Rebel delirium

Teenagers a escena (II)

‘En Residència’ es un proyecto que pretende unir jóvenes artistas provenientes de distintas disciplinas artísticas con alumnos de ESO. Bajo el subtítulo ‘Creadores en los institutos’, el proyecto ya lleva un par de ediciones y se ha desarrollado en distintas escuelas de secundaria del área metropolitana de Barcelona. De momento, los residentes participantes han sido artistas que vienen de las artes plásticas y de la música. En la edición de este año han participado 5 creadores distribuidos en cinco institutos de la ciudad y los resultados han sido diversos: desde la creación de esculturas, hasta el montaje de instalaciones conceptuales y acciones poéticas en el paisaje urbano. Todo ello, fruto del trabajo conjunto entre artistas y estudiantes, que durantes varios meses han dedicado horas a la exploración, investigación y creación. En la página web del proyecto (www.enresidencia.org), está explicado y detallado cada uno de los trabajos. Dado los buenos resultados, los organizadores (la asociación cultural ‘A bao a qu’) y las instituciones que le apoyan (ICUB, CoNCA y Consorcio de Educación de Barcelona), se plantean ampliar el proyecto, en futuras ediciones, también para artistas escénicos.

Con motivo del día Día Internacional de la Danza que se celebró recientemente, la asociación catalana que articula el sector (APDC), aprovechó para presentar un manifiesto en el cual, entre otras cosas, pedían a los ayuntamientos que incluyeran la danza en las programaciones de sus teatros municipales. Francesc Guardans, presidente del CoNCA, también apuntó que sería bueno ampliar el programa ‘En Residència’ (el de arriba citado) para los artistas de la danza y el movimiento. Esperemos pues que dentro de poco podamos ver a profesionales de la danza residentes en los institutos. De hecho, en el manifiesto también se pedía que la educación primaria y secundaria tuviera reconocidas algunas horas de expresión corporal y de danza. Sin duda, si se ampliase dicho programa, se vería materializada y cumplida una de las demandas históricas del sector: que la danza esté presente en los centros educativos.

En la columna de la semana pasada hablé de dos ejemplos que me parecían significativos para comentar la fecunda presencia de adolescentes en la escena londinense. Esta semana pude ver otro espectáculo que iba en la misma dirección. En esta ocasión los intérpretes eran chavales entre 12 y 15 años, dirigidos por el artista y director Mark Storor, que ya ha hecho algunas colaboraciones destacadas en la misma línea. Este creador trabaja habitualmente con alumnos de institutos y con personas ingresadas en centros de salud, tratando de buscar otras experiencias en el campo de las artes escénicas. La obra se titulaba ‘The fat girl gets a haircut & other stories’ y se pudo ver durante dos semanas en el Roundhouse, un teatro situado en Camden. El proyecto se inició en 2009, cuando el Roundhouse hizo correr un anuncio por todo Londres llamando a adolescentes que quisieran hacer una prueba para un nuevo proyecto escénico. El briefing era muy claro: había que trabajar a las órdenes de Mark Storor para crear un espectáculo que explorara la transición de la niñez a la adolescencia. Desde la fecha, la «compañía» se ha reunido semanalmente para compartir historias y explorar diferentes formas de trabajo, convirtiéndose ellos mismos en creadores. El resultado ha sido un viaje inusual, inesperado y sorprendentemente poético. En el escenario, los chicos estaban acompañados por tres músicos y su actuación se acompañaba con proyecciones audiovisuales, lo que creaba una atmósfera muy profesional. El espectáculo constaba de un quincena de escenas, cada una de las cuales describía situaciones propias del paso de la infancia a la adolescencia: el descubrimiento del cuerpo, el enamoramiento, las emociones compartidas, etc. La dramaturgia de las escenas era muy conceptual y el uso descarado y sin pudor de materiales como el agua, la pintura o la espuma, junto a la música en directo, le parecía a uno, que el espectáculo tuviera detrás la mano de un Carles Santos o de la Fura dels Baus. Otra vez más, y como comenté la semana pasada, la interpretación y el desparpajo de los jóvenes actores en el escenario era de admirar.

Este espectáculo era una producción comercial de un teatro de Londres, no había ninguna institución educativa detrás. Pero sin duda, la experiencia puede servir para proyectos como los de ‘En Residència’ que apuestan por la unión entre creadores profesionales y estudiantes de secundaria.

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