teatro. Así surge, de un siguiente paso que pudiese ayudarles a buscarse un futuro profesional lo más amplio y abierto posible, en el Estado y en Europa, buscando de esta forma la internacionalización del trabajo de los artistas.

ACT Festival 2022 público 2

Así comenzó, poniéndonos en contacto con festivales de Europa que mostraban trabajos de gente que daba sus primeros pasos profesionales y generando intercambios y sinergias entre artistas y programadores. Con el tiempo… ya aquello evolucionó y surgió el concurso de piezas cortas, que se amplió también a compañías que llevaban más tiempo trabajando, pero siempre desde narrativas contemporáneas y de investigación. Desde la danza/teatro o la performance y siempre desde nuevas dramaturgias. Esta idea de brindar un espacio de investigación, pedagógico y de encuentros entre profesionales con programadores y pedagogos nacionales e internacionales se ha mantenido durante los años y ha dado frutos, ha generado muchas colaboraciones entre compañías y ha abierto caminos de programación a propuestas que no están en una línea de programación comercial, si no en un lugar más íntimo, más artístico.

¿En qué se diferencia de otros festivales?
Pues creo que lo que diferencia a ACT es la convivencia. Los artistas de las compañías, jurado, pedagogos y programadores, comparten clases magistrales, espacios de debate como ACTmosfera, comidas, cenas y encuentros en los teatros donde se muestran los espectáculos y ahí es donde se genera un espacio de conocimiento e intercambio que lo hace un festival especial. Y un lugar para generar contactos también.

¿A qué público se dirige ACT Festival?
Siento que cada año es más variado y amplio. Hace veinte años, cuando empezó el festival, era algo más endémico, gente de teatro, gente joven y artistas relacionados con la profesión fueron sus primeros visitantes. Hoy en día, especialmente estos últimos cinco años, el público es variadísimo. Desde gente mayor que disfruta de ver nuevos lenguajes escénicos, que ya conoce los códigos, digamos, a gente de teatro que disfruta de propuestas más arriesgadas. O extranjeros visitantes que, sabemos que organizan sus vacaciones en Bilbao en torno a las fechas del festival porque disfrutan de tener una oferta en diversos idiomas, y que saben que, además, las piezas van a llevar subtítulos para facilitar la comprensión de los espectáculos. Todo tipo de gente, la verdad.

Esta edición está centrada en la mirada. La mirada como tema. Una manera de devolverle al público la mirada y recordarle que el artista que está sobre las tablas también le observa, que esto es recíproco, que el teatro es también un acto de comunicación bilateral.

¿Cuál es el balance que hace de estos 22 años?
Me quedo con los avances internos, que han sido muchos, el poder programar algunas piezas del ACT en el Fringe de Tesalónica en Grecia o el premio de programación en el teatro DURY de Seul en Corea; el ver cómo se ayuda a tantas compañías en promoción o programación de sus espectáculos, por ejemplo. También me parecen muy destacables las residencias que han disfrutado muchas compañías estos años gracias al festival, el aprendizaje práctico de nuestro alumnado de la escuela al estar en contacto con un contexto teatral tan internacional, y la generación de nuevos públicos. El festival está asentado.
Añadiría que para seguir creciendo necesita más presupuesto para mejorar las condiciones de los artistas, de los premios y de las residencias que ofrecemos, pero será cuestión de tiempo, somos optimistas.

¿Qué resaltaría de la programación de la edición 2025?
Esta edición está centrada en la mirada. La mirada como tema. Una manera de devolverle al público la mirada y recordarle que el artista que está sobre las tablas también le observa, que esto es recíproco, que el teatro es también un acto de comunicación bilateral.

Metamorphosis 2.0 YChicas
‘Metamorfosis 2.0’ de Yeinner Chicas

Tenemos un programa muy internacional, como ya es habitual y aunque traemos piezas de teatro, danza y performance del Estado, compañías de Euskal Herria nunca faltan. Traemos trabajos de Valencia, Murcia etc…y también un paisaje de danza y teatro de lugares que visitan por primera vez el festival, compañías de países que nunca habían sido programadas, porque es habitual tener en el ACT piezas de Alemania, Francia o Italia, incluso Corea viene a menudo, también este año, pero la novedad está en que también nos visitan compañías de Camerún o Ecuador, compañías de países que participan en el concurso por primera vez. Porque cada vez el festival tiene más eco internacional y eso es muy interesante. Este año hemos tenido más de 500 propuestas de participación en el concurso. Un trabajo arduo para generar una programación, pero también una maravilla.

¿Por qué recomendaría el festival ACT este año?
Mira, yo creo que tenemos una edición muy degustable, muy atractiva para el público y muy variada en cuanto a temas, todos ellos muy actuales, desde la realidad política en el mundo al acercamiento a las identidades de género o piezas que hablan de la situación de la vivienda, por ejemplo… y con lenguajes dramatúrgicos muy innovadores, como siempre. Creo que es muy recomendable pasarse por Bilbao y Barakaldo la primera semana de junio para disfrutar de un buen pedazo de arte y compartir, que es de lo que va esto. Porque creo que si eres parte del público es muy interesante poder acceder a estas piezas difíciles de ver en teatros convencionales, pero si eres artista es también un lugar ideal para tejer redes.


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