Críticas de espectáculos

Un hombre de suerte/José Luis Alonso de Santos/Juan Luis Galiardo

Balance emocional
Obra: Un hombre de suerte
Autor: José Luis Alonso de Santos
Intérprete: Juan Luis Galiardo
Escenografía: Carlos Evangelista
Imagen y vestuario: Eduardo Úrculo
Iluminación: Felipe Ramos
Dirección: José Luis García Sánchez
Producción: Galiardo Producciones S.A.
Serantes Kultur Aretoa – Santurtzi – 19-03-04
Alonso de santos convoca a los espíritus emocionales para ir desgranando un visión panorámica de los ajustes de cuentas de un ente escénico, de un personaje teatral que toma cuerpo en un actor como Juan Luis Galiardo que logra un efecto de identificación entre lo que se narra y quien lo narra que consigue un efecto multiplicador de la intención del autor. Las preguntas y las dudas existenciales, mezcladas en una estructura casi pirandeliana, en busca de un identidad, de una verdad que llega del recuerdo de una amistad que parece sumisión, pero que se mezcla con toda una suerte de anécdotas y sucedidos, en una historia que para lograr el círculo necesita de muchas etapas, de muchas salidas, aparente de la ruta trazada, pero que acaba siempre en la buena dirección.
Que un hombre hable de la amistad sin recurrir solamente a los exabruptos hormonales y verbales y que en esa irrealidad que plantea el desdoblamiento, el viaje escénico, logre que sus vivencias acaben convirtiéndose en preguntas universales es un muy agradable logro de esta pieza. Se ha buscado esa verdad teatral que tan lejos está del naturalismo, o de la obviedad. En una ambigüedad calculada, con un actor absolutamente en comunión con su público, la vida de ese ex actor de teatro y su relación con otro actor parece un excelente pretexto dramatúrgico, se sirve de elementos tan sencillos, pero eficaces como es un texto que lleve en su seno una duda universal sobre la verdad, la mentira, la memoria, la amistad y el destino, pero que se muestra de manera irónica, con un humor descarnado, con un Juan Luis Galiardo en una magnifica madurez profesional, arropado por una dirección aplicada en aclarar, dentro de un espacio escénico que propicia la transformación. Un buen trabajo, que además deja un poso de reflexión que se alarga en el tiempo.
Carlos GIL

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