Críticas de espectáculos

Rhum y Monti & cia/Teatre Lliure

Remover las entrañas infantiles

Imaginad esta valoración precedida de mil palabras en blanco…

…silencio ….mudez ….blanco ….o negro …..calla ….respira …sonríe ….es Rhum ….¿oyes ese latido? ….es «Monti»

…..¿oyes ese suspiro? ….es su compañía trabajando…., es que «Monti» está de «vacasiones de no trabajar», le escribe Martí Torras Mayneris, …, con nuestro nudo en la garganta.

Removed en Rhum para remover vuestras entrañas infantiles, removed en Rhum la historia de su personaje real, y la historia de Joan Montanyès «Monti» preparando la obra, removed en la presencia de la realidad del espectáculo para que el escalofrío de la vida y de la profesionalidad recorra vuestros sentidos. Rhum es arte. Por su leyenda, por sus actores, por su color y su blanco-y-negro.

La calidez exquisita de sus actores se inicia con Jordi Martínez, uno de nuestros payasos favoritos. Elegante, cercano, detallista, desfachatez y chulerías de sensibilidad que nos tocan cerca, muy cerca, del estómago…tosa esa magia de clown que corre por sus venas se entrega y se transparenta ante cualquier ritmo, ahora lento, ahora desmelenado (!!!); una locura exquisita, la del chef Martínez. Pep Pasqual integrado como clown (estamos acostumbrados más a su faceta de músico), es cauto y divertido, ha sabido florecer su punto naïf y colorido, resultando sorprendente y eficazmente presente. Joan Arqué sabe utilizar sus recursos como actor, ahí hay mucha técnica, atreviéndose a entregarse a sí mismo, esto está bien, ¡claro!; tanto viaje de un lado al otro del escenario, su personaje se convierte en un aprendiz de director de orquesta cuyos actores se revelan ante tanta inteligencia. Fantástico Guillem Albà y su gag como camarero, su precisión en la expresión y en el cuerpo es deliciosamente divertida; Albà se nos entrega con humildad y gesto mesurado a la perfección en cada una de sus intervenciones. Roger Julià es imprescindible dando apoyo sutil en tantas acciones; pequeño y presente, parece el baby de la compañía al que todos pueden abrazar, su personaje es pequeñín en forma, fácil de asumir, comodín de emociones, encantador, una chispita imprescindible.

Una vez más, también, Montse Colomé firma el apoyo coreográfico con delicadeza y profesión, sin protagonismo ni aparencias superfluas ni gratuitas; su movimiento es natural y sabe ser el trampolín para dar a cada acción esa tercera dimensión.

Bravo por los swinging-brothers. Y la permanente guinda musical a todo ritmo.

Estética con mucho gusto, olor auténtico a madera, terciopelo y ropas viejas, maquillaje, instrumentos, bofetadas; sin defraudar, sin riesgos, clásicos pero atractivos, insinuadores a su vez feroces gurús de la risa. Esa estética clásica, insisto, reconforta. Una compañía y una obra donde las emociones salen del bolsillo del adulto para oxigenarse ante los absurdos y conocidos sketches que te resituan en el asiento como espectador.

Rhum debe volar por toda la geografía teatral sin fronteras, ¡pasen y vean, señores!

……es que «Tanto Monti, Monti Tanto», ……pero: «….si tú no estás, no quiero hacer más de payaso» dice Jordi mirando arriba, …y leemos en el programa de mano: «Un oficio que aporta optimismo, esperanza y felicidad a las personas. Joan Montanyès Martínez «Monti».

Gracias Rhum y Monti & cia, una de esas lecciones escénicas y personales necesarias.

Teatre Lliure, Barcelona. 10 de enero 2015.

Anna Jarque

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