Entrevistas

Las estaciones teatrales de Hugo Pérez de la Pica

Co-director con Irina Kouberskaya, de Teatro Tribueñe, Hugo Pérez de la Pica (Madrid 1974) es un creador multifacético : poeta, director, escenógrafo, figurinista, artista plástico y dramaturgo. Su conocimiento y su pasión por las tradiciones, músicas, canciones y danzas populares de España nutren sus creaciones teatrales. En su camino de creador nunca se repite, en cada de sus creaciones nos ofrece un mundo diferente lleno de música y de poesía. Hugo Pérez de la Pica alcanza en sus espectáculos el arte del alquimista de teatro confeccionando con diferentes expresiones artísticas obras inéditas.

Tras su magnífico Alarde de Tonadilla, entreno en 28 de septiembre 2016 en el Teatro Tribueñe, su próximo espectáculo Estaciones de Isadora con Beatriz Argüello en el Teatro Español, enfoca la figura excepcional de la bailarina Isadora Duncan.

Irène Sadowska – Cómo se ha elaborado tu lenguaje escénico plural compuesto por el texto, la música en directo, el canto, la expresión plástica? ¿Cómo ha evolucionado desdé tus primeros espectáculos?

Hugo Pérez de la Pica – Esto es complejo; lo que siempre he tenido claro es que los argumentos novelados no me interesaban demasiado. La continuidad de las escenas esta en el ritmo, en el tratamiento lumínico, la interacción de los músicos y el resto de intérpretes. No elijo una lógica convencional pero cualquiera que haya asistido atento a mis espectáculos sabrá que la trama subyace en todo momento. No es un punto de partida fácil, un creador no puede contener su creatividad ciñéndose a un campo concreto como si el director fuera esclavo de orquestar lo que los demás hacen, el director tiene que ir coloreando todo, salir escopetado hacia un terreno desconocido pero sabiendo que su intuición le va a llevar a la rima de todos los elementos del nuevo poema.

I. S. – ¿Cómo elijes los temas de tus creaciones?

H. P. P. – Cada obra es un mundo. Para Por los ojos de Raquel Meller tenía claro que todo lo que se escuchara tenía que haber pertenecido al repertorio de la diva, transiciones con letra alterada o números instrumentales todo lo que cantan los no sé cuántos restantes personajes. Ardua tarea pues llegó a tener 400 registros en pizarra. Solo una excepción, la Salve marinera, para rematar la obra. En Planeta Sacro monte una gitana vieja, con dulzura y pulcritud, me enseñó la manera y particularidades rituales de la zambra tal, como lo hacían en la cueva de su abuela. Paseíllo y Donde mira el ruiseñor cuando cruje una rama son dos obras que contienen música original de Mikhail Studyonov. Le entregué la letra, esbocé algunos aires y el multiplicó mi propuesta. Cuando pienso ilustrar una función siempre reparo en la combinación de estilos dentro de un mismo genero, vamos que si hay tango también milonga y por que no chacarera y zamba. Fue difícil por ejemplo Danzar al aire español con la compañía de Antonio Gades, puesto que la duración de la obra tenía un límite y había que rebuscar en quinientos años de música.

I. S. – Varios de tus espectáculos son anclados en el fondo de la cultura popular española, su música, sus tradiciones. ¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?

H. P. P. – Me fio del corazón la verdad, me puedes ver igual llorando al escuchar a una cobla la Santa Espina, que escuchando una saeta en la calle una mañana de Viernes Santo; o velando a la virgen de los desamparados un domingo de mayo. Me gustan Corpus Barga, San Ramón Gómez de la Serna, San Fernando Fernan Gómez, Saint Bob Fosse, Santa Antoñita Colomé, San Juan Cocteau, Santa Ana Pavlova, Gibran kahlil Gibran, Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, el canto de los auroras de Murcia o Nini Marshal. Creo que las fuentes se diluyen y amasan en el inconsciente para permitir la verdadera creación.

I. S. – ¿Cuál es el hilo conductor de la dramaturgia escénica en Alarde de Tonadilla? ¿Cuáles fueron los criterios de tu elección de las coplas para este espectáculo?

H. P. P. – Es este espectáculo, creo, el que llevo mas dentro, el que sale de los primeros sueños con el teatro. Este tipo de repertorio tratando tantos años de hacer justicia con lo que me había sido dado, un tesoro ante mí, me veía tan solo. Dos personas me alentaron en todo momento Irina Kouberkaya y Romualdo Molina que me hicieron confiar en mi sentido artístico y en el capricho de la creación. Este repertorio se viene gestando desde los 17 años, va nutriendo todas mis creaciones. Aún sueño en una magna antología soñada cuando este país se de cuenta… Comenzamos con la canción sefardí la expresión junto a las tonadas asturianas y temporeras o cantos de trabajo, piezas matrices que se conservan de manera milagrosa. Comienzo con esa raíz fértil del romancero. Las canciones son misterios, hay que llenar el aire de liturgia. Se atisban los cantos judeoespañoles, la tradición de las canciones fronterizas, lo hispanoárabe. La exaltación de la maragata que porta la sangre menos mezclada de la raza mas antigua. Ibero, bereber y hebreo son una misma y son millones de cosas. La germanía y la hermandad. Y acabamos con los gitanos que absorben y conservan todos los caracteres de identidad de aquellos pueblos que han olvidado cantar. La identificación del público es inmediata. Como columna vertebral la poesía. Una evocación de Lope de Vega como símbolo de poeta popular que estiliza lo que el pueblo cree suyo lo devuelve lo reescribe hasta perder su rastro y le hace creer que son del mundo las verdades del poeta. Una exaltación de la mujer flamenca, a través de una supuesta voz de Rafael de León; un homenaje a los mariquitas que adornan y visten a la Virgen y a la tonadillera, al seise y la cigarrera. Una evocación del dieciocho acartonada, un tributo a la fracción baturra del invento, una estampa levantina etc… desde luego huyendo tanto del canto lírico como del griterío actual que pone los pelos de punta, del horror. Quise ser agradecido y he procurado que todos los compositores que se consagraron al género estén presentes así aparte de los imprescindibles Quiroga y Solano, aparecen Font de Anta, Jesús Romo, Monreal, Alonso, Quirós, Penella, Chueca, Valverde, Ruiz de Luna, Castellanos, el Tío de la tiza, el gran Juan Mostazo, Granados y Turina

I. S. – ¿Por qué has elegido trabajar sobre la figura de Isadora Duncan?

H. P. P. – Este proyecto llega a mí de la mano de Beatriz Argüello, que en aquel momento necesitaba una base literaria para expresar su devoción y, contar sobre la Duncan. Entonces yo me pongo al servicio del alma torturada de este ser irrepetible que todavía y tan hondo sigue calando e inspirando. Leer su autobiografía marcó mi última adolescencia. Bea es capaz de pisar terrenos inéditos, va a ser un descubrimiento para muchos. Dos panteras negras. una dentro de otra,

I. S. – Puedes comentar el concepto de Estaciones de Isadora, la parte de la música, de la danza, del texto y del lenguaje plástico…

H. P. P. – Esta función es palabra, música y danza. Son siete estaciones, siete poemas que se rozan unos con otros. Que son traspasados por el dolor y el gozo, la tragedia y la levedad ; siempre en tensión. Todo amparado por un gran equipo. Un vendaval que llega de sorpresa.

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