‘La Regenta’ dirigida por Helena Pimenta llega al Teatro Arriaga

Ana Ruiz da vida a Ana Ozores en este montaje que condensa en 100 minutos la obra de Clarín
Ambientada en la ciudad de Vetusta, La Regenta, escrita por Leopoldo Alas Clarín y publicada en 1884, es una de las grandes novelas de la literatura española del siglo XIX y una de las más importantes de la historia, según muchos críticos. Ahora, Eduardo Galán ha afrontado la titánica tarea de realizar la adaptación teatral de una novela de más de 900 páginas obteniendo como resultado una obra que condensa y recoge esta historia sobre el enfrentamiento entre la pasión desbordada de los deseos y del amor frente a las cadenas de la moral social provinciana y la traición. La dirección del montaje corre a cargo de Helena Pimenta, quien ha compuesto un artefacto teatral de 100 minutos que el público de Bilbao va a poder disfrutar este sábado, 8 de marzo, y el domingo día 9 en el Teatro Arriaga los dos días a partir de las 19:00 horas.
La Regenta es una obra naturalista que retrata con dureza el ambiente de una ciudad de provincias dominada por una clase alta ociosa y un clero que impone una moral hipócrita y asfixiante. Ana Ozores es la protagonista (interpretada por Ana Ruiz), una bella y joven muchacha que se casa con don Víctor Quintanar (papel que hace Joaquín Notario), antiguo regente de la Audiencia de Vetusta, mucho mayor que ella, egoísta, y que vive en cierto modo en un mundo que no tiene nada que ver con la realidad. Ana se siente agobiada en su matrimonio y, debido a su frustración, es atrapada por don Álvaro, el donjuán de la ciudad (Jacobo Dicenta lo interpreta), y por su propio confesor, don Fermín de Pas (rol al que da vida Alex Gadea), quien anhela convertirla en su esposa. Francesc Galcerán, Pepa Pedroche, Lucía Serrano, y Alejandro Arestegui completan el reparto de la obra.
En esta adaptación teatral se defiende el derecho de la protagonista a elegir su destino, aunque este no coincidía con la moral reinante en su época, por lo que será castigada con el desprecio, el abandono y un final de trágica soledad. Ana Ozores se mueve entre la pasión sacrílega por ella de su confesor (don Fermín), el juego seductor del señorito don Juan y ya de retirada Álvaro Mesía y un marido alejado de sus deseos y necesidades (Víctor Quintanar). El punto de vista de ella, de la protagonista, está en el centro del relato.
Esta adaptación de La Regenta, necesariamente condensada, tiene en cuenta obviamente la historia que se narra pero, también, cómo la narró Clarín, el lenguaje del autor. El lenguaje obedece a un sistema de pensamiento y es precisamente ese sistema particular de Clarín en el que nos sumergiremos. Así, el lenguaje de los diálogos conserva el sabor a época y el estilo de Clarín pero también evita arcaísmos y sintaxis antigua para acercar el texto a nuestro tiempo. Clarín hace una irónica crítica de las clases dirigentes de una sociedad aristocrática o que sueña con serlo, inmóvil, atrasada, conservadora y beata. Será precisamente esta sociedad ociosa, ocupada en las apariencias y murmuraciones, en juzgar la vida de los demás, quien marque el recorrido vital de Ana Ozores, heredera de una nobleza empobrecida, huérfana de madre obligada a vivir sin apenas referencias adultas desde niña y que decide casarse con un hombre mayor con la esperanza de tener una buena vida. La joven no encontrará en jamás en ese matrimonio la pasión que su juventud le reclama, ni podrá ser madre. Pronto albergará un deseo y una inclinación prohibida hacia un maduro seductor de Vetusta y asustada tratará de buscar en su confesor el freno que ella apenas sabe poner.
Todos los personajes existen en función de ese contexto que a veces hiela el alma y en el que las ansias de libertad de Ana serán brutalmente reprimidas. Egoísmo, ambición desmesurada, envidia, hipocresía, maledicencia, la opinión de los demás… «Abrimos la puerta a otra época para poner un espejo. Se trata de reconocer las partes de nosotros en las que se agitan los comportamientos de personajes de otro siglo».