El Chivato

La compañía de danza de Maurice Bèjart cierra la temporada del Teatro Cuyás

El Teatro Cuyás cerrará este próximo fin de semana su temporada escénica con la actuación estelar de la compañía de danza de Maurice Bèjart. La compañía, que presentará ante el público grancanario siete coreografías distintas que se repartirán en los dos programas que tendrán lugar el viernes y sábado (días 18 y 19) y el domingo (día 20), realizará durante el día 17/07/2003 un casting para elegir a una quincena de figurantes que intervendrán en el espectáculo. El Bèjart Ballet Lausanne es una compañía de prestigio internacional con la que el bailarín y coreógrafo Maurice Bèjart, nacido en Marsella hace 76 años, ha recorrido los más importantes y célebres teatros del mundo. En los dos programas que ofrecerá al público grancanario la compañía de Lausanne se muestran siete coreografías distintas que se repartirán en los dos programas que tendrán lugar el viernes y sábado (18 y 19/07/2003) y el domingo (20/07/2003). Los dos primeros días el repertorio estará integrado por las piezas ‘Siete danzas griegas’, con música de Mikis Theodorakis; ‘Juan y Teresa’ (música española tradicional); ‘Adaggietto’, con música de Mahler y el ‘Bolero’ de Ravel. El último día, el Bèjart Ballet Lausanne, cerrará su actuación en Gran Canaria con un programa compuesto por las coreografías ‘Concierto de violín’ y ‘Pájaro de fuego’, ambas con música de Stravinsky, y ‘Brel y Bárbara’, con música del inolvidable cantante belga. La compañía Béjart Ballet Lausanne realizará en la mañana del jueves (17/07/2003), el casting para elegir a una quincena de figurantes para una de las siete coreografías que presentará el coreógrafo suizo durante su presentación en la capital grancanaria. Para la célebre coreografía Bolero, con música de Maurice Ravel, es para la que la prestigiosa compañía requiere dichos figurantes, preferentemente estudiantes de danza, que formarán parte sobre el escenario del Cuyás del pulso escénico de esta pieza de quince minutos de duración, estrenada por Bèjart en 1961 en Bruselas. Hasta la fecha, un total de 25 personas se han inscrito para dicha selección de la que se hará cargo el director adjunto de la mencionada compañía, Gil Roman. Sin pretender describir este ballet, es importante resaltar que Maurice Bèjart, con un estilo muy diferente, regresa al espíritu de Sacre du Printemps, en el sentido inverso a la mayoría de los que han ilustrado coreográficamente el Bolero antes que él, desechando todo lo que puede haber de superfluo, para exaltar únicamente lo esencial. Béjart confía el rol principal –la melodía- tanto a una bailarina, como a un bailarín. El ritmo es interpretado por el grupo de bailarines. Lamentablemente la presencia del propio Bèjart en la capital grancanaria ha sido desestimada, ya que el famoso coreógrafo sufrió hace unos meses una caída que le ha obligado a guardar reposo. El escritor, escenógrafo y director de cine Maurice Bèjart (hijo del filósofo Gaston Berger) inicia a principios de los noventa su etapa más innovadora, que supone no sólo un cambio en los diseños de sus montajes, sino una auténtica ruptura. Decidió abandonar las grandes producciones y reducir el tamaño de su mítica compañía, la Escuela de Ballet de Bèjart, para encontrar la esencia de la interpretación. Debutó como bailarín adquiriendo un bagaje clásico hasta descubrir el expresionismo coreográfico con Birgit Cullberg en Suecia, hasta que en 1955 pudo realizar con los Ballets de l’Etoile su primer obra, Sinfonía para un hombre solo. Bèjart ha construido desde entonces sus ballets de acuerdo con los principios más clásicos y un vocabulario base que no admite ni piruetas ni arabescas. Tras sus primeros éxitos con sus magistrales La consagración de la primavera (1959), Bolero (1961) y Pájaro de fuego (1970), el coreógrafo encaminó su labor coreográfica imprimiéndole un marcado gusto por la diversidad cultural, etapa de la que surgen obras como Bakti, Golestan, Kabuki, Dibouk o Pyramide. La transformación en 1987 del Ballet del Siglo XX, creado en 1960 con el que consiguió éxitos en giras realizadas por todo el mundo, en el Bèjart Ballet Lausanne, posibilita con un grupo más reducido de excelentes artistas y bailarines, la creación de numerosas coreografías: Ring um den ring, Le madarin Merveillex, King Lear, A propos de Scheherazade, Mutationx, Le Presbytère, La route de la soie, Le manteau, Enfant-Roi, Lumière y Tokio Gesture, entre otras muchas. Ama a las personas que escapan al discurso geométrico de la vida, y tiene claro que la vida y la ficción van unidas. Por eso, en el movimiento perturbador de la danza, busca el ritmo de la ficción. A Bèjart le gusta que lo descubran por sus gestos. Los gestos en su ballet irradian el espacio-tiempo de recuerdos de un hombre sin tierra. Para él, el ballet juega con el espacio y el tiempo, igual que el cine, un arte al que ama y definió como “la escultura del siglo XX”. La obra de Bèjart –el universalista que se convirtió al islam- es la de un hombre cosmopolita; un símbolo de tolerancia ante la ilusión y la crueldad de la vida. En 1997, estrena Le presbytère, con música de los británicos Queen y Elton John, y un año más tarde, Bèjart emprende un ciclo de frenéticas giras: Italia, Francia, Bélgica y… Rusia. Después de una ausencia de 20 años, retornó al Bolshoi de Moscú, con Mutationx, en la que pone en escena a un grupo de supervivientes de un desastre nuclear, que están a punto de abandonar la tierra, a bordo de la única nave disponible. El pasado año impulsó la Compañía Juniors, con el nombre de Compagnie M, y estrenó La Madre Teresa y los hijos del mundo, cuya premiere tuvo lugar en el Theatre de Beaulien de Lausanne.

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