Críticas de espectáculos

Jenůfa/Leoš Janáček/Jorge Lavelli

¿Una tragedia optimista?

Jenůfa, la obra maestra de Leoš Janáček (1854 – 1928) una de las más emblemáticas de la opera moderna, estrenada en 1904 en el Teatro Nacional de Brno y en 1916 en el Teatro Nacional de Praga, se estrenó por primera vez en 1998 en el Teatro Municipal de Santiago de Chile. Casi 20 años después, en el mismo Teatro Municipal, el maestro de la escena lirica internacional Jorge Lavelli, se enfrenta por primera vez con Jenůfa aportándole una lectura y visión escénicas potentes, deslumbrantes, que van a lo esencial y más profundo del drama y de los conflictos de los personajes.

 

En su puesta en escena, en total simbiosis con la genial dramaturgia musical de Janáček, fuera de lo anecdótico, del folklorismo, del simbolismo y del historicismo, Jorge Lavelli confiere a la obra una dimensión metafórica, universal e intemporal.  Bajo su dirección extremamente precisa, escultural, hasta los más mínimos detalles, movimientos, posturas y gestos, los cantantes brillan no solo en su expresión vocal sino también en la actoral, alcanzando lo más profundamente humano de los protagonistas. 

Es una propuesta escénica, musical e interpretativa ejemplar, emocionante, de gran pureza y perfección.       

El libreto de Jenůfa escrito por el propio compositor Leoš Janáček está basado en la obra de teatro No su propia hija de Gabriela Preissovà, inspirada en hechos reales de la época. Como su prototipo teatral, acusado de realismo sórdido, el libreto de Jenůfa chocaba con la visión cruda y realista del mundo rural, chocaba y Janáček se vio obligado a reescribirlo. 

De hecho lo que le ocurre a Jenůfa no tiene nada que ver con un melodrama romántico biempensante: en el espacio de solo 6 meses la joven mujer se encuentra embarazada y abandonada por Steva su frívolo novio, Laca, hermano adoptivo de Steva, locamente enamorado de ella, celoso y desesperado la hiere y le provoca una cicatriz en rostro, nace el hijo de Jenůfa, ella conoce que su novio va a casarse con Karolka la hija del alcalde, y la madrasta de Jenůfa mata al niño. 

 

Pero atravesando esta serie de pruebas, Jenůfa descubre el auténtico y profundo afecto y su destino en su unión con Laca.  Como un dramaturgo cumplido Janáček teje con esta negra serie de acontecimientos, una trama en la que la tensión dramática se crece hasta el sorprendente desenlace final, razonablemente optimista o más bien positivo. 

 

Sus personajes excesivos, extremos, juegan con su vida. Un microcosmos humano cruel y duro, atormentado por pasiones violentas con el que Lavelli tiene una afinidad peculiar. Además Lavelli posee un extraordinario entendimiento del lenguaje musical de Janáček que materializa sabiamente en el escenario, convirtiéndolo en imágenes en movimiento, de gestos y expresiones de temperamentos de personajes caracterizados psicológicamente con sus contradicciones en la música : numerosos solos y los enfrentamientos entre los protagonistas. 

 

Así por ejemplo Lavelli destaca en su puesta en escena, la evolución de Kostelniča que Janáček desarrolla musicalmente, con cambios abruptos de ritmos, de tonos, su fuerza, su autoridad, su agitación, nerviosismo, ternura y amor por Jenůfa.   

 

Otro ejemplo del genio dramático de Janáček es la gran aria de Jenůfa, sola en la noche, en el IIe acto, cual plegaria u oración conmovedora, en la que en su dialogo con la orquesta y el sublime canto del violín, resuenan su inquietud, angustia, dolor, y esperanzas. 

 

También en la trama orquestal Janáček dibuja y articula el drama a través de ritmos obstinados, y una gran riqueza de timbres, los colores musicales del folclore moravo, marcando con el sonido del xilófono el paso del tiempo.

 

Lavelli enfoca en su puesta en escena despojada, la quintaescencia del drama evitando como siempre el naturalismo y todo lo anecdótico. 

 

Vertebra su dramaturgia escénica no sobre las relaciones de Jenůfa con Steva y Laca sino sobre el amor sin límites de Kostelniča por Jenůfa a la que transfiere sus sentimientos maternos frustrados. Kostelniča es capaz de todo para asegurar a Jenůfa su felicidad conyugal del cual ella misma fue privada. 

