En cartel

‘Los figurantes’ de Sanchis Sinisterra hace temporada en el Reina Victoria de Madrid

Estrenada en 1989, es una sátira sobre los desfavorecidos de todas las épocas

‘Los figurantes‘, una de las obras cumbre de José Sanchis Sinisterra, vuelve a hacer temporada, en esta ocasión en el Teatro Reina Victoria de Madrid, donde se representa desde enero todos los domingos, a las 20:30 h. Producción de Teatro del Corso, en colaboración con Estudio Ágora Producciones, está dirigida por Delfín Estévez y María José Gil, y es una sátira sobre los desfavorecidos de todas las épocas sustentada en la metáfora de una revolución en el interior de un teatro. Para poner en pie esta producción no se han escatimado esfuerzos, con 18 intérpretes sobre el escenario: Toño Balach, Iván Herrero, Delfín Estévez, Raúl Bravo, Elene Hernández, José María Pertusa, Cris Medina, Roge Castro, Santiago Cabrero, Félix Toribio, Ander Etxebarría, Allan do Amarante, Jaime Irurzun, Olga Redondo, Luisa Barbero, Lucía López Puerta, Pingüi, María José Gil y César Fuentes.

Algo inaudito está a punto de suceder en el interior de un gran teatro. La mecha de la revolución ha prendido entre bastidores y, a pocos minutos de que se levante el telón, los figurantes encierran a los actores principales en los camerinos y se presentan ante el público como los nuevos protagonistas de la representación. En su afán por igualar los méritos de sus opresores, estos dieciocho figurantes comenten todo tipo de disparates y extravagancias. Por si esto fuera poco, un sorprendente descubrimiento nos trasladará desde lo que parecía ser una confortable comedia hacia una inmejorable oportunidad para reflexionar sobre las paradojas de la libertad individual y colectiva.

‘Los Figurantes‘ fue estrenada en el Centre Dramatic de la Generalitat Valenciana con Dirección de Carme Portacelli en 1989 y según explica el propio Sanchis, el germen de esta obra se remonta a la época en la que trabajaba junto a José Luis Gómez en la dramaturgia de ‘La vida es sueño’ para el Teatro Español, un trabajo que le brindó una excelente oportunidad de meditar sobre el destino de aquellas figuras condenadas a “aguantar la lanza”.

«¿Quiénes son esos seres anónimos y oscuros que el dramaturgo arroja displicentemente al ruedo de la acción?», se pregunta el autor. «Sin molestarse siquiera en darles nombre, cifra ni voz – a veces sí, unos versos, una sigla ordinal, apenas cuerpo…- les hace deambular como aturdidos por la trama; bultos opacos, sombras que discurren junto a la incandescencia de los otros, los verdaderos hijos de su fantasía: los protagonistas. Entran y salen generalmente inertes, como pequeños meteoros arrastrados por el paso fulgurante de una cometa: eterno séquito, cortejo, compañía, comparsa noble o plebeya, cortesanos o pueblo… no importa: nada les redime de su exigua identidad, de su casi no ser. Tienen encomendadas casi siempre las tareas penosas, los gestos más ingratos y anodinos, incluso a veces los cometidos francamente sucios. Papeles desairados, si los hay, pues ¿qué mayor desaire sobre un escenario que pasar inadvertido, que ostentar la anonimia?»

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