El Chivato

Otro TEATRO caído, y van…

La tristeza es grande, profunda…
Esa, que cuando invade provoca impotencia, bronca y a la vez ganas de vomitar todo.
Eso es lo que me pasó ayer cuando pasé por la calle Pichincha 53 . Allí, hasta hace poco había un TEATRO hermoso; un teatro con mucha historia en su interior. un teatro que ahora se está convirtiendo en un nuevo y paquetísimo ESTACIONAMIENTO.
Un estacionamiento donde PARAR.
Parar el Arte, parar la libre expresión, parar a las nuevas generaciones de artistas que el teatro gestaba, y parar a quienes desde hace años intentamos NO PARAR más a la Cultura. Y por soy coherente con esto digo siento una gran indignación; y la bronca es mucha, porque humildemente y con gran esfuerzo, el que escribe esto, intentó rescatar del olvido aquel teatro y pudo abrir sus puertas al público durante casi dos años, en el tiempo de haber sido honrado y elegido por concurso interno para dirigir la dignsísima Escuela Nacional de Arte Dramático.
Y por soy coherente con esto digo siento una gran indignación; y la bronca es mucha, porque humildemente y con gran esfuerzo, el que escribe esto, intentó rescatar del olvido aquel teatro y pudo abrir sus puertas al público durante casi dos años, en el tiempo de haber sido honrado y elegido por concurso interno para dirigir la dignsísima Escuela Nacional de Arte Dramático.
La historia de la renuncia a tan noble cargo, poco importa ante este hecho y no la voy a contar para no entrar en pequeñeces.
El dolor grande es la pérdida del TEATRO DISCEPOLO (Ex MARCONI), pero por sobre todo la insensibilidad de los continuadores QUE NO HICIERON ABSOLUTAMENTE NADA, para mantener el espacio que le daba otra razón de ser a la enseñanza teatral del viejo y querido «CONSERVATORIO» .
El TEATRO fue un Proyecto Institucional progresista y como tal, había que pararlo. ( no digo para reemplazarlo por QUÉ, porque como pedagogo y hombre de teatro me da vergüenza).
El TEATRO en su corto tiempo de vida, abrió la Escuela al público de la calle,y éste, en especial el barrio,lo agradeció no faltando nunca a la cita.
El TEATRO albergó proyectos de experimentación de estudiantes y egresados, interrelacionó a los mismos con profesionales y maestros que no dictaban en la casa, se estrenaron nuevos dramaturgos, se proyectaron nuevos directores, se realizaron conciertos; el Área de Extensión realizó sus muestras anuales; los jóvenes de otras disciplinas del Instituto Universitario Nacional del Arte, como Danza, Folklore; realizaban semanalmente sus ensayos y productos a público; hubo exposiciones de Pintura, Escultura, Maquetas, Vestuario, etc.
El equipamiento que tenía permitió que alumnos de las diferentes carreras realizaran sus prácticas en forma conjunta, integrando de esa manera a la comunidad educativa de todo el IUNA.
Pero por sobre todo El TEATRO permitió que por primera vez desde los inicios de la Escuela Nacional de Arte Dramático los alumnos y egresados de la misma pisaran la «tablas» durante su formación, completando de esta manera el sentido de su trabajo y permitiendo que la enseñanza teatral cumpla con uno de sus objetivos fundamentales: volver a la comunidad y solidificar nuestra Cultura, por lo tanto nuestra Identidad.
Ya no era sólo un TEATRO, era un espacio insterdisciplinario que iba creciendo, un nuevo espacio cultural, un nuevo espacio de libre expresión… Era lógico, había que frenarlo de alguna manera…y lo lograron.
Nadie levantó la voz y sabemos que la indiferencia es la mejor forma del olvido. No había que defender una conducción, sino gritar y oponerse al cierre del TEATRO, nada más. Esto no fue escuchado y todos miraron para otro lado.
Y se sigue mirando para otro lado.
Quienes tomaron la posta y por lo tanto les correspondía promover esta lucha, no solo NO defendieron un espacio ganado, sino que permitieron y permiten que nuestra educación, nuestra cultura, sea cada vez más desbastada.
Con profundo dolor, pido disculpas por divulgar esto, pero sólo quería recordar, que alguna vez en Pichincha 53, había un hermoso TEATRO que se llamó, primero MARCONI, luego ARMANDO DISCEPOLO, y en su último período le dimos por llamar TEATRO UNIVERSITARIO DE ARTE.
Por el TEATRO SIEMPRE.
Un apretado abrazo.
PUCHO MEDRANO.

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