El Chivato

Reunido en un libro el teatro completo de Julio Cortázar

Según informa Efe, Galaxia Guttemberg-Círculo de Lectores ha publicado el volumen II de las Obras Completas del autor argentino Julio Cortázar, que reúne por primera vez toda su dramaturgia, «escasa, aunque de enorme interés», señaló a la agencia el crítico argentino Saúl Yurkievich. Autor de esta edición, en nueve volúmenes, que publica Círculo de Lectores/Galaxia Gutemberg, y en la que colabora su esposa Gladis Anchieri, Yurkievich incluye también en este segundo tomo «las primeras novelas de Buenos Aires», tres obras nacidas antes de que el escritor argentino (Bruselas 1914-París 1984) se fuera a vivir a la capital francesa.
Sus títulos son «El examen» de 1950, «Divertimento» de un año antes y «Los premios» de una década después, todas conectadas con el periodo del teatro, y que prefiguran su gran novela «Rayuela», sí en cambio objeto de adaptaciones teatrales y representada en los escenarios, junto con fragmentos de «Historias de cronopios y famas».
La dramaturgia de Cortázar comprende en total cinco piezas, tres de ellas propiamente teatrales: «Dos juegos de palabras I», «Tiempo de barrilete» y «Pieza en tres escenas II», así como «Nada a Pehuajó», kafkiana, divertida, ágil y perturbadora experiencia teatral del absurdo, en torno a una prohibición, que se estrenó con éxito en París el pasado año.
Por su carácter «teatralizable» se incluyen también: «Los reyes», poema dramático sobre el Minotauro, su primer intento teatral que Cortázar escribió febrilmente en pocas horas de una jornada de 1947, y «Adiós Robinson», diálogo radiofónico donde las ambientaciones escénicas están suplantadas por ambientaciones sonoras.
Construido en cinco escenas, «Los reyes» gira sobre dos espacios: el laberinto donde está encerrado el Minotauro y el palacio de Cnossos, donde viven el rey Minos y su hija Ariana, «libertad/cárcel, rey/prisionero, vida/muerte se intercambian y se invierten de la misma manera que Cortázar intercambia la naturaleza inmutable del mito clásico», comenta de esta pieza el profesor de la Universidad de Cambridge Steven Bodly, autor del prólogo.
Cortázar escribe a su amigo Sergio Sergi una carta sobre sus alusiones a la condición humana contemporánea en esta obra donde se pregunta por qué Teseo -ley y orden-, mataba a los monstruos; «porque monstruo es aquel que escapa a la codificación, es lo libre, el individuo puro, sin especie», le dice, y «por eso el Minotauro representa al poeta», anarquista espiritual, es decir, a él mismo. En cuanto a las novelas, las actitudes de los personajes de los tres títulos («Divertimento», «El examen» y «Los premios») están envueltas en el hábitat bonaerense de mediados de siglo, con sus sabores, sus mitos o su singular idioma, señala Yurkiévich.
«El examen» la más importante del volumen, según este experto, alude al periodo peronista y anuncia «extraordinariamente» Rayuela, «con su misma técnica, composición de mosaico o visión caleidoscópica».
Colérica novela de rechazo del autoritarismo populista, en ella Cortázar predijo y auguró, unos años antes, lo que iba a ser el entierro de Eva Perón, «con todo su culto necrófilo y expresionista», destacó el crítico, de aquellos momentos que impresionaron al escritor «ante la amenaza de subversión generalizada, en un país a la vez carnavelesco».
«El pavor y rechazo que provocó en Cortázar, en medio de la dinámica creada, ver a las masas sudorosas avanzar por el elegante centro de Buenos Aires lo representó en esta novela de forma vívida y dinámica -dijo Yurkievich-, con constantes cambios de estilo y forma, con múltiples saltos, todo mezclado no solo de fantasía sino de humor y de ese juego que en él era siempre nuclear».
Porque Julio Cortázar, según este crítico al que dejó encomendado el destino de sus textos, «fue el verdadero hombre de letras, formado prematuramente -cuenta con un libro de sonetos clásicos que escribió con 13 años-, que aspiraba a cambiarnos la vida. De ahí la importancia de su literatura». «Cargada de problemática actual, la obra de Cortázar con los conflictos que él mismo padeció, su opción de vida, adquiere hoy -según Yurkievich- la mayor vigencia en el mundo tecnológico y avasallador para evitar ser arrastrados por la sociedad masiva».
«El quiso prestigiar lo nimio y lo magno en lo humano, formar nuestra sensibilidad y prestar atención al acto más banal para que el simple hecho de girar el picaporte de una puerta no fuera automatizado y cobrara valor», subrayó.
Por todo ello, concluyó el estudioso, nadie puede hoy ignorar su obra «estremecedora», su afán por «abrir las mentes, por movilizar la lengua», o «su percepción acerca de la realidad, ininteligible, condicionados como estamos por prejuicios y fijaciones».
«Cortázar quería sacarnos de nuestras casillas para hacernos recuperar el espíritu y poner en movimiento todas las facultades humanas», agregó Yurkievich, que agradece la deuda que «la calidad, rigor y fidelidad» de esta edición mantiene con Aurora Bernárdez, primera esposa del escritor, y con el editor Nicanor Veléz.

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