Críticas de espectáculos

Un prodigio escénico para todos los públicos

Tercer espectáculo teatral del 69 Festival de Mérida, que estrena ‘Los Titanes‘, inédito y espectacular musical concebido por la talentosa creatividad colectiva de Ricard Reguant, Ferrán González, Xenia Reguant y Juan Carlos Parejo. Una coproducción del Festival y la reconocida compañía extremeña Rodetacón Teatro experta en deslumbrar con sus musicales de temática clásica (como lo fueron «Hércules» y «La bella Helena»), que hicieron vibrar al público del Teatro Romano en ediciones anteriores.

En «Los Titanes» (subtitulado «La furia de los dioses»), que presenta el colectivo, se ofrece una perspectiva moderna sobre una historia legendaria que ha perdurado a través de los siglos y las civilizaciones. Su trama narra la historia mítica, donde Gea y Urano entrelazaron sus esencias divinas y de allí emergieron los Titanes, esos hijos primigenios y grandiosos que dieron forma a nuestro «Mundo». Entre las columnas de un antiguo teatro romano, un celoso guardián se erige como cuentacuentos ante una profesora y su grupo de niños que visita el monumento. El vigilante y la profesora son los portadores de la increíble epopeya de estos seres. Las andanzas de Ceo, Febe e Hiperión se muestran ante nuestros ojos como una danza atemporal de valentía de los tres personajes enfrentando al malvado Draco, mientras los inmortales Cadmo y Hermioney traman sus propias peripecias en el engranaje del destino. Y en la oscuridad acechando están los terribles Calibo y la peligrosa Medusa, cuyos nombres resuenan en la trama como los muy malos.

La narración revela que estos personajes no son tan diferentes de los héroes contemporáneos, como Iron Man, Superman o Wonder Woman. Pues cada era da vida a sus propios mitos, que con el paso del tiempo se convierten en leyendas, dotadas de veracidad o engendradas por la imaginación colectiva. La trama de «Los Titanes», está repleta de aventuras locas, canciones y bailes a todo dar, humor desbordante, chistes que te hacen reventar y magia que te deja con cara de WTF (tal vez proveniente del «Festival Extremagia» que dirige Parejo en la región). Son el caos personificado, una fiesta sin parar, y que nos enseña que en el desmadre también hay una lección escondida, un fondo didáctico que nos muestra por qué somos hoy en día como somos. La obra ingeniada para representar en el majestuoso Teatro Romano emerge como un prodigio escénico para todos los públicos, como un relato contemporáneo de una leyenda antigua que transporta a todos hacia un universo de mitología y esplendor, desatando risas y emociones en cada escena.

En la puesta en escena, el maestro director de musicales Ricard Reguant logra sumergirnos en un viaje mágico y emocionante, lleno de deleite y encanto. Transforma la trama mitológica en un exquisito musical arrevistado, al estilo de Broadway. Con melodías esplendorosas, ofrecidas por la dirección de Ferrán González, que se entrelazan fusionando estilos diversos. En el montaje se alcanza la unidad expositiva entre los elementos artísticos, donde el monumento romano sirve de escenografía, iluminado con perfección por Nacho Arjona, y embellecido por la gran variedad de trajes y tocados de Maite Alvarez y Pepa Casado. La acción es trepidante y llena de variaciones, impregnada del distintivo sello artístico que caracterizó las anteriores obras. Muy vistosas las coreografías de Cuca Pon y Maite Marcos que dotan de mucha vida al escenario, y algunos aspectos novedosos en las interpretaciones, como la participación extraordinaria de una treintena de niños y adolescentes, que también aportan ricura y golpes de humor de manera efectiva. Todo se presenta en una comunión perfecta, en un amplio cóctel explosivo de brillante colorido, que se entrelazan en un ritmo singular de vitalidad y alegría, de diversión y espectacularidad.

Los Titanes de Rodetacon
Coro del CEIP Donoso Cortés de Don Benito

En la interpretación, el espectáculo en general rebosa creatividad y también excentricidad. Ricard Reguant y Xenia Reguant logran sacar un buen provecho en las actuaciones. Sobre todo en los debutantes, como la del rol del cantante Ramoncín (Vigilante y Hermes) que logra dominar el escenario con organicidad y seguridad. Y de la treintena de niños (del coro del CEIP Donoso Cortés de Don Benito) que se mueven con gracia por el amplio escenario y el proscenio -actuando, cantando y bailando- como auténticos artistas profesionales. Todo ello resulta admirable, por ser un trabajo teatral difícil. Y porque está perfectamente logrado.

Luego están, desplegando sus alas en múltiples personajes, Noemi Gallego (profesora y Gea) y Daniel Diges (Zeus y Ceo) que destacan por sus prodigiosas voces, Antonio Abella (Urano y Draco) deslumbrando con una danza de abanicos, Ignasi Stigman (Hiperión) luciéndose con juegos de magia, Joan Carles Bestard (Calibos) un histrión excepcional que arranca carcajadas con sus chistes malos. Y entre risas y asombros, encontramos a Teresa Ferrer (Niña y Febe), Lorena Santiago (Afrodita y Medusa), Patricia Arizmendi (Atenea), Belen González (Hermione), Javier Hueso (Cadmo), Alba Gog (Niña y Crono), Carmen Quintero (Niña y Crono) y el grupo de bailarinas conformado por Carla Hernandez, Monica Solaun, Mirian Arias, Pascu Ortí y Raul Naranjo, quienes entrelazan su arte en una sinfonía completa. Como cantantes-actores-bailarines, despliegan su virtuosismo individualmente o en conjunto en perfecta armonía, sumergiéndose en el universo mítico donde la risa y la poesía se abrazan en una danza celestial.

La compañía extremeña Rodetacón Teatro ha vuelto a tejer sueños con hilos dorados de talento y dedicación, cosechando los frutos de un esfuerzo inmenso. Y así, lo selló con un pacto de gratitud y admiración por parte del público, que aplaudió con vítores largamente en la canción/apoteosis final del espectáculo.

José Manuel Villafaina

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