Incendiaria en combustión

Palabras, silencio y humo

Las cosas casi siempre son lo que parecen. Perdonen si esto parece una disculpa o una excusa, pero creo conveniente explicar el sentido de la presencia de una desconocida de la periferia estatal en este espacio. No se trata de una petición de perdón ni de permiso, sino de un mensaje de agradecimiento por esta responsabilidad que he aceptado y en el que aprovecho para declarar mis intenciones: abordar trabajos y creadores vistos y oídos en el contexto geográfico donde me encuentre.

El pasado domingo se cerraba en Teatro Ensalle de Vigo el V Festival Catro Pezas con las noches de danza del programa Seis Cordas (en el que participaron los bailarines Arnd Müller, Igor Calonge, Janet Novás, Janet Rüll, Juschka Weigel y Ricardo Santana). Completaban el cartel del festival que se celebra durante el mes de noviembre los trabajos de la Cia. Nuria Sotelo con ‘Métanse en sus asuntos’, ‘Irresponsables’ de Cia. Provisional Danza e ‘Impromptus’, de Fernando Renjifo. Precisamente, este último pasó también por la sala viguesa en octubre con ‘El lugar y la palabra. Conversación interferida. Beirut’ una pieza que forma parte del políptico ‘El exilio y el reino’ (junto con Impromptus y Tiempos como espacios) y es ejemplo del malestar que produce en el espectador la sospecha de que alguien está vendiendo humo y esa sospecha te hace sentir culpable.

Palabras

Es legítimo preguntarse si algo…¿es teatro? Yo creía que no porque tampoco creo en las clasificaciones. Tal vez sea cierto que no importan las clasificaciones, pero también es cierto que son necesarias cuando estamos habituados a pensar tan mal y a tener que ponerle nombre a las cosas para entenderlas. Es por eso que, cuando alguien entra en una sala dedicada a las artes escénicas, cuando alguien se sienta en una butaca de una sala dedicada a la exhibición de artes escénicas, lo que espera es ver alguna re-presentación escénica. Declaraba Renjifo en una conversación con Óscar Cornago que no entendía lo reaccionario que hay por parte del público y de la crítica cuando señalan que algo no es teatro. También señalaba el autor madrileño que «hay un modo de comunicar exclusivo del acto escénico. Supongo que tiene que ver con la presencia humana en vivo dentro de la obra. Creo que lo específico de la obra escénica es que se sustente en presencias vivas». Hablaba Renjifo de la inercia de la tradición a la hora de clasificar, pero también de la cuestión más esencial del acto escénico que desaparece por completo en ‘El lugar y la palabra’. ¿Contradicción o humo?

‘El lugar y la palabra. Conversación interferida. Beirut’ es un collage de voces en audio y piezas literarias –a veces proyectadas, a veces leídas por los actores- que da como resultado una composición de interesantísimos textos (que no es intercambiable por una composición interesantísima de textos). El lugar y la palabra es una pieza dividida en varios bloques de conversaciones en audio grabadas en Beirut, textos proyectados de la obra Descripción de la mentira de Antonio Gamoneda y la acción entre lo abstracto, lo gratuito y lo austero de Ziad Chakaroun y Alberto Núñez. Más allá de la potencia de los textos empleados, la composición resulta poco interesante por la monotonía de los patrones compositivos que se suceden de forma seriada y esperable. Es inteligente el trabajo de Renjifo porque parte de obras intensas como las de Gamoneda o Darwix y conversaciones intensas y sugerentes sobre la cuestión de la negación, la nación, el duelo, la crueldad, la ciudad. Desafía Renjifo al espectador al convertirlo a la fuerza en un lecto-oyente dentro de una propuesta serena y radical.

Tal vez las clasificaciones no son importantes porque, tal y como señala Renjifo, a veces estas responden más a la trayectoria y la evolución del propio artista más que al trabajo en sí. También es cierto que la adscripción genérica de los textos nada tiene que ver con los propios textos. A este respecto, no hay que olvidar que este autor procede de la filosofía y en su trabajo puede percibirse la atención en la elaboración conceptual, de la idea de la intención del mismo. No obstante, el teatro es ante todo presencia y acción y debe ir más allá de la intención, con el riesgo y la posibilidad de fracaso que ello implica.

Silencio

Para su segunda propuesta, ‘Impromptus’, Renjifo se inspira en las obras de José Ángel Valente y Joan Miró. Se trata de un trabajo que siempre nace en presente, un trabajo irrepetible, un trabajo siempre por hacer. De realizarlo se encarga el bailarín y acróbata Renato Linhares con una ejecución preciosa pero que no acaba de compensarse con la intervención pictórica de la artista Marta Azparren. Improvisación, intuición, inspiración parecen querer involucrarse en un trabajo que nos puede acercar a la poesía del silencio pero que se extingue en escena.

Un tempo contemplativo, denso y desacelerado. Un tempo interesante, el que propone Renjifo: un tempo de serena radicalidad que fluctúa entre la intensidad y la tomadura de pelo. Entre la idea y la acción, entre el trabajo de concebir y el trabajo de materializar. Renjifo parte de textos arriesgados pero no arriesga; parte de la idea pero no acaba de hacerse acción. Por ello, pueden pasar cuatro cosas: la indiferencia, el cabreo, el cansancio, el desconcierto. Y todos ellos son los límites del espectador (que puede no tener razón ni razones y puede no entender pero paga su entrada y completa el acto escénico).

Palabras, palabras, palabras y silencios, también por mi parte. Y que me disculpe quien no crea en las clasificaciones. Yo tampoco. Pero por eso, Fernando Renjifo me ha hecho sentir culpable y ha conseguido que me salga humo.

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