Negro & negro

Otro mundo

El otro día tuve el privilegio y la suerte de participar en una reunión promovida por tres compañías de danza en Francia. El objeto de la reunión era reflexionar y ponerse de acuerdo para emprender acciones en común sobre cuestiones, problemáticas y deficiencias que existen en el mundo de la danza francesa. Tres coreógrafos de reconocido prestigio, junto a sus equipos de trabajo emprenden un camino que les llevara tan lejos como su voluntad y su capacidad de crear y poner en marcha iniciativas se lo permita.

Les preocupaba la formación de los bailarines hoy día y las dificultades de realizar transiciones naturales desde las escuelas a las compañías profesionales. Dificultades aún mayores deben sortear los nuevos coreógrafos, o las personas que tienen inquietudes en el apartado de la creación coreográfica. Hablaban de cómo aunar esfuerzos para poner en marcha programas de acogida a nuevos talentos o recibir jóvenes bailarines temporalmente para que se vayan bregando en la profesión.

Les preocupaba también la situación de los bailarines que terminan su ciclo y cómo se reincorporan al mercado laboral. Un bailarín o bailarina lo que más desea en su vida es bailar. Lo que ocurre es que dedican casi todo su tiempo exclusivamente a esta labor tan exigente. Cuando llegan a cierta edad madura, en el momento que tienen que retirarse de los escenarios… se encuentran con una nueva realidad. ¿Han previsto este momento?, ¿cómo lo afrontan?, ¿cómo se les puede ayudar a continuar en la danza desde otros rolles? o incluso, ¿cómo ayudarles a buscar actividades completamente distintas?.

Hablaban también de la situación jurídica y laboral de los bailarines y las consecuencias legales en las compañías. ¿Qué hay que mejorar?, ¿qué habrá que cambiar?, ¿cómo conseguir una viabilidad económica de las compañías y a la vez, mantener una dignidad contractual en los profesionales?. Hablaban de compartir e intercambiar elencos, o escenografías, o atrezzo… en fin, promover acciones para rentabilizar y optimizar sus propios recursos.

Una reunión absolutamente constructiva, que fue al meollo de las cuestiones planteadas, que terminó con acuerdos concretos y con una ruta en el tiempo que les va a permitir avanzar. Y ahí estaba presente una representante del Ministerio de Cultura. En una reunión a más de 800 kilómetros de París, en un fin de semana estival, ahí estaba una inspectora del Ministerio, implicada y trabajando codo a codo con las compañías. Igual igual que el INAEM, que desconoce y no quiere saber lo que pasa en su país. Realmente me sentí en otro mundo.

Mostrar más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba