Diario de Origami

Tras los horizontes, deseos

 

Praga, 23 de abril de 2010

El montaje de Origami me obliga a revisitar los orígenes del texto. Al aplastar mi dolor contra el papel, conseguí detener su tiempo. Lo encerré en el personaje de Aldo y ahora es Pavel quien debe contenerlo, conferirle existencia a lo insoportable. Yo sólo pude escribir mi dolor. Pavel le dará vida.

Aldo intenta escapar hacia adentro. Su único y último obstáculo es Klaudie, la culpa, el preámbulo del suicidio. A su vez, Klaudie intenta escapar hacia afuera. Su único y último obstáculo es Aldo, el miedo, el preámbulo de la libertad. Nunca se han visto dos seres más dependientes el uno del otro. Deseos contrapuestos en tensión constante.

 

Praga, 24 de abril de 2010

Vilma sabe qué se oculta tras la puerta blanca. La vida vista a través de un caleidoscopio infinito. Esta visión sitúa a su personaje por encima de los demás y le obliga a huir de sí misma y mentir para ser comprendida. Al final de la obra, Klaudie reincide en el sacrificio, renuncia, todo lo pierde, y lo sabe y lo siente mientras se mantiene firme en su decisión.

 

Praga, 25 de abril de 2010

En un suburbio meridional de Praga me sobrecoge la visión de una casa desolada en mitad de un solar abandonado con cortinas de plástico blanco en las ventanas y el sol y las nubes jugando a las sombras en su fachada. Sé que he encontrado el nuevo emplazamiento para la obra que estoy gestando en la cabeza, gestándola como una enfermedad inevitable con la que he aprendido a convivir entre ensayo y ensayo; y ella, conmigo. Ya tengo el título y el lugar, y pronto podré comenzar a escribir, tal como ocurriera años atrás con Origami, que no comencé a escribir hasta que no pude ubicarla en un espacio definido. Ese lugar llegó en una postal recogida del suelo en la esquina suroeste de la avenida Paral·lel con la calle Tapioles de Barcelona, me acuerdo como si fuera hoy. La postal contenía una cita que aún no he logrado traducir. Y hoy vuelvo a tener un nuevo lugar y un nuevo título. Ah, por cierto, el título es…

De vuelta a casa, la abuela cotilla del pelo enorme en la barbilla vuelve a sorprenderme en la escalera. Me pregunta el nombre y mi procedencia. Al oír “Španělsko”, abre mucho los ojos y exclama: “Cádiz”, y acto seguido me responde en perfecto inglés: “Carlos, tiene usted un nombre muy bonito”. Atónito, sólo puedo preguntarle: “¿Habla usted inglés?”, y ella asiente en silencio mientras esboza media sonrisa y retoma con sus muletas el último tramo de escalera al tiempo que me dirige una mirada cargada de secretismo que no hay Mata Hari que la supere.

 

Praga, 26 de abril de 2010

Hoy hemos trabajado la antepenúltima escena, la escena del beso entre Aldo y Dora. Los dos actores quedan satisfechos con el resultado. Sus personajes se han amado en escena. Y de verdad. Ella amaba y en su corazón, un interminable desierto de paz. Él, con la zozobra de un naufragio.

 

Praga, 28 de abril de 2010

Penúltima, última y nueva escena del segundo acto con los cuatro actores. Caos inicial, creatividad y principio de orden.

Dos manojos de Lee filters en las manos. Desenfundamos las luces.

 

Praga, 29 de abril de 2010

Ensayo con Vilma y Helena. Las actrices arriesgan y consiguen. Qué lástima no contar con más tiempo hoy. Mañana, más. Lo importante es que seguimos adelante.

 

 

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