Salir quemado, o el abuso del perfil
Siempre me ha parecido arriesgado el hecho de llevar al plano escénico un texto narrativo sin ciertas claves que ayuden a convertirlo en acción dramática. Y máxime si se hace sin una adaptación coherente para transformar en teatral lo que no lo era originalmente. Más osado aún puede ser el experimento si lo hacemos con una obra tan emblemática y sustancial de la literatura como lo es Fahrenheit 451.
La afamada obra de Ray Bradbury nos habla de un mundo decadente, en el que los libros están prohibidos y los bomberos se dedican a quemarlos por el riesgo que suponen para la sociedad, al ser estos una ventana al conocimiento y la verdad. Ya en sí misma, la obra del autor norteamericano nos plantea la necesidad de mantener despierto al ciudadano a través de un llamamiento y alegato para preservar la libertad de pensamiento, la cultura y la capacidad crítica. Bradbury aboga por una sociedad alerta y combativa en rebelión contra el sistema. Se trata pues de una obra indispensable y de evidente actualidad aún cuando fue escrita en 1953.
La compañía valenciana La Teta Calva se lanza al intento de escenificar este clásico contemporáneo. Lo hace de una manera muy elemental y sencilla en la que casi todo está basado en la limitada interpretación de un actor que, como era de esperar en un texto de estas características, termina recitando y narrándolo todo sin ir más allá.
El espacio escénico lo compone un tonel metálico en el centro que hace las veces de fogata, asiento, trinchera, pero que no cumple con la versatilidad pretendida, lo que hace de este objeto un elemento que empobrece más que enriquece el resultado final. Mantener la citada cuba en escena todo el tiempo y al actor en torno a ella hace cansino y previsible el movimiento escénico. Tampoco existe planteamiento estético alguno. Todo es simple y estático.
La limitada interpretación de Xavo Giménez es quizás lo más lastrante de la propuesta de María Cárdenas, su directora. El actor peca de monocorde en la palabra y de falta de afectación en lo emocional. Y sin lugar a dudas, lo más desatinado es el abuso de los perfiles corporales del intérprete para intentar dar voz y presencia a los distintos personajes que pretendía encarnar. Este recurso de cambiar simplemente de perfil para interpretar varios papeles, además de ya manido hasta la saciedad en el teatro, denota una pobreza imaginativa tremenda.
Mantener el tonel en el centro del escenario casi todo el tiempo, la elocución monótona del actor y la ausencia de creatividad en cuanto a puesta en escena, terminaron por abocarnos a una hoguera con falta de ritmo en la que el actor terminó quemándose, interpretativamente hablando.
Afortunadamente en esta desatinada apuesta, brilló con luz propia el excelente trabajo de Carles Chiner en el diseño del Espacio Sonoro. Gracias a su buen hacer, por momentos, tuvimos un respiro ante tanta monotonía.
He aquí una muestra de que en el Arte, no siempre, menos es más.
FIT de Cádiz 2025.
Sala Central Lechera
Lunes 27 de octubre
Dirección: María Cárdenas / Xavo Giménez Dramaturgia: María Cárdenas (adaptación de ‘Farenheit 451’, de Ray Bradbury)
Cía. ‘La Teta Calva’ (España)
Intérprete: Xavo Giménez
Diseño Técnico: Cotu Peral.
Espacio Sonoro: Carles Chiner.

