Sud Aca Opina

Independencia en la nada

Como en mi mochila vital ya tengo algunos años de experiencia, puedo comparar las mías con las de mis hijos mayores. Esto o es ninguna novedad porque los padres siempre han encontrado que sus hijos han adquirido ciertas costumbres incomodas para sus mayores.

Cuando los de mi generación terminábamos los estudios para empezar a trabajar, en nuestras cabezas estaba afianzada la idea de encontrar un trabajo perdurable en el tiempo, para poder así, comprarnos primero un auto como símbolo de independencia, casarnos, y por supuesto, comprarnos una casa donde vivir primero con nuestros hijos y después donde poder recibir a nuestros nietos. Teníamos una especie de proyecto de vida basado en la estabilidad. Queríamos nuestra independencia basada, sobre todo, en bienes materiales.

Las generaciones actuales en cambio, no se complican por cambiar de trabajo cada cierto tiempo, para moverse no necesitan nada propio, la casa se ha transformado en un lugar donde dormir mientras se esté en algún lugar, la familia siempre puede esperar hasta después de haber conocido mundo, y con conocer mundo, me refiero al vivir en un constante cambio de espacio físico, ya sea de trabajo, vivienda, país, continente… Ellos quieren su independencia basada en la libertad.

Todos siempre hemos deseado la libertad y nosotros los adultos no nos hemos dado cuenta de que estamos atados a cosas materiales, mientras los jóvenes viven la libertad de la no pertenencia; poco les pertenece y por supuesto, no les pertenecen a nada ni nadie.

¿Quién está errado?

¡Nadie!

Simplemente son momentos diferentes y cada uno tiene sus ventajas y desventajas como todo en la vida. Quien crea en absolutos es quien está errado.

Entre otras cosas, las condiciones globales imperantes son las que moldean el comportamiento. Con los avances tecnológicos, hoy se puede visitar cualquier lugar del mundo, sin moverse de un teclado, y por supuesto eso, a quienes tienen un espíritu levemente aventurero, los impulsará a vivir la experiencia de la realidad húmeda sofocante de la selva amazónica o la historia detenida en Europa o la cruda hambruna de África o el choque cultural entre la carga ancestral y el presente del oriente o las miles de islas consideradas continente de Oceanía o…

Alguien dijo por ahí que el dinero mejor invertido es aquel gastado en viajes, porque salir de su metro cuadrado de supuesto confort solo nos puede traer experiencias vivificantes de todas las cuales aprenderemos para un mejor vivir.

Creo que algún día las nuevas generaciones volverán a sus raíces para aportar con su experiencia vital, para enseñarnos a todos como se puede vivir mejor, para evidenciarnos como estamos equivocados en algunos aspectos y cuánta razón tenemos en otros.

Quien nació en el desierto, extrañará la aridez de un paisaje calcinado por el sol, mientras quien vivió su infancia en la selva, echará de menos el olor a tierra húmeda dominio de una vegetación impenetrable.

Nada es mejor ni peor, simplemente diferente.

Quien compara con un arribismo ciego, se niega a la posibilidad de mejorar.

Por eso, aunque sea en el corto periodo de vacaciones para quienes trabajamos con horario, viajemos a destinos diametralmente opuestos a los que conocemos, primero con nuestra mente e idealmente después, vivámoslos de cuerpo presente, aunque solo sea durante 15 días al año.

Buen viaje a la independencia, al menos del espíritu!

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