Críticas de espectáculos

Moralidad, Justicia y Libertad

Alejandro García acepta la invitación de su exnovia, Susy, y de su amigo Pepe al lujoso apartamento que acaban de comprar en La Habana. Susy y Pepe son pareja y residen en Roma, hace ya algunos años que no tienen contacto con Alejandro y aprovechan su visita a la Isla para reunirse con el pretexto de inaugurar el piso. Tres cuerpos distintos aislados en un apartamento y sumergidos en una bañera a la que eufemísticamente llaman jacuzzi —bebidas, cafés y tabacos mediante— es el pretexto perfecto para condicionar una serie de situaciones escénicas que irán arrastrando —digamos también que trasfigurando— sus complejas biografías hacia una especie de profundidad en espiral salvaje: anegándolos en aguas demasiado encrespadas.

En una peligrosa pugna entre traición y lealtad, entre política, amistad y amor, o, en el pretender arrojar luz sobre las sombras morales de los personajes es que se entronca ‘Jacuzzi‘, obra escrita y dirigida por el dramaturgo Yunior García Aguilera, con su grupo Trébol Teatro. Esta puesta en escena, la más emblemática del grupo, cuenta con un largo recorrido desde su estreno, tanto dentro como fuera de Cuba, y está muy bien acreditada por los importantes premios y elogios recibidos por parte de la crítica y el público. Ahora vuelve a Madrid —tuvo anteriormente una exitosa función en los Teatros del Canal— y es altamente recomendable, en esta ocasión está programada en la Sala Lola Membrives, del Teatro Lara, y permanecerá en cartelera cada martes a las 19:30h, hasta el 6 de junio.

Jacuzzi deja ver un registro de emociones y percepciones del hombre cubano, no solo a nivel conductual, o de un miramiento cívico de inercia a pulso, sino de un profundo psiquismo. Yunior García nos convida a un vis a vis con Susy, Alejandro y Pepe, quienes han acudido esta noche a expiar sus culpas, a exhibir sus posturas políticas, emocionales y éticas en la bañera… perdón… el «jacuzzi» —pero también podría llamarse Isla—, y el agua es la metáfora de esa «limpieza».

Nótese la atinadísima concepción del espacio escénico, el tono de comedia que añade para hablar de temas tan viscerales y trágicos, y lo excelentemente defendida que está la representación a nivel actoral y nos percataremos de que estamos ante un dramaturgo-director-actor muy perspicaz. Jacuzzi no renuncia al teatro coloquial, influyente en el resto de la obra dramática de García Aguilera, quien es hábil al valerse de la palabra para jugar con todo un universo autorreferencial, apelando a la imagen escénica como el cuerpo constructor del sentido complejo de esa estructura narrativa del drama. Converge una escritura teatral con la más desafiante ironía y severas acotaciones sociopolíticas, a través del más vertiginoso humor, dramas complejos, la palabra desinhibida, hasta acariciar zonas que lindan con el realismo sucio, lo poético y lo crudo.

Jacuzzi enfoca una mirada ácida a una sociedad en permanente alteración —no precisamente para bien—, parte de una lectura escénica muy peculiar de la realidad y logra captar los ánimos y desánimos de la época en la que, autor y actores —exiliados y lejos de su patria— les ha tocado debatirse. Quienes asistan a este convite teatral en el Teatro Lara, podrá llevarse una idea verídica de la situación actual de Cuba y el pensamiento de sus jóvenes, muy alejada de la imagen victimista e infame que los medios oficiales manipulados por la dictadura proyectan, sin el menor escrúpulo, al mundo. Es ahí, esencialmente, donde radica una de las ganancias de la puesta.

Más que notable es el trabajo actoral de Claudia Álvarez, una actriz que siempre me sorprende por su capacidad de manejar distintos registros, sobre todo cuando lo hace desde la contención en los momentos de mayor emoción. Álvarez brinda a sus interpretaciones una energía y una veracidad inusuales. Su personaje navega entre dos aguas, dualidad amorosa, sensualidad, juega, manipula y abre el juego con una frialdad que inquieta al más provisto de los espectadores.

Sobrio y somático en la dosificación de los acentos internos se nos muestra Yadier Fernández, un actor experimentado en cine, teatro y televisión. Con una implacable presencia escénica, Fernández nos mostró a un Pepe cínico, resentido y a veces colérico ante su incompetencia de ser amado por Susy, exnovia de su amigo Alejandro -a quien ella sigue amando pese a todos sus desperfectos y el tiempo-.

Alejandro o Yunior; un jacuzzi o una bañera; Cuba, Italia o España; La Habana, Holguín, Roma o Madrid; El cascanueces de Chaikovski o Bien bruto de El Chacal… ¿qué más da? ¡Ni un Palón divino! Jacuzzi nos eleva y nos lleva a repensarnos desde una contemplación humanista porque así lo ha querido Yunior García, que encarna a Alejandro, o Alejandro es el alter ego de Yunior, o a la inversa… A estas alturas ya no lo sé.

¿La sensación que me deja esta nueva lectura escénica de Jacuzzi? Es alentadora. Cuando la vi hace unos años en Cuba, ya era una obra muy potente. Ahora, a 7.435 kilómetros que dividen Madrid de La Habana; en un contexto político, económico y moral extremo, sobre todo, después del estallido social, donde se propaga cada vez más la desesperanza y aspirar al éxodo es la única válvula de escape ante tanta miseria; con todo lo que está sucediendo allí con los jóvenes que enfrentan condenas de hasta treinta años de cárcel por defender sus ideales, pues es aún más ferviente y doloroso. Ver aquellos cuerpos jóvenes de Susy, Pepe y Alejandro, que cuando comienza la representación están sumergidos, pero ya no podían aguantar más la respiración debajo de aquella agua estancada, turbia y sucia; ver cómo se elevan y salen a la superficie pudiendo, por fin, respirar, y se explayan a hablar y a «mojarse» con descaro sobre temas escarpados de política, amor y amistad fue real y excitantemente revelador.

Como mismo Susy necesita creer que esa bañera vulgar es un «jacuzzi», yo necesito creer —como cubano exiliado, y espectador—, que de allí no solamente emergieron a la superficie tres cuerpos, sino la metáfora encarnada de las tres ideas esenciales de José Martí para la Liberación Nacional: Moralidad, Justicia y Libertad. Porque Jacuzzi es eso, futuros espectadores: un acto de fe.

Roger Fariñas Montano

Ficha artística:

Obra: Jacuzzi. Compañía Trébol Teatro. Texto y Dirección: Yunior García Aguilera. Intérpretes: Claudia Álvarez, Yadier Fernández y Yunior García. Ayudante de dirección: Rey Montesinos y Dayana Prieto. Diseño de luces: Manolo Garriga. Escenografía y vestuario: Carlos Antonio Avilés Suárez. Diseño de Banda Sonora: DJ Yitzu. Producción: Dayana Prieto, Lía Rodríguez, Ventu Productions S. L.

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