Críticas de espectáculos

La Tienda de la Esquina

Los Finales Felices
Espectáculo a partir de la comedia “La Perfumería”de Miklos László y la película “El bazar de las sorpresas” de Ernst Lubitsch.
Adaptación: Evelyne Fallet y Jean-Lacques Zilbermann
Versión Española: J.J.Arteche
Puesta en escena: J.J. Zibermann
Dirección: Lander Iglesias
Intérpretes: Aitor Mazo, María Adánez, Francisco Vidal, Lander Iglesias y Helena Dueñas, entre otros.
Teatro Infanta Isabel- Madrid
Hagamos un viaje, trasladémonos a un tiempo y un lugar, nutridos por la inocencia, por la ingenuidad de la cercana probabilidad de los finales felices; por la proximidad del ser humano que se esconde en la rutina, o tras una firma impersonal y tímida; por la viabilidad de una realidad cálida, acogedora y amable. Hagamos un viaje hasta “La tienda de la esquina”, hacia “El bazar de las sorpresas” sutílmente perfumado por un ayer, presente en una memoria anhelante de ternura, sencillez y belleza.
La puesta en escena que ha dirigido Lander Iglesias, rezuma nostalgia y sentimentalidad. En torno a un argumento sobradamente conocido, (la historia de amor, epistolar, entre dos personas desconocidas, inicialmente distantes) se ha construido un hábil armazón de diálogos y situaciones, mecidas por la dulce melodía de las emociones.
No hay, en este montaje, estridencias, no hay atracciones fatales; todo transcurre de modo dulce, lento, mostrando al espectador un engranaje perfecto, en el que el actor, la escenografía, el color y la música, encajan en un carrusel incesante que da vueltas, que gira en distintos espacios… Los espacios de la vida, de la causalidad y del encuentro feliz, como en un final afortunadamente anunciado.
Pero, no todo es tan simple… En la sencillez se encuentra, a menudo, la esencia de la vida. Envidias, competencia, ilusiones, amistad, la inestabilidad laboral… Esos sentimientos, son la luz de este lugar, el alma que ansía afecto, que ansía sentirse querido, el ser humano que desea vencer la timidez y la inseguridad del rechazo; el hombre y la mujer que quieren emerger vivos y optimistas a través de las letras de una carta, del rótulo de un libro, de las ventanas adornadas con el espumillón de los sentimientos.
“La tienda de la esquina” nos ofrece teatro envuelto en una sencilla perfección; en una compleja simplicidad; en una conmovedora sentimentalidad que nos devuelve el final feliz de las películas de hace mucho tiempo… De la época en la que James Stewart era el remitente anónimo de la carta que, hoy, escribe sin ninguna falta ortográfica, Aitor Mazo.
Esta obra de teatro, ha supuesto un reto para este gran actor, acostumbrado a asumir papeles de enorme envergadura, de enorme intensidad interpretativa. Kralik, sencillo encargado de una librería, apocado, tímido, inexperto en su trato con las mujeres, ha sido un reto que el actor vasco ha superado con creces, regalándonos una interpretación deliciosa.
María Adánez, en su segunda obra de teatro, ha construido un personaje que oscila, hábil, entre la picardía infantil y seductora de Marilyn Monroe y Shirley McLaine.
“La tienda de la esquina” es un acierto absoluto. A una escenografía impecable se une un elenco fabuloso, capitaneado por dos magníficos actores; y un argumento sencillo y mágico queda sellado por un final feliz tan esperado como memorable.
Hagamos un viaje… Hacia un tiempo en el que las sorpresas más felices se asomaban tras las ventanas de la tienda de la esquina… Hagamos un viaje, quizás ellas nos esperan todavía. Sofía Basalo Castill

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