Sud Aca Opina

Ilustrada ignorancia

Siempre he tenido la misma discusión cuando tocamos estos temas. Insisto, discusión, no pelea. ¿Quién es más inteligente y culto? Para mí la respuesta es de una obviedad abismante; por supuesto, quien es más feliz.
Se puede ser extremadamente culto, dominar varios idiomas, ser experto en alguna materia científica compleja, tener una memoria sobresaliente como para recordar datos, fechas, eventos, y como suele suceder, esas verdaderas computadoras humanas, son personas retraídas y solitarias.
¿Vale la pena ser tan inteligente y culto si no se puede compartir esa sabiduría con los afectos, aunque sea los más cercanos?
Personajes como los descritos han sido indispensables para el progreso de la especie humana, aunque estoy convencido de que ellos mismos, no lograron la paz necesaria como para ser felices.
En los sistemas de comunicación actual donde se puede encontrar más de la información que uno necesita verdaderamente para vivir, está lleno de películas, miniseries, documentales, notas de prensa, artículos y un cuanto hay en relación a esos personajes que se han transformado en un hito del desarrollo humano. Miles de logros, aunque carecen del más importante, el amor incondicional de sus cercanos. Algunos amasaron grandes fortunas, pero al momento de su muerte, siempre aparecieron los buitres dispuestos a llevarse hasta el último pedazo de carroña.
¿Realmente vale la pena pasarse la vida estudiando, sepultado entre libros, para llegar a ser el más sabio en el ámbito que sea?
No, definitivamente no.
Vida tenemos una sola, al menos hasta donde es irrefutablemente comprobable, y no creo que sea positivo el restarse de la verdadera vida donde el compartir un momento de encuentro sincero con un otro, quizás desconocido hasta ese momento, sea menos importante que leerse el paper sobre la teoría de cuerdas.
Creo que mas que saberse el Quijote de la Mancha de memoria y su potente trasfondo psicológico social leído entre líneas, de vez en cuando deberíamos proponernos ser don Alonso Quijano el bueno y encontrar algún Sancho panza que nos acompañe en nuestras andanzas, no necesariamente cuerdas.
Un ignorante ilustrado es quien guarda en su cabeza muchos datos duros susceptibles de ser interrelacionados para llegar a nuevas conclusiones, pero su corazón está vacío de afectos que lo puedan llevar a otros estados del ser pleno.
Con esto, no quiero hacer una apología de la ignorancia ni validar actitudes inmóviles en cuanto a la búsqueda de nuevo conocimiento, sino muy por el contrario, encontrar el justo equilibrio donde el nuevo conocimiento también sea capaces de traernos nuevos amores, no solo por la ciencia, sino por otros seres humanos también.
Los molinos de viento siempre estarán ahí y de nosotros dependerá el considerarlos como una simple maquina construida por el hombre, capaz de transformar la energía del viento en otro tipo de energía mejor aprovechable por el ser humano, o en gigantes capaces de hacer explotar nuestra imaginación llevándola más allá de lo que podamos creer.
“Vamos Sancho, si los perros ladran es señal de que estamos avanzando”.

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