Sud Aca Opina

Jurel tipo salmón

En mi país existe una conserva de pescado etiquetada como “jurel tipo salmón”, aunque creo que la única similitud es que, aparte de ser pescados, los 2 se pueden meter en una conserva.

El salmón es un pescado graso que presenta las propiedades típicas de los pescados azules, con un contenido lipídico de 12 g de lípidos por 100 g de porción comestible, similar al de los atunes, y altos contenidos de ácidos grasos monoinsaturados (información obtenida del omnisapiente Google).

El jurel en cambio, hace mucho, hasta antes de la depredación descontrolada de nuestros mares, era considerado como un pez de segunda categoría por ser muy común en el mar chileno, por tener apenas 1,97 g de lípidos por 100 g, lo que incide en un sabor no tan intenso, y por tener muchas espinas.

¿Jurel tipo salmón? ¿Aparentar lo que no se es? ¿Para qué pavonearse en un Audi A4 que en realidad le pertenecerá al banco hasta el pago de la ultima cuota de sangre sudor y lágrimas? ¿Será necesario acampar afuera de la tienda para comprarse el ultimo iPhone a precio de espanto, solo para demostrar que fuimos los primeros en tenerlo y sobre todo, que podemos tenerlo, aunque en realidad no podamos? ¿Veranear en Miami cuando ni siquiera se conocen las bellezas del propio país?

La indefensa mariposa tiene en sus alas el diseño de unos ojos gigantes para simular ser de mayor tamaño, con el fin de defenderse de sus depredadores. El fugu o pez globo aumenta su volumen considerablemente para que sus espinas se vean más amenazantes. Lamentablemente para él, a pesar de su pretendida ferocidad y a pesar de ser venenoso, es consumido como una delicia culinaria en japón.

En la naturaleza eso de aparentar o parecer lo que no se es, cumple funciones de supervivencia como método de defensa e incluso, a veces es una técnica de camuflaje, pasando desapercibido a la hora de cazar. Pero en el ser humano ¿para qué? Salvo excepciones, en nuestro ADN está lo de ser siempre más, en un afán de superación perpetua. La humanidad a través de sus individuos ha progresado desde las cavernas hasta el espacio, y seguirá haciéndolo.

¿Todos progresan? La humanidad en su conjunto ha avanzado y seguirá haciéndolo, pero algunos de sus individuos, salvo lo que les llega por osmosis, son incapaces de progresar por sus propios medios. Sin valerse de subterfugios, no pueden mejorar su calidad de vida y la del entorno de sus afectos usando sus capacidades morales, físicas, intelectuales o de otro tipo, que no vayan en desmedro del prójimo.

Eso de querer ser el macho alfa de la manada, pareciera ser la premisa vital de los incapaces, y es ahí donde el parecer se vuelve más importante que el ser. La promesa de superación es el anzuelo perfecto para vender lo que sea, desde un perfume seductor del sexo opuesto a pesar de lo poco agraciado de quien lo utilice, a unas zapatillas deportivas capaces de transformar a su portador en un excelso goleador, pasando por los políticos en campaña, semi dioses esgrimiendo promesas de superación nunca cumplidas.

Hoy en día, parecer para ser, es más importante que simplemente ser quien se es, con virtudes y defectos. Virtudes a potenciar y defectos a minimizar. No sé si algún día el jurel podrá aumentar su cantidad de lípidos, pero es indudable que, por el momento, el salmón sigue siendo de mejor sabor.

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