Y no es coña

La locura en el boletín oficial

A veces pasa. En una semana he estado, un día en Tenerife para los Max y cuatro en las Palmas para asistir a las Jornadas Internacionales “A Cielo Abierto” que se organizaron dentro del Temuda Fest. Aquí no podremos hacer reseña de la situación actual del teatro en las Islas Canarias, pero sí dejar constancia de una vitalidad institucional que se mantiene en el tiempo y en este caso, conociendo como conocen el resultado de los Max, me centraré en lo vivido en estas jornadas donde se mezclaron demasiadas cuestiones, ramificaciones del mismo tema, por lo que hubo mucha exposición pero no dio tiempo al debate, ni a la conclusión, lo que se puede entender que esta primera cita sirvió para reconocer la existencia de una problemática muy concreta sobre el Teatro de, en, por, desde la Calle, que quizás se afronten de manera fragmentaria en próximas ediciones.

Comprendo que, en esta primera aproximación al asunto, la organización del temario y de los participantes tuviera vocación amplia, ese lógico miedo a que estuvieran representados todos los temas, detalles, personalidades, grupos que han aportado algo o mucho a la historia del Teatro de Calle. El reloj marca las horas y los minutos, y si se colocan en cada mesa muchos participantes y casi siempre de gran interés, cumplir con lo previsto es misión imposible, lo que restó una posibilidad real para que se llevara a cabo la necesidad de rebatir, de preguntar, de ampliar algunos de los conceptos vertidos. Esta podría ser una de las partes a plantearse en próximas ediciones, dejar espacio para la discusión o debate.

También podríamos concluir que algunos de los participantes, debido a la acumulación de voces y experiencias quedaron muy difuminados o incluso fuera del foco principal dado que su aportación no logró los objetivos marcados, algo que sucede en muchas ocasiones a todos cuantos participamos de estas experiencias a lo largo de la vida, por falta de preparación específica, por no saber con concreción cuál era nuestra participación o por no saber explicarse de una manera convincente.

Por lo tanto, queda claro que aplaudo esta iniciativa, que espero se mantenga en el tiempo, se profundice y se ruega algo tan sencillo como que se grabe todo lo que sucede para que se pueda convertir en un documento de trabajo posterior. No debe incrementar mucho el presupuesto, y deja rastros suficientes para ver qué dijimos, qué queda, qué se propone o qué se vislumbra de las intervenciones.

Debe comprenderse que, si allí está presente Joan Font, fundador de Comediants y director de sus espectáculos y actualmente figura de la ópera Internacional, o los miembros fundadores de Xarxa, está más que cubierta la narración de unas experiencias contrastadas en el tiempo de un Teatro de Calle que se ha realizado por los cinco continentes. Del resto, tanto presenciales o por vídeo, intervenciones en las que fuimos dando noción de nuestras funciones como editores, como críticos, como analistas e investigadores, pero, por la lógica de las cosas, la figura de Joan Font acaparó una parte sustancial de la atención.
Y me voy a referir a una de las expresiones que repitió en varias de sus intervenciones, porque aseguraba que, a lo largo de la vida de Comediants, siempre habla en plural, habían aparecido unos “locos” en diferentes lugares del entramado institucional que propiciaron la evolución del grupo. Transmitía la idea básica de que cuando había un alcalde, una concejala, un director de un festival o teatro, “loco”, era posible plantearse iniciativas y propuestas que rompían la estabilidad, la tranquilidad, la rutina, el orden establecido.

Debo advertir que Joan y un servidor nos conocemos desde antes del diluvio universal, por lo que parte de su evolución de los primeros años la conozco casi en primera persona, por lo que este reencuentro ha sido emotivo y práctico, así que lo que voy a decir lo comenté con él antes de la despedida y es que al ser una autoridad importante, tiene carisma, historia, es hombre de éxito y posee sabiduría este mensaje podía ser nocivo para la cabeza de sus admiradores más jóvenes, ya que lo que debemos luchar es porque esa supuesta “locura” debe ser lo normal en las instituciones y en los boletines oficiales. Que no debemos estar esperando a encontrarnos con personas maravillosas, sino que eso sea la norma, lo habitual, lo importante, no esperar la casualidad, sino el trabajo cotidiano, la búsqueda, el riesgo protegido y amparado por lo público.

Se escucharon muchas cosas más, llegamos a resumir este encuentro no solamente como un mustio relato de lamentaciones, sino que se apuntaron desde la experiencia o desde la intuición los problemas actuales de esta parte de las Artes Escénicas. Desde los que la miran desde la estigmatización o desde la admiración acrítica. La reglamentación de seguridad ha ido lastrando iniciativas. El mercado, la flaqueza sistémica de los presupuestos empujan a un tipo de producciones más restringidas en personal y capacidad escenográfica. Los conceptos de itinerancia, estatismo, frontalidad y otro gran número de posibilidades salieron a la palestra. Existen festivales, ferias, pero parece que en general en las programaciones festivas se usa este tipo de espectáculo como adorno, entretenimiento y poco más.

La organización nos ofreció la posibilidad de ver dos espectáculos dentro del Temuda Fest, una muestra de un teatro hecho en una plaza, de producción y temática canaria, bien armado, pero quizás lo colocaríamos en Teatro en la Plaza, una opción que se remonta a la historia de la Humanidad, y por otro lado un espectáculo de Gran Formato, francés, con un barco móvil, una ballena, una historia, música, paradas con acciones circenses. Lo que ya casi no se ve. Espectáculo caro, con mucho personal, con necesidad de producción y necesidades espaciales muy complejas. Solo por ese motivo aplaudimos a la organización del festival en el nombre de su directora Marisol García Abraham.

Así que, gracias a todas, en mi caso a la persona que me enganchó, que fue Carmen Márquez la directora académica de las Jornadas, una persona incansable, que desde la universidad promueve la acción y el pensamiento en estos asuntos de las Artes Escénicas, algo imprescindible.


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