Críticas de espectáculos

Las mentiras del Entusiasmo/Damián Muñoz Danza

Las Mentiras del Entusiasmo
Damián Muñoz Danza
Comentario sobre el espectáculo presentado en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, como parte del Festival de verano Grec 2001. Del 25 al 28 de julio
Dirección y coreografía: Damián Muñoz
Ayudante de coreografía: Virginia García
Bailarines: Virginia García, Fernando Hurtado, Jorge Jáuregui, Damián Muñoz, Fernando Nicolás Pelliccioli, María Roca
Diseño de luces: Javi Ulla
Música original: Borja Ramos, Petti y Maite Arroitajauregui
Espacio escénico: Damián Muñoz
Elementos escenográficos: Miquel Ruiz
Vestuario: Gabriel Torres
Coreografía inspirada en la película El cielo sobre Berlín de Wim Wenders
El título de la pieza Las Mentiras del Entusiasmo sugiere una historia de desengaños o de lucidez dentro de la euforia, pero este nuevo trabajo coreográfico de Damián Muñoz transcurre como un relato encantador por su nobleza y ejecución depurada, que se quiere volver a leer una y otra vez. Seis bailarines dan vida a personajes en situaciones límites aunque habituales en la sociedad actual: sus gestos representan desasosiego, incomprensión, hastío. Una mujer vende su cuerpo, dos hombres pretenden comprarle favores para luego quedar con las manos vacías; en otras parejas hay reclamos, ira, decepción; otro hombre se mueve mecánica pero descontroladamente, transmitiendo presiones y angustias. Todos se mueven con dinamismo, procurando abrirse paso en el drama de la vida diaria, haciéndose su lugar en el mundo. La lucha por la supervivencia y la definición de la identidad se presentan aquí con una visión abiertamente romántica, en el sentido del romance que existe en la búsqueda, haciendo eco de la película de Wenders. Las situaciones que comprenden la obra de Muñoz y compañía se plantean con un vocabulario de movimientos frescos y contundentes que logran la impresión de intimidad; se rinde tributo al presente, al instante que pasa y a la posibilidad.
Los ángeles de “El cielo sobre Berlín” eran capaces de ternura y simultáneamente el epítome del “cool”; los personajes de Las Mentiras del Entusiasmo son sofisticados gracias a una aguda dirección escénica y a unos bailarines muy diestros. No hay nada cínico ni distante en esta historia; su energía pulidísima atrapa al espectador por buena parte de la hora que dura la función: llegamos a pensar que estamos viendo un trozo de nuestras vidas, claro está que en un nivel de abstracción más iluminado y poético.
En esta pieza hay un ángel que observa impasible las miserias humanas y otro que se conmueve ante la fragilidad. Este último se ilusiona con una mujer por la que vela, aunque también parece enamorarse del consuelo o el apoyo que él significa y de la confianza que ella aprende a desarrollar. Hacerse hombre y por tanto perecedero requiere de un arrojo que encierra la idea de movimiento, correspondido por la valentía del personaje femenino al reconocerlo a él.
Los elementos escenográficos son mínimos y justos, de ingenioso humor, e igual de eficaz es la iluminación, ya que la excelente banda sonora es protagonista al crear el espacio donde se registra el vaivén de estos padecimientos y pequeñas celebraciones.
Esta espectadora regresó a una segunda función, queriendo experimentar nuevamente algo del embeleso surgido en la noche del estreno, para notar ligeros cambios en algunas escenas, resueltas la segunda vez con más audacia y economía de gestos. María Eugenia Mann

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