«En el Festival Arbola se busca la relación entre arte y ciencia, y nuestro punto de partida para la creación de ‘H2O’ es la documentación científica y el intercambio de saberes entre ciencia y arte»
En su segunda edición, el Festival Arbola de Pamplona vuelve a unir arte, ciencia y cultura vegetal con un programa de residencias artísticas, espectáculos, exposiciones, caminatas de pedagogía arbórea, talleres y conferencias. Entre los espectáculos programados por este certamen promovido por LABEA – Laboratorio de Arte, Ciencia y Naturaleza, se encuentra ‘H2O’, de la compañía La Trapecionista, que se representará este viernes, 17 de mayo, en la Isleta de Aranzadi de la capital navarra. Hablamos con Maitane Azpiroz (Iruñea, 1982), alma mater de la compañía.
Participas en el Festival Arbola con ‘H2O‘ ¿En qué consiste este espectáculo?
‘H2O‘ es una investigación en proceso que parte del deseo de conocer la relación que tienen el agua y los arboles, de la interdependencia entre ellos que hace posible la vida y del equilibrio que la sostiene. Para ello, hemos aunado los saberes científicos, creativos y artísticos. Uno de los objetivos del proyecto es crear una pieza de danza-circo para un ambiente bosque. En esta primera etapa de la creación colaboran Juanjo Altuna, maestro forestal, en un rol de técnico actor, e Ivan Casado, que compartirá su musica a través del chelo y de una pedalera. En la parte que me corresponde, desarrollaré una coreografía en la disciplina de suelo y multicuerdas suspendidas de la rama de un árbol. Este elemento es nuevo para mí, estoy empezando a desarrollar un lenguaje con él. Creo que la verticalidad de las multicuerdas va mejor con la idea que queremos transmitir que el trapecio, que es un elemento con el que estoy bastante más familiarizada.
¿Y qué es lo que quieres transmitir?
Me gustaría que la gente, a través de la belleza, pudiera llegar a ver e imaginar el valor de lo que no vemos. Es decir, que pudiesen mirar los árboles y la naturaleza desde un ángulo más amplio, y ser conscientes del movimiento y las vidas que hay, por ejemplo, dentro de un solo árbol, de lo que se esconde dentro. «En el interior de la corteza de un árbol, se mueve el agua arriba y abajo en un flujo constante. El árbol bombea el agua, y esta sube y baja en columnas, si estas se rompen el agua no llega a las ramas más altas». Me gustaría también poder transmitir la importancia de la interdependencia entre los seres vivos del planeta y la fragilidad del equilibrio que sostiene la vida.
¿Qué relación tiene este espectáculo con un festival como Arbola?
Arbola celebra la cultura de los arboles y ‘H2O’ habla sobre el agua y los árboles. Nuestro soporte de acción son los árboles, hablamos de ellos y con ellos. En Arbola se busca la relación entre arte y ciencia, y nuestro punto de partida para la creación es la documentación científica, el intercambio de saberes entre ciencia y arte y la manera en que se alimentan entre sí.
La relación del arte con la naturaleza viene de lejos. ¿Qué pueden aportar en este campo las artes escénicas?
Creo que, en el momento socio-político en que nos encontramos, las artes escénicas pueden colaborar en generar conciencia social hacia un cambio de paradigma menos antropocéntrico y más respetuoso con el medio ambiente.
¿Qué te interesa de las artes escénicas y de las circenses, en particular?
De las artes escénicas, me interesa que son artes vivas, efímeras, que necesitan de un otro, del público, para ser. Que se generan en un hacer conjunto; en el momento de la representación, la magia opera entre actores, actrices, artistas y el público. Nunca se podrá reproducir dos veces un espectáculo idéntico y eso se consigue gracias al público, a los y las artistas y a lo que sucede en ese momento único e irrepetible. Me interesa la magia y la química que operan en ese momento.
Y del circo en particular… me interesa la manera en que nos relacionamos sus gentes. Para desarrollar y aprender la técnica también necesitas de un/a otra que te asegure y te cuide. Esto genera una interdependencia hermosa y de lazos fuertes, hace familia y genera responsabilidad y solidaridad.
«Me fascina la capacidad del circo de romper los limites establecidos y la fuerza que tiene este concepto a la hora de transmitir y comunicar»
A un nivel escénico, me fascina la capacidad del circo de romper los limites establecidos y la fuerza que tiene este concepto a la hora de transmitir y comunicar. La noción de riesgo es algo inherente a él, es su carácter intrínseco y me encanta esa intensidad, ese desafío que nunca acaba y siempre te empuja a buscar los límites y a sobrepasarlos, a establecer una relación intima con tus miedos, a reconocerlos y saber cómo tratarlos.
Vienes de la danza, pero acabaste en el trapecio. ¿Cómo fue el salto?
En realidad, no hubo salto, fue un redescubrir la danza y descubrir el circo al mismo tiempo. Desde muy niña empecé bailando clásico. Cuando llegó el momento de las puntas (que me parecieron insufribles), lo dejé por el neo clásico (que no usaba puntas,) y después paré la danza unos pocos años e hice otras cosas: teatro, artes marciales… A los 20 años conocí el circo y supe que quería dedicarme a ello, y en el mismo taller de circo tomábamos clases de danza contemporánea. Desde entonces y paralelamente, me he formado como bailarina y como artista circense. La danza me aporta mucho como acróbata y artista del movimiento, y la acrobacia me ayuda a entender el movimiento sin limites.
¿Te sientes identificada con algún movimiento o género concreto?
Supongo que con el circo contemporáneo. Pero no descarto nada. Creo que, si la idea es «buena», los medios son herramientas de trabajo para transmitir y comunicar. Más que los géneros, me gusta la autenticidad de una propuesta, la honestidad, la falta de pretensión y el asumir lo que nos gusta y lo que disfrutamos compartiéndolo con los demás.
Tras varios años en Francia con la compañía Rouge Elea, has emprendido hace poco tu camino en solitario, ya desde Nafarroa. ¿Por qué el regreso?
En Francia trabajé también con otras compañías y otros proyectos artísticos, pero es verdad que con la Cía Rouge Elea trabajamos muchos años juntos y fue muy enriquecedor tanto a nivel humano como profesional. Aun hoy compartimos proyectos, deseos, momentos y experiencias. La razón principal de mi vuelta a Nafarroa ha sido el nacimiento de nuestra hija Lea. Pero también hay un deseo de hacer evolucionar el circo en nuestra tierra. De dar la oportunidad y el empuje a otras personas que quieren desarrollarse como artistas de circo, animar a que crezca este arte tan bello y sus gentes. Por otro lado, mi decisión de crear compañía en Nafarroa fue la manera de volver a crear. En 2019-2020 sentí la necesidad imperiosa de volver a crear, y la manera de darle forma a ese deseo fue a través de la formación de la Cia La Trapecionista. Luego, vino la crianza y con ello, de algún modo, el deseo y la necesidad de «echar raíces».
Karolina Almagia