 

Irrumpe en el Ier acto intentando impedir el casamiento de Jenůfa con Steva, un borrachon frívolo. Toma toda la iniciativa en el IIe acto matando al bebe recién nacido de Jenůfa y en el III acto se sacrifica para salvarla, confesando su crimen. Lavelli inscribe su concisa lectura del drama en un dispositivo escénico reducido a lo esencial, muy éficaz : en el fondo un muro metálico y dos muros laterales de madera. Todos estos elementos de tonos marrones oscuros y los vestuarios blancos para Jenůfa en el Ier acto y el coro de mujeres, y oscuro para los otros personajes. Están inspirados en los de la época de la creación de la opera con un toque campesino. 

 

En el II acto, en casa de Kostelniča el muro del fondo avanza y una cama sube al escenario por una trampa. 

 

En el III acto, el único elemento en el centro de la escena es una gran mesa con un mantel blanco y algunas copas vacías. En el final Jenůfa y Laca solos en el escenario, quitan el mantel y le pliegan.  El coro aparece en el escenario en el Ier acto, las mujeres cantando una canción popular de boda, los hombres y 9 músicos de la orquesta acompañan a Steva que llega borracho.  En el III acto el coro, el pueblo, irrumpe con la prenda del bebe muerto de Jenůfa, acusándola de infanticidio y amenazándola con la lapidación. 

 

Un elenco fantástico para dar voz y cuerpo a los personajes. Dina Kuznetsova, soprano, como Jenůfa con una gran experiencia en el Bolchoï y el Metropolitan de Nueva York, protagonizó en Chile Katia Kabanova de Janáček en 2014 y Rusalka de Dvorak en 2015) consolidada actriz, matiza tanto con su canto como con su interpretación las emociones afirmando en el final la fuerza de carácter de su personaje. 

 

La Alemana Tanja A. Baumgartner, mezzosoprano, crea una Kostelniča compleja desarrollando (desplegando) una amplia gama de sus sentimientos contradictorios desde la intrépida autoridad, hasta la ternura la angustia, la fragilidad y el sacrificio.  Tomáš Juhás, tenor, hace de Steva un hombre frívolo, con débil voluntad, superficial y Peter Berger, tenor, dibuja un Laca complejo capaz a la vez de la violencia, una gran ternura y de la empatía. 

 

También los otros intérpretes están a la altura de las exigencias vocales de la propuesta musical y escénica.  El Ruso Konstantin Chudovsky, titular de la Filarmónica de Santiago, absolutamente cómodo con el dramatismo musical, sus tensiones y colores instrumentales, restituye con gran fidelidad y sensibilidad el espíritu de la música de Janáček.  No cabe ninguna duda que esta producción será una referencia en la trayectoria escénica de Jenůfa.      

 

<p class="MsoNormal» style=»margin-bottom: 0.0001pt; line-height: normal; text-align: justify;»>Irène Sadowska     

 

Jenůfa de Leoš Janáček – Libreto: Leoš Janáček – Dirección: Jorge Lavelli – Colaboración artística: Dominique Poulange – Dirección musical: Konstantin Chudovsky – Escenografía: Jean Haas – Vestuario: Graciela Galán – Iluminación: Roberto Traferri y Jorge Lavelli – Reparto: Dina Kuznetsova – soprano Jenufa; Tanja A. Baumgartner – mezzosoprano Kosteniča Buryjovka, Tomáš Juhás – Steva Buryja tenor, Peter Berger – Laca Klemeň tenor, Lina Escobedo – Abuela Buryjkovka mezzosoprano, Marcela González – Karolka soprano, Javiel Weibel – Capataz baritono, David Gáez – Alcalde bajo, Paola Rodriguez – esposa del alcalde soprano, Yeanethe Munzenmayer – criada soprano, Yaritza Véliz – Jano soprano, Sonia Vázquez – Barena soprano, Miriam Caparotta – Tia mezzosoprano; Orquesta Filarmónica de Santiago; Coro del Municipal de Santiag.  Coproducción con el Teatro Colon de Buenos Aires 

 

Estreno en el Teatro Municipal de Santiago de Chile del 12 al 22 de mayo 2017 y en el Teatro Colón de Buenos Aires en 2018

 

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