Escritorios y escenarios

Sobre la muerte

Desconozco las razones por las que alguien decide transmitir en vivo, por las redes sociales, su propia muerte. Tampoco las que convierten a alguien en el espectador de ese acontecimiento. ¿Por qué hacer de algo tan singular, y tan doloroso, un evento público? O la cuestión es lo contrario, es decir, ¿por qué no?

Siempre me ha resultado incómoda esa escena de las películas sobre condenados a muerte, en la que, una vez dictaminada la sentencia, alguien baja el interruptor y una serie de testigos ubicados al otro lado del cristal, observan como la electricidad consume a su presa.

Solemos encontrarnos mucho, tanto en el teatro como en el cine o la televisión, con escenas donde vemos morir a un personaje, basta pensar en los suicidios de Romeo y Julieta. Nos gusta representar cuando la muerte se presenta. Es más, alguna vez escuché decir que todo actor sueña con poder interpretar una muerte sobre el escenario.

Un recuerdo se entromete en mi reflexión. Siendo una niña, quizá de siete años o menos, jugaba con mi hermana y mi vecino, a que nos íbamos a suicidar. Nos subíamos en una mesa, hacíamos una pistola con la mano, apuntábamos a la cien y decíamos las palabras finales: “adiós, mundo cruel”. Después de halar el gatillo, saltábamos sobre una cama, porque ya estábamos muertos. Y volvíamos a hacer la fila para subir sobre la mesa y seguir jugando al “me voy a matar”. No tengo la más mínima idea de cómo se nos ocurrió ese juego.

Y hoy estoy aquí pensando en la muerte y en el teatro. ¿Por qué será qué construimos más cuadros y escenas sobre la muerte, que, sobre el nacimiento, por ejemplo? El nacimiento, nuestra primera experiencia traumática… La primera en una larga sucesión de crisis ha experimentar en el transcurso de la vida…

A la muerte queremos verla, saberla, conocerla, imaginarla, representarla en el mundo de la ficción, del juego. Y al parecer, observarla y mostrarla en la no ficción. Las redes sociales lo permiten… Acabo de conocer un caso así y me siento inquieta.

¿Nos parece interesante por desconocida, a pesar de que tarde o temprano todos la vamos a experimentar?

Sus constantes apariciones sobre el escenario ¿son una manera de naturalizar lo inevitable y enseñarnos a aceptar lo que no controlamos, para confrontarnos con lo único asegurado en esta vida? ¿O su intención es recordarnos nuestra fugacidad, a pesar de que muchas, muchas veces nos sentimos inmortales?

Domingo 12 de noviembre del 2023.
Bogotá, Colombia.

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