Críticas de espectáculos

Policías y ladrones / Tomás Marco / Álvaro del Amo /Teatro de La Zarzuela

Una estrella fugaz en el firmamento de la Zarzuela

Como la ópera, la zarzuela tiene una tradición secular y seguramente de futuro, si algunos compositores y dramaturgos libretistas, se involucraran en aventuras artísticas, semejantes a la de Policías y ladrones, compuesta por Tomas Marco y el escritor Álvaro del Amo, comprobarían que la zarzuela puede ser moderna y hablar del mundo actual.  Es también la apuesta de Daniel Bianco, director del Teatro de la Zarzuela. Encargada por su predecesor, Paolo Pinamonti, Policías y ladrones, en principio tendría que haberse estrenado a finales del 2016. Retomando el proyecto, Daniel Bianco programó su estreno mundial para la temporada 2017/2018.

La obra es un retrato satírico, muy cáustico y contundente, de la sociedad actual, cada vez más podrida, acumulando permanentemente corrupciones políticas, fraudes de todo tipo, tramas y manipulaciones. 

Los medios de comunicación nos informan diariamente de estos acontecimientos.

Pero, esta obra maestra, que reúne talentos excepcionales, cual estrella fugaz, surge y brilla una noche en el firmamento teatral y desaparece, atrapada por la actualidad y la guillotina de la política cultural. 

El anuncio del proyecto de fusión del Teatro Real y del Teatro de la Zarzuela que cuentan con estatutos distintos, y que supone la salida del Teatro de la Zarzuela de INAEM, ha provocado el rechazo y la movilización de los trabajadores de este último.

Debido a la falta de explicaciones por parte del Ministerio, los trabajadores decidieron unánimemente ponerse en huelga a partir del 5 de abril. Lo que ha afectado el estreno de Policías y ladrones y todas las funciones previstas.

Con lo cual, nos encontramos ante un dilema: por un lado, la legítima defensa de sus derechos por parte de los trabajadores y por otra, la aniquilación de la creación artística por los propios trabajadores de la cultura.

Así que, con todo el trabajo y los esfuerzos de los creadores e intérpretes, la representación de Policías y ladrones queda en el aire, victima, como el público, de la política asesina de la cultura.

En los últimos años, Daniel Bianco, con su inteligente política, sus programaciones de propuestas escénicas innovadoras y programas dirigidos al público joven, ha consolidado la renovación del repertorio y el relevo del público, abriendo este teatro lirico, único en el mundo, a la sociedad sin distinciones de clase. 

En Policías y ladrones, Tomas Marco y Álvaro del Amo enfocan, con una mirada aguda y tono farsesco, a veces impertinente, los tópicos de la sociedad actual: corrupción generalizada, impunidad de los que se saltan la ley, manipulación de los que la defienden, puertas giratorias y tramas que se siguen, como los guiones televisados, en suma, todo lo que alimenta los medios de comunicación. 

Las situaciones cómicas, suspense, «coups de théâtre», se encadenan con un ritmo endiablado. Todo parece absurdo, pero es real. 

Los protagonistas no tienen nombres, son figuras emblemáticas, o mejor dicho, arquetipos de nuestra sociedad.

La trama se desarrolla alrededor del político, presunto implicado encarcelado por el policía que, tras sus investigaciones sobre el primero, se encuentra el mismo en la cárcel, acusado de corrupción. 

El hijo del político y la hija del policía, enamorados, se casan y se exilian con su bebe.

La mujer del político fugó con todo el dinero que han conservado, y lleva una vida dorada en el Caribe con un mafioso ruso, al que cambiará por un magnate chino. 

Presos, policías, políticos, periodistas en busca de noticias sensacionales, forman parte de este universo cínico, fraudulento, en el que no faltan tramas (aquí trama Fruntel), con un nuevo partido Pueblo Soberano, que retoma eslóganes ya usados, falsas acusaciones, amistades hipócritas, traiciones, con el verdadero amor de la joven pareja, como excepción a la regla. 

En su partitura, compuesta de preludio, 4 partes y 3 intermedios, con un final, Tomas Marco mezcla los estilos, combinando los elementos tonales y modales, atonalidad y serialismo, elementos bruísticos, haciendo también referencias y guiños a ritmos y melodías populares, la habanera, música oriental, etc. 

Hay mucho humor en su música que, siendo moderna, respeta los esquemas del género zarzuelístico. 

Tomas Marco tiene un agudo sentido de la dramaturgia musical y sabe escribir para las voces. 

Los solos, dúos concertantes, partes corales, conservan las líneas melódicas. Hay momentos de gran lirismo, particularmente en los magníficos dúos de los jóvenes, en los que Rocío Pérez, (soprano), como hija, emociona con su voz clara, amplia, con un registro de coloratura. 

También María Hinojosa (soprano) como mujer del presunto implicado, está impresionante en sus acrobacias vocales.

Los hombres no desmerecen el reparto, muy ajustado a las características de los personajes.

Este mundo furioso de Policías y ladrones esta reflejado en la escenografía extremadamente eficaz de Montse Amenos.

En el fondo, un espacio circular, en el centro una puerta giratoria muy alta, arriba una pantalla, delante un telón de cadenas metálicas suspendidas que sugieren la prisión. Una escalera móvil que gira, evocando una espiral, sirve para ubicar algunas situaciones en diferentes niveles del escenario. 

Sillas corrientes y sillas de playa son los únicos objetos que aparecen en algunas escenas. 

En la pantalla luminosa, encima de la puerta giratoria, se proyectan informaciones, publicidad, horarios de aviones, cotizaciones de bolsa. 

Este dispositivo escénico con cambios instantáneos, evoca diferentes lugares, cárcel, calle, aeropuerto, playa del Caribe, etc. 

Carme Portaceli imprime a su excelente e imaginativa puesta en escena, un tono farsesco, los efectos cómicos contrastan con la aparente gravedad de la situación. 

Las escenas se suceden rápidamente con una gran fluidez. 

Una excelente y rigurosa dirección de cantantes, actores y coros, muy presentes y totalmente integrados en la trama dramatúrgica.

En suma, es una gran «zarzuela bufa» que tiene algo del «Gran Magic Circus» del mundo. 

 

Irène Sadowska

 

Policías y Ladrones – Música: Tomás Marco – Libreto: Álvaro del Amo – Dirección musical: José Ramón Encinar – Dirección de escena: Carme Portaceli – Escenografía: Montse Amenós – Vestuario: Antonio Belart – Iluminación: Pedro Yagüe – Coreografía: Ferrán Carvajal – Reparto: El presunto implicado – Manuel Lanza, barítono, padre del hijo / El policía – José Antonio García, bajo / padre de la hija – La hija – Rocío Pérez, soprano /novia del hijo – El hijo – Pablo García-López, tenor / novio de la hija – La mujer del presunto implicado – María Hinojosa, mezzosoprano /cómplice de su marido –  Paco, Periodista, ángel – David Fernández «Fabu», /actor/ chófer – La vistosa señora, Periodista, Graciela, ángel – Ana Vélez, actriz – Compañero 1, periodista, ángel – Álex Larumbe, actor – Compañero 2, periodista, ángel – José Albarrán, actor – El ruso mafioso, periodista, ángel – Hugo Huerta, actor – El magnate chino, compañero 3, periodista, ángel – Carlos Cañas, actor – Camarero, Edwin, periodista, ángel – Armen Borico, actor – Orquesta de la Comunidad de Madrid titular del Teatro de la Zarzuela – Coro titular del Teatro de la Zarzuela- Producción del Teatro de la Zarzuela – Del 5 al 11 de abril 2018

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