Rebel delirium

Undermän

Los suecos de la compañía Cirkus Cirkör presentan por primera vez en Inglaterra «Undermän», el plato fuerte del «Circus Fest 2012», cinco semanas de circo contemporáneo en la capital británica. El espectáculo se hace en el Roundhouse (Camden), un espacio increíble e ideal para la práctica circense.

Esta pieza es sorprendente por muchos elementos, empezando por el tempo del espectáculo. Pasan relativamente pocas cosas. Entre número y número transcurre tiempo, el espectador lo palpa, lo siente. Son pocos minutos, pero no estamos acostumbrados, y menos aún en circo, donde la secuencia suele ser frenética. Antes de cada número, los intérpretes se ponen magnesio, prueban los movimientos, limpian el espacio… actúan como si fuera un ensayo. De hecho, uno de los músicos llega de entre el público una vez el espectáculo ya ha comenzado, ¡como si llegara tarde!

Los tres acróbatas son a la vez los responsables de la música, que tiene una gran importancia en la pieza. Un acordeón, una batería, un bajo, un cello, una guitarra, un ukelele… Cuando unos actúan, los otros tocan en directo, relevándose continuamente. La música, junto con un acuradísmo diseño de luces, contribuye a crear una estética impecable.

Los intérpretes visten pantalones tejanos y camisas de cuadros, llevan barbas y pelos rubios, es la viva imagen de lo nórdico. Sus cuerpos son muy corpulentos, parecen leñadores salidos de los bosques, pero sus movimientos son armónicos y elegantes. Hay un contraste muy interesante entre su ruda presencia y la sensibilidad con la que abordan las temáticas. Canciones de amor, tono delicado en los relatos, pero nada ñoño. La pieza comienza con una narración, una historia de amor real, una de esas historias de ascenso meteórico y consecuente caída al vacío. Se conocieron en un teatro, cuando desde el escenario les dijeron que iban a encender las luces y que podrían cambiarse de sitio. (Algo que también sucede en «Undermän»). Se gustaron, aquella misma noche hicieron el amor entre bambalinas. Juntos se fueron al Brasil y crearon un espectáculo que les llevó hasta Las Vegas y a recorrer medio mundo. Al final la historia de amor se acabó y él decidió volver a Suecia. Se juntó con tres amigos de la escuela de circo de Estocolmo, otras tres almas solitarias, que justo acababan de perder a sus partners. «Undermän» es el resultado de este encuentro.

De entre todos los números, cabe destacar la interpretación en rueda cyr, una auténtica maravilla. El juego de malabares es de una ejecución limpísima y está cargado de humor. También hay sitio para el virtuosismo con un cubo de rubik, sencillamente increíble. Pero en mi opinión, el mejor momento llega con los números acrobáticos. De entrada, el número está acompañado de una música exquisita. En este sentido, también son desconcertantes, puesto que en el momento de más riesgo y tensión (cuando suele haber el habitual redoble de tambor), los suecos introducen una música completamente distinta, una melodía que te acompaña suavemente. Algunas de las acrobacias imitan los ejercicios olímpicos de levantamineto de pesas, pero con cuerpos humanos. La salida es espectacular, el más robusto de los tres recoge los otros dos cuerpos del suelo como quien carga con bolsas de supermercado.

Como dice el gran crítico circense Jordi Jané, es bueno y natural que el circo contemporáneo beba de la danza, del texto dramático, de la música en directo, de cuantas disciplinas y técnicas quiera, pero lo más importante es que no deje de ser circo. «Undermän» es un buen ejemplo de esto. El tono y la estética general del espectáculo son muy imaginativos y provienen de lugares muy alejados de la carpa circense, pero en ningún caso la pieza margina aspectos fundamentales del género como son la fuerza o el riesgo.

Ya no es novedoso decir que el circo contemporáneo vive un gran momento. Probablemente el mejor. Seguramente lo que toca ahora es mirar seriamente lo que se hace en las latitudes más septentrionales. Lo digo porque se acaba de celebrar el segundo «Fresh Circus» en París, un encuentro entre profesionales del sector, y mirando la lista de los inscritos, me sorprende el gran número de escandinavos presentes. ¿El relevo de los franceses?

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