Sud Aca Opina

Mi basura, su riqueza

Tantas y tantas veces se ha escrito y discutido como algunos desechan aquello que para otros se puede transformar en su única posesión material, y con esto no me refiero solo a personas ricas y pobres, sino que a los países autodenominados como del primer mundo, comparados con los del tercer mundo, esos que solo por una mala jugada del destino, siguen sobreviviendo en este planeta. Por supuesto todos entendemos a que se refiere la frase, pero otra cosa es cuando un concepto es internalizado a través de una experiencia personal.

 

Dados los últimos acontecimientos, sobre todo en mi país donde previamente a la pandemia, hubo un estallido social provocado por años de asimetría entre la elite con privilegios desmedidos y los de abajo que ni siquiera conocían el significado de la palabra privilegio, que culminó en una chispa capaz de incendiar a toda la nación, nos dimos cuenta de cómo este jaguar latinoamericano, solo era una mona vestida de seda, mona capaz de seducir a otros habitantes de este continente, quienes creyeron que al venirse a vivir a estas tierras, su situación mejoraría.

Hoy por primera vez fui insultado en mi propio país con un modismo extranjero. No porque yo estuviese cometiendo un error de urbanidad, sino simplemente de donde este inmigrante provenía, aun rige la ley del más fuerte, del que pasa primero y no de quien tiene la preferencia basado en normas. Podría detallar el incidente con mas detalle, pero no vale la pena. Lo que si quiero recalcar es que entiendo que todo el mundo tiene derecho a migrar buscando mejores oportunidades para el y su familia, claro que también entiendo, que cuando voy a otro lugar, debo adaptarme a los usos y costumbres de ese lugar, e idealmente aportar de forma positiva.

Chile siempre fue considerado una isla continental ya que estaba aislado del mundo por sus fronteras naturales. La Cordillera de los Andes, el océano pacifico que de pacifico no tiene nada, el desierto de Atacama como el más árido del mundo y las congeladas aguas del extremo sur colindando con la Antártida, durante mucho tiempo nos mantuvieron aislados. El que venía, estaba obligado a quedarse por la dificultad que le representaba el devolverse a su origen. Somos el país más austral del mundo; con suerte quedamos sobre el planeta antes de caernos por el polo sur. Esta condición nos hizo ser una mezcla de razas y culturas de la más variada índole, primando por sobre todo el esfuerzo por surgir y la aceptación entre nosotros. En el colegio tuve compañeros de apellidos europeos, asiáticos, indígenas, y no recuerdo que eso haya sido un problema. Hoy en cambio, a la velocidad de internet, esas antiguas barreras naturales se han diluido y las barreras entre clases han aumentado. De seguro más de alguien podrá rebatirme, incluso con datos estadísticos, quizás yo, como otros, estábamos acostumbrados a una condición.

En los últimos 10 años, hemos sido prácticamente invadidos por extranjeros y están creando una imagen de sí mismos para todo el resto de la comunidad, no solo para los chilenos. Póngale usted la etiqueta que desee a los peruanos, bolivianos, argentinos, haitianos, venezolanos, colombianos…

Las diferentes nacionalidades están encontrando sus nichos y transformando barrios enteros en un apéndice de sus países de origen. Algunos han llegado para aportar con trabajo y simpatía, mientras otros, a pesar de que nuestro sistema de seguridad social no es tan bueno, han venido a aprovecharse de él, sin aportar mucho al crecimiento global de la nación. Una manzana podrida, pudre el cajón y los malos inmigrantes nos están haciendo etiquetar de manera errada a todo el grupo.

Creyeron que éramos el paraíso y nunca antes había visto tantas tiendas de campaña en los parques y plazas públicas como en el último tiempo.

No creo que estén peor que en sus países de origen, pero lo que si se, es que se nos vienen años difíciles, no solo para ellos, sino para nosotros también.

Se puede solo si trabajamos todos juntos por un futuro mejor.

No quiero cambiar nuestra acomodaticia expresión de huevón, por la de mamahuevo.

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