El Chivato

Miguel Ribagorda, ganador del XIV Premio Internacional Artez Blai de Investigación sobre las Artes Escénicas

El trabajo de Miguel Ribagorda trata la confluencia de las neurociencias con las artes escénicas. 

El jurado del Premio Internacional de Investigación sobre las Artes Escénicas, reunido por vía telemática y compuesto por Guadalupe Soria, Fernando Gómez Grande y Belén Tortosa (ganadora del Premio Artez Blai 2020) ha decidido por unanimidad conceder el galardón de la edición de 2021 al trabajo ‘Un encuentro feliz. Teatro y neurociencia’ de Miguel Ribagorda. La obra ha sido seleccionada entre las 16 propuestas participantes de 7 países: Ecuador, México, Cuba, Uruguay, Argentina, Brasil y Estado español.

En palabras del jurado, el trabajo de Miguel Ribagorda ha resultado ganador «debido a la gran aportación que realiza al estudio en profundidad de las relaciones de todas las facetas de la creación teatral y su momento de exhibición ante los espectadores a través de los hallazgos realizados por la neurociencia». Considera, así mismo que tiene «un magnífico nivel de exposición, de escritura y de documentación».

Según explica el ganador, en el proceso de escritura del trabajo «se ha procurado incorporar información que no pretende ni sustituir a, ni convertirse en una teoría formativa, sino aportar conocimientos con los que entender el teatro a partir de procesos psicofisiológicos en la creación y recepción de una comunicación bidireccional que aspira a ser única y transformadora para lo que es preciso llegar a una dinámica modal hacer-hacer, esto es, el intérprete hace para que el espectador haga. Las neurociencias nos ayudan a entender que el espectador debe incluirse en la ecuación de la creación pasando de una endogamia creativa para mostrar, a una creación conjunta para transformar».

El Premio

Este premio que organiza la Asociación Cultural Artez Blai Kultur Elkartea y que consiste en la publicación de la obra ganadora en la colección «Teoría y Práctica» de la editorial vasca Artezblai, editora asimismo de la Revista de las Artes Escénicas ARTEZ y del periódico digital www.artezblai.com, tiene un historial compuesto por los siguientes títulos:

I: El arte del actor en el siglo XX. Un recorrido teórico y práctico por las vanguardias de Borja Ruiz

II: El poder silencioso de la experiencia corporal en la danza contemporánea de Zulai Macias Osorno

III: Hamlet y el actor. En busca del personaje de Denis Rafter

IV: La construcción del espectador en el teatro breve de José Sanchis Sinisterra de Cristina Ferradás; y La interpretación actoral en ópera de Susana Egea

V: Fundamentos de la puesta en escena en el teatro de Peter Brook de Juan Antonio Bottaro

VI: La razón pertinaz de José Luis García Barrientos

VII: Notas y contranotas para una estética teatral (Aportaciones de la escena al pensamiento contemporáneo) de Enrique Herreras Maldonado

VIII: Del escenario teatral al escenario social: teatro, discapacidad e inclusión social de Hitandehui Margarita Pérez Delgado

IX: El Circo en España. Una revisión crítica desde la investigación de Miguel Ángel Tidor López

X: La danza de las emociones de Alain Platel de Natalia Monge

XI: Obskenographia de Albert Chamorro Serrano

XII: De Plutón a Orfeo: los campos de concentración en el teatro español contemporáneo (1944-2015) de Antonia Amo Sánchez

XIII: Experiencias de lo real. La trayectoria teatral de la Socìetas. Romeo Castellucci, Claudia Castelucci y Chiara Guridi de Belén Tortosa Pujante

Miguel Ribagorda (Vitoria-Gasteiz, 1969)

Director de escena, docente e investigador teatral. Doctor en estudios teatrales por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Ingeniero de telecomunicaciones por la Universidad Politécnica de Madrid, Máster en artes escénicas por la UCM y máster Neurociencias por la Universidad CEU San Pablo. Actualmente es director de escena asociado a la ADE y ha sido profesor asistente en el laboratorio de biotecnología de la universidad de Mannheim (Alemania) y profesor asistente de psicología Básica en la Facultad de Psicología (UCM). Desde 2013 es el director artístico de la compañía Ópera Divertimento, desde la que se dirige producciones operísticas para público familiar. En septiembre de 2019 lanza LICES, Laboratorio de Investigación y Creación Escénica, plataforma desde la que aborda la creación y el estudio de la comunicación teatral con un enfoque centrado en las neurociencias cognitivas. En 2019 la Unión Europea (UE) le otorga un sello de excelencia por su proyecto para la incorporación de las neurociencias en los estudios de artes escénicas en países pertenecientes a la UE. Sus obras y adaptaciones se han programado en España, México, Costa Rica y la República Checa. Entre otros, ha trabajado en el CDN, el Teatro Español y teatros por todo el territorio español. Ha publicado en distintas revistas, siempre en torno al papel de las neurociencias en su confluencia con el arte escénico.

Miguel Ribagorda, sobre el Premio

¿Qué te llevó a escribir este trabajo?  

Mi trayectoria en el mundo del teatro me ha llevado a entenderlo como un evento de comunicación bidireccional: el espectador también comunica hacia el escenario, una comunicación reactiva a la emisión recibida desde la escena que obedece a las reglas que rigen las dinámicas de grupo. Esta manera de entender la ecuación teatral supone atender a la psicofisiología del grupo de espectadores incluso en el proceso de creación de un espectáculo. El teatro así entendido es el arte del espectador y las neurociencias son la puerta de entrada para entender esta afirmación, una puerta que, franqueada, faculta el concepto de espectador-intérprete. De igual manera las neurociencias maridan con el propio hecho emisor permitiendo entender qué y cómo pasa lo que pasa sobre la escena en el hic et nunc de la representación teatral. Este binomio que habita en un terreno poco transitado es el que me animó a escribir este trabajo.   

¿Qué supone para ti ser el ganador del XIV Premio Internacional Artez Blai de Investigación sobre las Artes Escénicas?

Ilusión. Llevo años investigando los vínculos entre las artes escénicas y las neurociencias y me gustaría entender este premio como un reconocimiento a este trabajo. Confío que el mismo dé un empujón a este binomio cuyo conocimiento es necesario desde las primeras etapas de la base formativa teatral, algo que en España aún no sucede. Por eso hablo de ilusión, porque con esta publicación se abre una puerta para que esta situación cambie, algo que, sin duda, debemos agradecer a Artez Blai.

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