Críticas de espectáculos

Última luna de abril / Concha Rodríguez / La Estampa Teatro

Gozosa comedia satírica

La dramaturga y actriz extremeña, Concha Rodríguez, desde hace unos años –concretamente, a partir del estreno en 2006 de «Hoy viene a cenar mi sobrino el concejal»- ha explotado con frescura, agudeza e ingenio el género de la comedia bien hecha, donde el humor y la reflexión van unidos. Su última producción, «Última luna de abril», representada por la compañía La Estampa Teatro de Almendralejo, es una gozosa comedia satírica que ahonda en las complejidades e perplejidades de una pareja de recién casados -marido y mujer ya maduritos, ambos consortes en segundas nupcias- para cuestionar socialmente determinados valores de un mundo materialista y consumista que chocan con la crisis económica presente.

El argumento, urdido de forma muy genuina y reflexiva, se desarrolla con ritmo frenético en la suite nupcial de un hotel donde la noche romántica que intentan pasar los novios, utilizando todas las maneras para «reavivar» la llama del amor, se convierte en un mal sueño en la que corre peligro el matrimonio, a causa de situaciones que evidencian que valores como la honestidad, solidaridad, respeto, compromiso, responsabilidad, etc., no existen en estos desposados y que la necesidad de aparentar -con una boda celebrada por todo lo alto- ha pesado mucho más que la necesidad de amor. Todo ello, sucede en un momento en el que una multitud de parados en aumento se concentra en las proximidades del hotel para iniciar una huelga general.

A lo largo de la obra, concebida como un cuadro más de la vida misma, de un humor inteligente y negro a la vez que no te deja indiferente, sobresalen escenas brillantes como la del recuento del dinero (de los sobres regalados por los invitados a la boda), donde la pareja discute con egoísmo y muy mala uva las aportaciones de las familias de cada uno; y otras, en las que interviene un insólito camarero del hotel (abogado en paro que lo enreda todo hablando del divorcio), que es como una pesadilla cada vez que acude a la habitación de los recién casados.

La puesta en escena esta firmada por Chiqui Paniagua, al que conozco más como guionista y director de cortometrajes que como hombre de teatro (Concha Rodríguez figura como protagonista en «Con zapatos de tacón», uno de sus cortos premiado). Su debut teatral en la dirección artística ha resultado convincente en la articulación y justificación de los recursos teatrales puestos en juego, dentro de un diseño escenográfico y luminotécnico convencional -que realiza junto a Jordi Avellano-. Aunque me da que pensar que ha habido mucho de creación colectiva a lo largo de un montaje perfectamente hilvanado de situaciones cómicas, que se ríen amargamente de la estupidez del protocolo superficial y de apariencia en las bodas de parejas «light», lamentando por otra parte la mala pata de los parados.

En la interpretación, la comedia tiene su mayor baza en la actriz que ha escrito el texto para encarnar ella misma el personaje principal. Concha Rodríguez (Consuelo) con su característico dinamismo y forma de hacer reír y sentir borda ese papel de mujer «light», convertida en el eje de los mejores momentos cómicos. Pedro Montero (Enrique) actúa sin fisuras de ningún tipo logrando una buena química con su pareja protagonista. Y Esteban García Ballesteros es todo un lujo en sus intervenciones como camarero, donde predomina su habitual tono jocoso y los gags hilarantes.

En resumen, «Última luna de abril» resulta una entretenida comedia de crítica social que presenta los suficientes recursos como para enganchar el interés de mucho público.

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