Críticas de espectáculos

Libertad, santa palabra y nada más

Tercer Cielo, triángulo dentro de un espacio. Sus paredes son tejidos traslúcidos, blancos mientras esperan que los cenitales los posean y los llamen por su nombre: piel, mariposa o mesotelio, envuelve ya los órganos del arte jondo, que se arrastran por la escena evocando un Paraíso de cuerpos por venir. Desde la diagonal, una milonga responde a los sonidos sin notas. Es Rocío Márquez, figura de ruptura que rechaza la verticalidad desde el inicio. Yace y se desplaza. Es espacio de pulso: con los brazos es el latido que alcanza el lateral contrario, allí donde el humo se aspira y el foco amarillo lo impulsa a Tercer Cielo. Esta propuesta escénica y flamenca es dirigida por Emilio Rodríguez Cascajosa y Juan Diego Martín Cabeza.

La piel es transida de luces anaranjadas, y la figura se viste con una capa. El espacio escénico, diseñado por Roberto Martínez, y el sistema sémico de luces, de Benito Jiménez, hacen cambiar de sentido todas las imágenes de este lenguaje coloreado en una línea de tiempo parcial. No se canta por una pena, por letras muertas en una estructura musical anquilosada. Las luces son verdosas ya y las bulerías sonríen en el rectángulo creado junto a la mesa de Bronquio. Sintetizada y lanzada de una dimensión paradigmática creada en estudio, la melodía acompaña a Rocío para evadirse después. Se libera del compás, lo desborda, se retira. Vuelve, en un giro de ruleta. La plasticidad de estas fibras que sostienen el cante se revelan ante sus referentes. El arte jondo nunca fue dado de antemano. Tercer Cielo, la tradición se sitúa en el centro del escenario. ‘Sangre que cura la herida’. Se cubre con una capa. Se desnuda de ella después. Ahora es objeto de apoyo entre la carne y el suelo del teatro. ‘Venga, fiesta y alegría.’ El arte jondo está sentado sobre Verdiales, Tangos, Seguiriyas, Garrotines, Aguilandos, Rondeñas, Rumbas, Pregones, Soleás. Un corte más limpio hace romper el suelo; hace discontinuos los palos. Rocío Márquez y Bronquio colorean con un motivo profundo el esqueleto anquilosado de un pasado sin movimiento. Sin vida, el mesotelio no abandona al corazón. Las palmas son imágenes sonoras puras: escuchadas, pero no vistas. Se han saltado los ojos para alcanzar el pecho desde el oído. La cadena de órganos y sentidos está quebrada. Esta aparente fragilidad mouvant y la poética que se advierte entre las fibras de esta piel son signos del reconocido coreógrafo cordobés Antonio Ruz.

La figura recoge la tradición y la lleva a su cintura. Con ella danza, en un triángulo de superficie ocre. A pasos cortos, las manos y yemas buscan la altura sin perder las raíces. Tercer Cielo, los tiempos se bifurcan en un minuto turquesa, verde y fundido a negro. Las rapidez táctil de Bronquio y la garganta de Rocío operan las frases y su dicción: el contenido de Agua, Piel, Ala rota y Droga cara; la forma del cante es posible. Discurso que, derrengado sobre un tejido rosado y de media circunferencia, pierde sintaxis, renuncia al orden de los sonidos y pasa a ser grito. El espacio sonoro calla para escucharlo atento. De su ser sostenido nacen palabras que, recitadas muy bajito, son poesía.

Por la estética vibrada del fonema /r/, la figura es reina de este agujero nuboso y anaranjado. Las letras no necesitan ser dichas por una boca, sino que permanecen en un espacio sin cuerpos. Tres focos parpadean uno al lado de otro. La silueta será vista tres veces. Lo jondo nimba entre nubes, respirando en el vértice más profundo del triángulo. Se ha cruzado el cielo para detenerse en el borde más cercano: el proscenio. Amar no es sufrir, Tercer Cielo. La deconstrucción en el arte es un acto bello si es sincero. Esta propuesta se desgarra desde el mesotelio: flamenco que protege lo vital. Las paredes acogen el pensamiento de la figura. Son ya el velo santo, que es placer y órgano en este espacio desnudo. El arte revestido se deja ver. Fulgura una voz, que va diciendo en el silencio: qué grande es la libertad. ‘«¡Libertad!» santa palabra y nada más, creadora; | por la palabra los mundos se soñaron como cosa’—Miguel de Unamuno.

Andrea Simone

FICHA ARTÍSTICA:

•En escena: Rocío Márquez (voces, cuerpos) & Bronquio (programación, sintetizador)
•Movimiento escénico y coreográfico: Antonio Ruz
•Vestuario y espacio escénico: Roberto Martínez
•Diseño de iluminación: Benito Jiménez
•Espacio sonoro: Javi Mora
•Concepto y dirección artística: Emilio Rodríguez Cascajosa y Juan Diego Martín Cabeza
•Concepción de polifonías: Carmen Morales
•Dirección de producción: Ernesto Novales
•Tercer Cielo es una producción de Delirioyromero Producciones SL
•Con el apoyo de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales de la Junta de Andalucía. Agradecimiento residencia “In Progress” – Flamenco Festival, Ayuntamiento de Torrox y Fundación Concienciarte.
Teatro Góngora, 23 de febrero de 2023.

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