Entrevistas

Alfred Picó: «El teatro valenciano se ha consolidado pero vivimos en un más que precario equilibrio»

El fundador y director de la compañía L’Horta hace balance tras 50 años de trayectoria

La compañía valenciana L’Horta cumple 50 años, en los que han realizado más de 3.000 representaciones, han producido más de 40 espectáculos profesionales y han puesto en marcha una sala de exhibición. Toda una trayectoria que fue reconocido el año pasado con el Premio Nacional de Teatro Infantil y Juvenil. Charlamos con Alfred Picó, miembro fundador de la compañía y gestor de la misma y de la Sala L’Horta.

¿Cómo fue la puesta en marcha y los inicios de la compañía hace 50 años?
Fue a comienzos de los años setenta, en un momento marcado por la decadencia del régimen franquista y la efervescencia de asociaciones y movimientos sociales con ganas de hacer cosas distintas y dinamizar la vida sociocultural. Se creaban grupos de música, cinefórums, revistas… En nuestro caso, y animados por un capellán progresista, organizamos una semana de actividades culturales en el barrio donde reside la mayoría de los miembros de lo que luego llegaría a ser L’Horta Teatre. Esa experiencia fue la semilla para la creación del primer espectáculo de la compañía. Después, una cosa llevó a la otra. Y ya se sabe que cuando se prueba el veneno del teatro…

'Horta' artezblai
‘Horta’

Veinte años después de comenzar como compañía, pusisteis en marcha el teatro. ¿Con qué objetivo?
La primera idea no fue hacer un teatro como tal, sino más bien una sala de ensayos y almacén, pero se vio la oportunidad de ir más allá gracias al programa Música 92, a los recursos de la Diputación y a lo que aportamos nosotros mismos. Castellar, nuestro barrio, tiene estructura y mentalidad de población, a pesar de ser un barrio de la ciudad de Valencia. Las infraestructuras culturales de la ciudad quedaban lejos, así que vimos que era el momento de crear un centro cultural privado con vocación de servicio público, a imagen y semejanza de los que tenían muchas poblaciones de alrededor. De modo que uno de los principales objetivos fue la descentralización del acceso a la cultura. Con el paso de los años y la aparición de más teatros en distintos barrios de la ciudad, se ha demostrado que fue una idea acertada.

¿Qué dificultades os encontrasteis por el camino?
Por lo que se refiere a la compañía, los momentos más delicados han sido aquellos ligados a la infrafinanciación en las ayudas, a los espectáculos que no han tenido la venta que esperabas y a los cambios de direcciones artísticas que han provocado replanteamientos de líneas a seguir. En cuanto a la sala, los obstáculos que hemos tenido que superar son los inherentes al hecho de no estar localizados en el centro de la ciudad. Cuando trabajas desde un barrio periférico es más difícil crear tu espacio, dotarlo de contenido, movilizar a la gente y ganar visibilidad. Además, la financiación siempre es precaria. Por otra parte, éramos un equipo muy reducido de personas y teníamos que dividir los esfuerzos entre la compañía y la sala. No fueron unos inicios fáciles, la verdad.

¿Cuál es el sello de la compañía?
Hay unos rasgos característicos que nos definen, porque a lo largo de los años han sido una constante en nuestra manera de encarar las producciones: el empleo de la lengua valenciana; la apuesta por autores y creadores de nuestra tierra; la utilización de la comedia; la preocupación por generar siempre una conexión con el público y la creación de espectáculos con una producción muy cuidada. Todo ello unido a la gran libertad con la que cuentan los directores para crear sus equipos e imprimir su propio sello artístico.

Lleváis a cabo montajes tanto para adultos como para público familiar, aunque se os conoce más por los segundos. ¿Por qué esta apuesta por el teatro infantil?
Desde los inicios como compañía amateur, dedicamos esfuerzos a la creación de espectáculos para niñas y niños, así como talleres cuyo objetivo era incorporar gente a la compañía y dinamizar la oferta cultural. Después, ya en la etapa profesional, las necesidades estructurales de la compañía nos llevaron de forma natural a la creación dirigida tanto a público adulto como al infantil. Estos espectáculos se traducen al castellano y giran por todo el Estado. Algunos de ellos son muy bien recibidos en festivales y tienen una presencia habitual en muchas salas, lo que nos proporciona una mayor visibilidad.

Una queja general de las compañías que hacen teatro para público familiar es que no se le da la misma importancia que al teatro para adultos. ¿Seguimos igual?
Seguimos igual y continuaremos igual; hay “mecanismos” que no cambian con los años. No sé dónde está la solución, pero lo cierto es que, si comparas dos espectáculos con la misma producción, el mismo número de intérpretes y técnicos y los mismos gastos, el caché del espectáculo familiar siempre es menor que el de adultos.

'Familia normal'
‘Familia normal’

¿Cuáles han sido los hitos o momentos principales en vuestra trayectoria?
Hemos vivimos muchos momentos importantes, como el inicio de la etapa profesional junto a Carles Alberola; la inauguración de la Sala L’Horta el 8 de abril de 1995; el año 2012, cuando la crisis casi nos arrasa y se lo lleva todo; los distintos premios que nos han estimulado a seguir y perseverar, y por supuesto el premio gordo, el Premio Nacional de teatro para la Infancia y Juventud 2023. También me gustaría mencionar como hito importante a Roberto García, que ha guiado nuestro destino como director artístico en más de 20 espectáculos.

¿Cómo ha evolucionado el teatro valenciano en todos estos años?
Como en muchos otros lugares, ha habido idas y venidas, pero es evidente que se ha creado y consolidado el sector escénico (no tanto por la voluntad de las instituciones, sino más bien por la necesidad del sector). A lo largo de estos años, se han asentado las estructuras asociativas de muchas de muchas compañías veteranas que todavía existen en la actualidad y han ido apareciendo más espacios como el nuestro. No es menos cierto que ha habido momentos en los que el sector se ha situado al borde de la extinción debido a la falta de inversión y la apuesta por un sector propio. En la actualidad, hay espacios, compañías, circuito, ayudas… pero, ¿hasta cuándo? Hasta la siguiente ocurrencia del responsable de turno. En muchas ocasiones echas de menos la voluntad de ir más allá y sumar a lo que ya se ha construido. También padecemos una sobreproducción de espectáculos, que tienen/tenemos dificultades por buscar nuestro espacio. En resumen, vivimos en un más que precario equilibrio, en el mejor de los casos.

El año pasado recibisteis el Premio Nacional de Teatro Infantil y Juvenil. ¿Qué supuso para la compañía este reconocimiento?
¡La mayor de las sorpresas! Nunca, ni en nuestros mejores sueños, pensamos alcanzar un reconocimiento de ese nivel. Somos una compañía que desde la periferia intenta trabajar duro por hacer cada día mejores espectáculos para la infancia. Nos cuesta mucho mantener la estructura de la compañía y la sala, y siempre hemos tenido la sensación que no podíamos acceder a este tipo de galardones. Para nosotros supone mucho, sobre todo anímicamente, porque refrenda el trabajo hecho, nos da un poco más de visibilidad, nos motiva a seguir en la misma línea y nos empuja a ser mejores. Un reconocimiento así obliga en todos los aspectos y tienes que estar a la altura, por todo ello ¡Gracias, gracias, gracias y….a trabajar!

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