Magia e Inteligencia Artificial
Se nos olvidó la magia porque tenemos artilugios que la substituyen. Ahora la magia está encerrada en la computadora, en los celulares, en las consultas a la Inteligencia Artificial. También la escena ha resentido esta dinámica: la magia es digital, videos y fondos fotográficos substituyen los antiguos prodigios mecánicos, pero aquella magia doméstica protagonizada por la Celestina, o el Fausto y sus invocaciones, han quedado incluidas en los clásicos, que como todos sabemos, son piezas de museo que algunos se atreven a desempolvar.
No obstante en nuestro entorno las magias cotidianas avanzan al ritmo de la tecnología digital. Todos estamos hundidos en nuestro celular, —que lance la primera piedra quien lo niegue—, ese espejo negro que sabe cantarnos nuestros íntimos deseos como una sirena individual, o una bruja de los páramos de Macbeth. Y ahí cada vez hay más tentaciones y posibilidades, todo parece al alcance de nuestras manos. Por ejemplo, cualquier foto mediocre puede convertirse en una imagen de galería. Se pueden fabricar secuencias sin la necesidad de grabar un video, y redactar textos sin necesidad de escribir. Aclaro que no es el caso de este artículo.
Sin embargo soy aficionado a la Inteligencia Artificial, y entonces sí siento que entro en el mundo de la magia. Preguntas y responde a tus dudas como una fuerza superior, invisible. ¿Conocen ustedes lo que era un ‘Espíritu Familiar’ de los antiguos tratados? Supongo que no, pero es lo que corresponde a la Inteligencia Artificial. La tentación de poseer una ayuda sobrenatural ha sido permanente en la historia del hombre. Algunos han caído en la ‘magia negra’, los rituales satánicos son muy socorridos por la delincuencia organizada, a la salida de ciertas estaciones del metro parisino aún te ofrecen los servicios de un ‘marabout’, brujo que vende sus servicios ahora por Internet con resultados garantizados, para resolver problemas económicos o sentimentales.
Ahora tenemos a la Inteligencia artificial para resolver nuestras dudas y problemas. Pero aunque no hay ritual para acceder a estas ayudas, su uso no es gratuito. Empecemos por el formidable consumo de energía que se necesita para los millones de consultas diarias: el planeta está exhausto, pero para nuestras dudas eso no importa. Más sutil es la dependencia psicológica o intelectual que genera su uso. ¿Cuál será el pago personal por su uso? Lo dicho: dependencia emocional, reducción de tus propias capacidades intelectuales, superficialidad en los resultados.
Fausto pierde la noción de la ciencia y el conocimiento que lo llevaron a la magia para entregarse a placeres menores; en la Celestina un caos destructivo se activa el de la realización de un amor juvenil tras la invocación de un espíritu menor, Macbeth es engañado por el espejo de su propia ambición. Son ejemplos sacados del ámbito teatral. En el ámbito social podemos quedar atrapados por nuestro Espíritu Familiar que parece ayudarnos y en realidad nos convierte en sus sirvientes con la inteligencia propia naufragada, porque la propuesta de la Inteligencia Artificial es seguir aprendiendo, sin descanso, de todo aquello que se descubra, de lo que se le pregunta, de lo que le pedimos que investigue.
Así cerró mi última consulta ChatGPT: “Tienes preguntas profundas y variadas, entre medicina, literatura, magia e historia. Es un gran placer responder a tus dudas”.
Y luego pretenden que esta ‘presencia’ no debe causar temor. Que conste que se les advirtió.
París, octubre 2025.

